_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

‘Recursos inhumanos’ con un gran Éric Cantona

En la serie, el protagonista vive también su particular infierno como le ocurrió al actor cuando era futbolista

Eric Cantona en 'Recursos inhumanos'. En vídeo, tráiler de la serie. Vídeo: Netflix
Ángel S. Harguindey

Hay tres momentos importantes en la vida de Éric Cantona: la patada que le dio a un espectador en un partido de fútbol; el papel de consejero espiritual en Buscando a Eric, largometraje de 2009 de Ken Loach, y la magnífica interpretación como protagonista absoluto de la serie francesa Recursos inhumanos (Netflix).

El 25 de enero de 1995, el Manchester United, su equipo, jugaba en Londres frente al Crystal Palace. Tras una dura entrada fue expulsado. Cuando era escoltado fuera del campo entre insultos de los aficionados locales, hubo uno especialmente agresivo. Cantona no pudo controlar su ira y se abalanzó en un salto de karateca contra el pecho de Matthew Simmons: multa, 120 horas de trabajos comunitarios y nueve meses sin poder jugar.

En Buscando a Eric, su fantasmal presencia se convirtió en la tabla de salvación de Eric Bishop, un cartero seguidor del Manchester United que hacía tiempo que sobrevivía en un infierno familiar y laboral y que acaba superándolo gracias a los consejos de su admirado ídolo.

En Recursos inhumanos, la miniserie de seis capítulos basada en el libro homónimo de Pierre Lemaitre, también coguionista, nuestro protagonista vive también su particular infierno: tiene 57 años y lleva seis en paro, es humillado con trabajos esclavistas, su situación familiar es tensa y está a punto de perder su vivienda hasta que vislumbra una solución con la posible incorporación a una potente industria francesa. Las malas prácticas empresariales desembocarán en un fingido secuestro con rehenes para comprobar la lealtad de sus ejecutivos a la compañía. Del infierno a la furia, Cantona recorre de nuevo su camino vital en un alarde, eso sí, de una extraordinaria interpretación en una intensa y excelente serie.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_