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Siniestro Total, una pelea y una reconciliación antes del último adiós: “La vida une y separa, es así y ya está”

Miguel Costas, la voz original de temas como ‘Bailaré sobre tu tumba’ o ‘Miña terra galega’ volverá, casi 30 años después, a cantar a dúo con Julián Hernández en el doble concierto final en Madrid de la banda de rock viguesa 

La formación actual de Siniestro Total. Al fondo, Jorge Beltrán (saxofonista) y Andrés Cunha (batería), en medio Julián Hernández y Miguel Costas y al frente Javier Soto (guitarra) y Óscar Avendaño (bajo). Foto: RICKY DÁVILA | Vídeo: EPV

John Lennon y Paul McCartney. Los hermanos Gallagher, de Oasis. Los también hermanos Davies, de The Kinks. La historia del rock ha aspirado, en muchos casos, a reeditar la tragedia de Caín y Abel a través de relatos –frecuentemente magnificados– de grandes tándems artísticos rotos en la cima del éxito (o que siguen adelante durante años bajo la estrategia de no hablarse, como Joey y Johnny Ramone) ante la angustia de unos seguidores desolados, que tienen que tomar partido por uno u otro. En España, con permiso de los hermanos Cano, la banda que mejor ha recogido los ingredientes de esta leyenda, con su necesaria combinación de invenciones, suposiciones y realidad, ha sido Siniestro Total, que los próximos 6 y 7 de mayo prevé subir por última vez a los escenarios en un doble concierto de despedida en el Wizink Center de Madrid con el regreso, tres décadas después de su marcha, de Miguel Costas, cantante junto a Julián Hernández en sus años de mayor éxito.

“Ahora somos de nuevo compañeros de grupo y tenemos una relación cordial. No se podría llevar a cabo este encuentro si hubiera malas vibraciones entre ambos”, afirma a ICON Costas, voz original de canciones como Bailaré sobre tu tumba o Miña terra galega (ambas, asimismo, con letra de Hernández); si bien no el primer vocalista, que fue el fallecido Germán Coppini.

El 27 de diciembre de 2021, día en que se cumplían 40 años del debut de Siniestro Total, el multiverso vigués parecía sufrir un quiebre similar al descrito en la película que arrasaba esas mismas Navidades en cines, la de Spider-Man con las tres versiones del superhéroe juntas: un vídeo publicado por la banda mostraba a Miguel Costas en el local de ensayo, interpretando junto a la actual formación del grupo la canción Tipi, dulce Tipi, del disco Menos mal que nos queda Portugal (1984).

La reunión se produjo tras una larga meditación de Julián Hernández, líder y único miembro presente en todas las encarnaciones de Siniestro Total, donde empezó ocupando la batería: “Fue, en un principio, idea de Eugenio Muñoz, nuestro productor de finales de los ochenta y principios de los noventa. Yo le dije que no, que ni de coña, que ya había pasado mucho tiempo. Tardé en verlo, pero al final se lo propuse al grupo para una gira final como la de Rosendo”, revela a ICON, aclarando que la decisión se tomó antes del estallido de la pandemia, que les hizo optar después por la fórmula del concierto único (con segunda fecha añadida después de que las entradas se agotasen en una semana).

Julián Hernández, cantante de Siniestro Total.
Julián Hernández, cantante de Siniestro Total.bernardo perez

El cisma producido por la salida de Costas a principios de 1994 pervivía hasta la actualidad entre muchos seguidores: en los comentarios de casi cualquier vídeo de Siniestro Total en YouTube era habitual leer discusiones entre partidarios del exmiembro, en quien veían una representación de las esencias de la banda, y los de Julián Hernández, que consideraban que este era el auténtico cerebro y aplaudían la audacia creativa de proyectos como La historia del blues (2000) o Land of Opportunity (2011).

“No estoy de acuerdo con esa supuesta bicefalia”, objeta Hernández, “porque siempre se queda fuera de la ecuación [el guitarrista] Xavier Soto. A partir de su incorporación al grupo [en 1985], aportó la música de canciones como Alégrame el día, Fuimos un grupo vigués o La sociedad es la culpable, que son tanto o más marca Siniestro Total que muchas con música de cualquier otro”.

De las razones reales del divorcio nunca se dijo demasiado, más allá de que muchos asumieran que Costas se había marchado por un desacuerdo con el rumbo del grupo, cada vez más ecléctico en cuanto a estilos musicales. “Yo no recuerdo nunca en Siniestro Total una discusión, un debate o algo parecido sobre planteamientos generales, ni ideológicos ni estéticos ni futbolísticos. Las diferencias se hicieron obvias más tarde, cuando Miguel retomó la música con Los Feliz tres años después de irse”, recalca Hernández a ICON.

Costas, por su parte, no duda en señalar su salida de la banda como su “peor recuerdo” y, simplemente, dice de ella que “esas circunstancias, en otra época, quizás no se hubieran dado”.

El grupo Siniestro Total.
El grupo Siniestro Total. Getty

En dicha época, Siniestro Total atraviesa, comercialmente, años de gloria. Tras lograr su primer disco de oro con En beneficio de todos (1990), las actuaciones en estadios a rebosar se suceden hasta cristalizar en un clásico por antonomasia de los directos nacionales, el disco doble Ante todo mucha calma (1992), grabado en Valencia. La conjunción Costas-Hernández, ambos guitarristas junto a Soto y alternándose como cantantes, es imbatible: el humor lacónico de uno pone el contrapunto a la verborrea explosiva y ácida del otro. A continuación, graban por primera vez en Estados Unidos junto a Joe Hardy, productor de ZZ Top, y el resultado es el disco Made in Japan (1993). La banda entra en un estado de hiperactividad, con grandes giras al otro lado del Atlántico, el proyecto paralelo de versiones Os Subxenios y conciertos de réquiem al entonces recientemente fallecido Frank Zappa. Entre tanto, Costas deja de aparecer en los escenarios.

“En enero [de 1994] se estableció una especie de baja temporal para que Miguel se aclarase un poco y decidiese qué iba a hacer de su vida. A la vuelta de esos meses, vio que ese estajanovismo no remitía y decidió apearse del carro”, cuenta Julián Hernández. Preguntado también por ICON, Segundo Grandío, bajista de Siniestro entre 1988 y 2001, se remonta unos años atrás: “Hubo una especie de aleteo de mariposa. En Bilbao [en 1990], Miguel se cayó en una prueba de sonido y se rompió el talón. A los pocos días teníamos un concierto muy grande con Radio Futura en Las Ventas [Madrid] y lo hicimos sin él”. En el libro de conversaciones Tremendo delirio (2002), de Kike Turrón y Kike Babas, el propio Hernández también recuerda ese concierto como “el ensayo de lo que iba a pasar después” y apunta al estrés como causa del abandono final de su excompañero.

En el tiempo posterior, la relación entre Siniestro Total y Miguel Costas se vuelve casi inexistente. “La vida une y separa, es así y ya está”, zanja Hernández a ICON. Subrepticiamente, entre declaraciones en prensa, guiños para muy cafeteros y likes furtivos a opiniones muy concretas en Twitter, parece no haber buena sintonía. En varias entrevistas, Costas manifiesta no sentirse reconocido por su contribución al grupo, expresa malestar por aparecer poco en el documental sobre el 25º aniversario de Siniestro Total Que parezca un accidente (“Es acojonante, no se me nombra. [Germán] Coppini, que está en un disco, sale más que yo, que estoy en doce”, declara a Musicópolis en 2011) y sostiene que sí abandonó por una disconformidad musical.

El grupo de rock Siniestro Total posando en el Wizink Center.
El grupo de rock Siniestro Total posando en el Wizink Center.KIKE PARA

La banda, en 2013, publica un comunicado en su web donde dice “Siniestro Total detesta profundamente los álbumes de éxitos regrabados con colaboraciones y duetos”, después de que el propio Costas editase un álbum de esas mismas características. “No sé a propósito de qué dijimos eso de los discos de duetos y colaboraciones”, asegura Julián Hernández, “pero lo suscribo ahora mismo, ¿eh? Aunque lo haga Jorge Martínez [de Ilegales]”.

Segundo Grandío, que abandonó el grupo en 2001 para centrarse en su estudio Casa de Tolos y la plataforma de conciertos en streaming Tolemias (donde, en ambos casos, han grabado tanto Siniestro como Costas), cuenta a ICON que trató de acercar posturas entre los dos lados. “Intenté catalizar ese reencuentro en alguna ocasión, pero, aunque tenía muy buena relación con Miguel y con Julián, no fui capaz. Que lo hayan hecho ellos ahora me encanta, tener a Miguel en la despedida era vital”, declara. “Cuando él se fue, Julián asumió toda la responsabilidad de mantener el liderazgo y lo hizo muy bien, pero mucha gente consideraba que lo de antes, el todo, era otra cosa. A mi modo de ver, la época de En beneficio de todos, Ante todo mucha calma o Made in Japan fueron los años de esplendor de Siniestro, nos dejaron totalmente marcados y creo que tanto Julián como Soto o Ángel [González, batería] lo piensan también”.

Preguntado por ICON sobre los discos de estudio que Siniestro Total publicó tras su salida (Policlínico miserable, 1995; Sesión Vermú, 1997; La historia del blues, 2000; Popular, democrático y científico, 2005; Country & Western, 2010; y El mundo da vueltas, 2016], Miguel Costas prefiere no opinar: “Sí los he escuchado, pero tengo como norma no valorar los trabajos de los compañeros”. Por su parte, Hernández admite no haber sentido mucho interés por los discos posteriores de Costas. “En cuanto a las letras, me parecían mucho mejores las de Aerolíneas Federales”, dice, en referencia al grupo que el cantante tuvo paralelamente en los ochenta. Sin embargo, concede: “Miguel firmó en Siniestro auténticas genialidades como Mario (encima del armario) o Afunfún, afanfán. Yo no tuve nunca esos chispazos deslumbrantes”.

Para el doble concierto final en Wizink Center, tanto Costas como Hernández confirman que interpretarán canciones de todas las épocas. “Sería un poco cutre en la despedida hacer solo canciones de poco más de una cuarta parte de nuestra historia, que es el tiempo que estuvo Miguel”, reflexiona Hernández. Y avanza: “Todos estamos aprendiendo temas que nunca habíamos tocado. En mi caso, hay temas que solo toqué en su día con la batería”.

Las versiones de Siniestro Total

En el anuncio de sus dos actuaciones de despedida, espectáculo que han bautizado como “El último concierto de Siniestro Total: 40 años sin pisar la Audiencia Nacional”, la banda adelantó que manejaba “una horquilla de entre 40 y 50 canciones” para interpretar en directo. Parece seguro que un buen porcentaje estará reservado a las que han sido todo un emblema del grupo durante su trayectoria: las versiones. A lo largo de cuatro décadas de historia, la banda ha convertido Sweet Home Alabama, de Lynyrd Skynyrd, en Miña terra galega; Highway to Hell, de AC/DC, en Somos Siniestro Total; In-A-Gadda-da-Vida, de Iron Butterfly, en No me lavo en la vida; o Do the mutilation, de The Revillos, en Opera tu fimosis. Este mismo mes de abril, Trama Editorial publicó el libro Folla con él, una recopilación de las versiones de Siniestro Total elaborada y comentada por Julián Hernández, cuyo título procede de otra de las traducciones libres que el grupo manejó para Highway to Hell.

Como el propio Hernández reconoce en el epílogo, el cancionero contiene “trazas de memorias encubiertas”, con multitud de curiosidades biográficas para el fan completista, algunas letras nunca antes publicadas y claves, en ciertos casos, sorprendentes sobre el significado de algunas referencias. Folla con él incluye un agradecimiento a cada uno de los miembros históricos de Siniestro Total, que pasarán, casi en su totalidad, por el Wikink Center.

Además de Miguel Costas, con quien la banda recuperará el formato de tres guitarras que caracterizó su sonido a principios de los 90, el doble concierto contará con la participación puntual de Alberto Torrado y Segundo Grandío, respectivamente primer y segundo bajista del grupo, un puesto que desde 2001 ocupa Óscar Avendaño. “Me hace la hostia de ilusión, a pesar de haberme ido hace 20 años. Casi todo lo que aprendí, lo aprendí de Siniestro Total. Fue la mejor escuela y coincidió con los mejores años de mi vida”, dice a ICON Grandío, quien, además, se encargará de la grabación del concierto con su sello Casa de Tolos.

En cuanto a Ángel González, batería del grupo desde 1988 hasta su baja por enfermedad en 2018, Hernández dice a ICON que “a día de hoy, sigue de baja y probablemente no esté”. Andrés Cunha, su sustituto, y Jorge Beltrán, saxofonista de la banda desde 1995, completan, en principio, el plantel de músicos que se verá sobre el escenario. Pese al afán casi dylaniano con que Siniestro Total ha introducido arreglos y variado sus canciones clásicas a lo largo de los años, Costas afirma que, para este concierto, tanto en el caso de las nuevas como de las antiguas, “aprenderlas no ha sido difícil” y “ha habido muy buen rollo para cuadrarlas”. “Nos conocemos musicalmente muy bien”, afirma.

Tras la despedida de Siniestro Total, Miguel Costas adelanta que planea seguir en activo y dando conciertos. Bajo el nombre Costas, el músico ha publicado en los últimos años los discos Condenados a Costas (2008), Costas is back (2011), Alguien tenía que hacerlo (2013) y No me cuentes tu vida (2016). Por su parte, Siniestro Total ha matizado que su retirada se ciñe a los escenarios y deja la puerta abierta a seguir editando canciones. “Teníamos que habernos separado como los Hombres G para volver más tarde en loor y olor de multitudes. ¡Un error lo tiene cualquiera!”, lamenta Hernández, con sorna. “Creo que 40 años es una cifra más que respetable y, con los sesenta cumplidos, hay que medir las fuerzas y pensarse muy mucho en lo que te embarcas. Siempre citamos el caso de Miguel Induráin, un fuera de serie con cinco (¡5!) Tours en su haber, récord sólo igualado por otros tres hombres antes que él y nadie después. La presión mediática le obligó a correr el sexto y, como él mismo predijo, tuvo que abandonar. Ahora, mucho Nadal y mucha hostia y nadie se acuerda del mejor deportista español de todos los tiempos. Moraleja: retírate antes de que te llamen vieja”.

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