Clément Chabernaud, de las pasarelas a la portada de ICON en marzo

Se suele asociar la búsqueda de la perfección a un empeño obsesivo. Se imagina a alguien al borde de la locura, dedicando horas y horas enclaustrado, investigando una fórmula exacta y rígida para hacer algo. Pero esa descripción no podría ser más lejana de la realidad. En la vida real, la perfección suele venir a quien no la está buscando.

El modelo Clément Chabernaud, por ejemplo, empezó en la industria de la moda por casualidad: “Veía los anuncios en la calle y me dije: ¿por qué no?” Chabernaud, que está considerado uno de los grandes modificadores de la imagen masculina en el siglo XXI, disfruta de una carrera sólida e inconfundible de más de 20 años, y se ha convertido en un ícono no solo en sentido metafórico, sino también en el ranking del sitio Models.com. Pero aun así, todo fue muy natural para él. “Ha sido una cuestión de continuidad”, explica.

La perfección imperfecta también llega al diseño industrial. Miguel Milá, posiblemente el diseñador español más importante del último siglo, ha visto como los diseños que originalmente proyectó como una opción asequible de mobiliario se convertían en clásicos, disputados en herencias o regalados como parte de un rito de paso. Y él ni siquiera se daba cuenta de qué hacía: “Eso de que yo era diseñador industrial me lo dijo un amigo que me encontré por la calle”, afirma. Su libertad creativa empezó justo cuando dejó de buscarla con insistencia. El día más feliz de su vida fue cuando abandonó la carrera de arquitecto, en 1956: “Por fin me dejan ser yo”, exclamó.

Stephin Merrit, líder de The Magnetic Fields y autor del célebre 69 Love Songs, se estableció como uno de los compositores estadounidenses más prolíficos y brillantes de su generación; a medida que los fans interpretaron sus canciones literalmente, las hicieron suyas en una especie de banda sonora sentimental. Acabaron en mixtapes románticas y en declaraciones de amor. Nada que ver con el objetivo del artista: “Era un disco para rupturas, para escuchar solo”, explica.

Juan Carlos Fresnadillo nunca esperó que su debut como director fuera nominado al Oscar. “Aquello fue un disparo de francotirador. Una experiencia mágica y maravillosa”, reconoce. El actor Fernando Guallar, por su parte, logró ser uno de los actores más solicitados del momento, sin siquiera considerarse cool: “Aceptarlo ha sido un trabajo. Pero es que no es lo mío. ¿Podría haberlo fingido? Sí… Pero no habría sido feliz”.

En este número también abordamos los efectos de la llegada de la inteligencia artificial al porno y el proceso cada vez más difícil de comprar un piso. También un especial perfumes para acompañar a nuestras recomendaciones habituales de moda, hoteles y restaurantes. Todo este sábado, gratis con EL PAÍS.

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