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Los sueños se cosen lentamente: Tíscar Espadas desfila en 080 Barcelona Fashion

La diseñadora jienense presenta en la pasarela barcelonesa una colección de moda sin género y sin etiquetas, que apuesta por la confección de proximidad y por ritmos más sosegados

Los patrones de Tíscar Espadas se construyen a partir de planteamientos escultóricos y gráficos, aunque sin olvidar los principios de la sastrería.
Los patrones de Tíscar Espadas se construyen a partir de planteamientos escultóricos y gráficos, aunque sin olvidar los principios de la sastrería.Gaspar J. Ruiz Lindberg
Carlos Primo

En la vida hay pocas cosas más atractivas que un enigma. Y en la moda este axioma es aún más verdadero. La colección de moda que la jienense Tíscar Espadas presentó el pasado martes en 080 Barcelona Fashion, la pasarela que finaliza su nueva edición este viernes, se explica mejor con términos aproximativos que con definiciones concisas. Las prendas, llenas de cortes y de detalles constructivos insólitos, no son fáciles de definir y, como explica la diseñadora, “la gente dice que les gustan incluso más en persona que en las imágenes”. Lo cual, reconoce, es una dificultad añadida para su venta online, aunque el trabajo de Espadas ha sido bendecido por un singular golpe de suerte.

Las prendas se producen entre Londres y España.
Las prendas se producen entre Londres y España.Gaspar J. Ruiz Lindberg
Un instante del desfile en 080 Barcelona Fashion, el pasado 25 de octubre de 2022.
Un instante del desfile en 080 Barcelona Fashion, el pasado 25 de octubre de 2022.Gaspar J. Ruiz Lindberg
El desfile se abrió con un modelo que enaborlaba un incensario, subrayando la atmósfera de misterio e incertidumbre que Espadas recrea en sus presentaciones.
El desfile se abrió con un modelo que enaborlaba un incensario, subrayando la atmósfera de misterio e incertidumbre que Espadas recrea en sus presentaciones.Gaspar J. Ruiz Lindberg
Los pantalones de construcción compleja, con pinzas y cintura múltiple, son una seña de identidad de Tíscar Espadas.
Los pantalones de construcción compleja, con pinzas y cintura múltiple, son una seña de identidad de Tíscar Espadas.Gaspar J. Ruiz Lindberg

Tras presentar su primera colección en Londres en 2019, un showroom japonés se interesó por sus diseños y le propuso representarlos en el país nipón. “Al principio ni les respondía, no me creía que fuesen en serio”, recuerda la diseñadora. Cuando por fin se animó a contestar a su invitación, descubrió que iban muy en serio: tres años después, su principal mercado es Japón, el único en que sus colecciones están presentes en tiendas físicas. Pero Japón, para la moda de autor, es un mercado que, en ocasiones, suple todos los demás, como bien sabe Sybilla, la leyenda de la moda española de los ochenta y los noventa que triunfó en las concept stores tokiotas en una época en que no tantos diseñadores patrios cruzaban las fronteras.

No sería descabellado, en todo caso, ver en Tíscar Espadas algunos de los rasgos que hicieron famosa a la diseñadora vasca: pasión por las formas descontextualizadas y los juegos constructivos, un uso expresivo de los tejidos y, sobre todo, una atmósfera extraordinariamente sofisticada que dota a sus diseños de alturas casi místicas. Lo demostró el pasado septiembre en Madrid, en un desfile en la puerta de su estudio, y lo ha vuelto a demostrar en Barcelona tras desfilar en Milán y París. Un singular tour, como ella lo define, en el que 080 no es una parada más. “Hacemos una colección por año, y lo que hemos presentado en Barcelona son evoluciones de los diseños base que presentamos en Tokio en julio”, explica Espadas por teléfono. “He disfrutado mucho este proceso, porque cuando creo la colección hago muchas prendas que luego, a la hora de hacer la edición final, se quedan por el camino. En este desfile hemos podido seguir trabajando en la colección sin prisas, lo cual es una suerte, porque en la moda a veces llevamos ritmos desenfrenados. Lo he disfrutado mucho”.

Las colecciones de Tíscar Espadas no son fáciles de reducir a inspiraciones o conceptos concretos. En ellas se pueden ver préstamos deconstruidos de la indumentaria histórica o juegos geométricos abstractos, pero sin una temática definida. Podrían ser trajes de espadachín postmoderno o uniformes futuristas. En los últimos tiempos sus prendas huyen de la clasificación estricta por géneros, aunque están más cerca de la sastrería masculina que de los vestidos de alfombra roja. “Empecé haciendo ropa de hombre desde la sastrería, porque el ámbito de la moda masculina me parecía menos explotado que la femenina. Y, como mujer, me permitía jugar a la incertidumbre”, explica. “Con el tiempo me he dado cuenta de que mi ropa no tiene ningún género. Lo bonito es que pueda cubrir un cuerpo. No pienso mucho si es para hombre o mujer. Cuando construyo la prenda no tengo parámetros preestablecidos, y paso del 2D al 3D, del dibujo a la escultura. Por eso tardo tanto en desarrollar las prendas”.

Esta moda de cocción lenta encuentra un acomodo especialmente adecuado en la pasarela barcelonesa, que este año viene marcada por la sostenibilidad, la circularidad y la búsqueda de ritmos más sosegados. Si LR-3, otra de las firmas participantes, ha creado una instalación a partir de patrones fijos que llevan sin cambiar desde su fundación –cada temporada renuevan los tejidos, pero sin crear nuevas formas–, la moda de Espadas es una suerte de evolución continua de las prendas que presentó en su colección fundacional. De ahí que sus colecciones anuales se denominen Capítulos, o que la producción se lleve a cabo en proximidad. Desde su traslado de Londres a Madrid este mismo año, Espadas también ha tratado de reorganizar la producción de las prendas para tenerla cerca. “Hacemos piezas complejas, así que producirlas no es un encargo sin más, sino una especie de conversación”, explica. “De hecho, en nuestro nuevo barrio, Quintana, hay personas que se dedican a la costura y hemos empezado a colaborar con ellas para hacer algunos prototipos. Esa cercanía tiene sentido”.

En todo caso, el as en la manga de Espadas es la capacidad de evocar en sus desfiles una atmósfera de modernidad y misterio poco habitual en un sector dado a la grandilocuencia. Su romanticismo onírico y con toques surrealistas es, cuenta la diseñadora, una búsqueda deliberada. “La moda también sirve para evadirnos y representarnos, así que presentarla es muy importante. Me gusta crear cosas que te hagan soñar. Hacer que el espectador tenga la sensación de estar viviendo el momento, y que no sepa muy bien qué va a pasar. Que se le ponga la piel de gallina”.

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Sobre la firma

Carlos Primo
Redactor de ICON y ICON Design, donde coordina la redacción de moda, belleza y diseño. Escribe sobre cultura y estilo en EL PAÍS. Es Licenciado y Doctor en Periodismo por la UCM

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