La colección de Palomo Spain para Correos: cómo la moda unió a una empresa centenaria y a otra rabiosamente joven
Las prendas de Palomo x Correos, que se venden en la web de Correos Market, proponen una mirada diferente sobre todo aquello que tenemos asociado a la compañía que lleva décadas trayéndonos todo a casa
Cualquiera que opere a nivel internacional desde un pequeño pueblo sabe lo poco que se puede hacer si detrás no hay una logística capaz de gestionar las exportaciones, o la materia primera con la que se va a confeccionar el producto final. Parece lógico, un tema de primero de Administración y Dirección de Empresas, pero es un asunto del que apenas se habla en las escuelas de moda y que muchos veinteañeros han tenido que aprender a base de disgustos estando ya al mando de sus propias firmas. Sin ir más lejos, le ocurrió al diseñador Alejandro Gómez Palomo (Palomo, a secas, para el mundo) cuando se mudó de Londres a Posadas. En la localidad cordobesa de 7.000 habitantes en que nació montó su marca, Palomo Spain. Siete años han pasado de aquello.
Según datos del propio equipo, hoy la firma de moda –asentada todavía en Posadas– necesita enviar sus prendas regularmente a la tienda Wow Concept en la Gran Vía de Madrid. Eso en relación a su único punto de venta físico, porque por lo que respecta a las compras online desde la página web de Palomo Spain, su canal comercial más fuerte, la mayoría de pedidos provienen de Estados Unidos e Inglaterra, dos países que acostumbran a dar sorpresas en las aduanas. Por no hablar de los desfiles. “Solemos enviar por cada colección entre 30 y 40 cajas”, concretan desde la marca, “sumándole los percheros en los que van las prendas más delicadas”.
En resumen, toda una odisea imposible de resolver si en la marca, según aseguran, no se hubiera recurrido a los servicios de paquetería de Correos, lo cual explica que Palomo Spain haya sacado ahora una colección cápsula y unisex de la mano de esta institución que data de 1716, a modo de homenaje. O mejor dicho, como una forma de agradecerle cada uno de los envíos que han llegado a tiempo a su destino, ya sea al centro de la capital española o, como sucedió en 2019, a Nueva York, cuando tuvo que enviar 39 looks oara su segundo desfile en la ciudad.
A quienes se pregunten si el logotipo de Correos que diseñó José María Cruz Novillo en 1977 figura en esta colección, la respuesta es no: aquí no aparece la famosa cornamusa. Como tampoco se exaltan los convencionalismos del atuendo masculino que el cordobés ha ido desestructurando colección tras colección. En Palomo x Correos, el rasgo más peculiar que sobrevive del diseñador es su clásico pañuelo Twilly, el que puede verse en su reciente desfile de primavera-verano 2022 en forma de corbata medio desabrochada, que para la ocasión se ha armado a mano por artesanos españoles, en un tejido de seda 100% y con las seis letras de Palomo serigrafiadas en el dorso junto con un estampado de paloma. Es una referencia, por supuesto, a la simbología de la firma de moda, aunque con un pequeño guiño al servicio social de paloma mensajera que siempre ha cumplido Correos.
Sobre el pañuelo Twilly, el color verde y el blanco se conjugan igual que lo hacen en las otras cuatro propuestas de esta colección. Hay una camiseta y una sudadera, ambas de algodón suave flocado y con la paloma bordada en la parte trasera, además de una gorra –también de algodón y con un regulador trasero ajustable– que lleva los acabados bordados a mano, y otro pañuelo de seda, esta vez en versión bandana y repleto de nuevo de palomas mensajeras. Todas las piezas vienen con la firma del diseñador, son de edición limitada y se venden en exclusiva en la tienda online de Correos, Correos Market, mientras que en su canal de YouTube está disponible un documental que aclara por qué las dos compañías han decidido trabajar juntas, pese a que de primeras la colaboración choca porque parecen radicalmente distintas. Pero en su esencia, salvando las distancias y el tamaño de cada una, comparten rasgos similares: por su actitud están muy a la par.
En el vídeo de casi 12 minutos se ve al cordobés desayunando molletes de Antequera en la misma mesa que su equipo, con el primer becario que pudo contratar a jornada completa, con otra becaria que acaba de empezar o con Inés, la patronista, que aparece arreglando un pantalón Jodorowsky a la vez que Mariluz, una costurera natural de Posadas, recuerda lo que Palomo le dijo al marcharse a estudiar al London College of Fashion: “Cuando vuelva te contrataré”. Su promesa la ha cumplido. Ahora Mariluz Urraco forma parte de una familia en la que se entra y, si las cosas marchan como hasta hoy, de ella no hará falta salirse hasta el día de la jubilación. Un poco en la línea de Correos: todo aquel que haya nacido en un pueblo seguro que tendrá a un cartero que durante años, a veces décadas, ha llamado al timbre religiosamente para traer algo nuevo.
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