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Kiko Veneno: “Lo más relevante que ha pasado en la música andaluza desde Paco de Lucía, Camarón y Enrique Morente es Rosalía”

Su nuevo disco, ‘Hambre’, será publicado en junio. Lo ha retrasado la pandemia, que también se llevó a la madre del cantautor. Hablamos con él sobre política, Rosalía, C. Tangana, las huelgas del pasado y la cultura del futuro

Kiko Veneno
Kiko Veneno, fotografiado en Sevilla.Akimoski

La policía local se encuentra identificando a un par de personas sentadas en un banco en la sevillana Plaza de Armas mientras espero a José María López Sanfeliu (Figueras, 1952). El hombre popularmente conocido como Kiko Veneno aparece ataviado con chupa vaquera y un jersey rojo, saluda afable con un toque de codos y, aún con la mascarilla puesta, su semblante es inconfundible. Se la baja de vez en cuando para hablar, jovial y animado durante la hora y media de una conversación en la que también deja volar y se entretiene por el camino con constantes digresiones, a veces más divertidas y relevantes que el tronco de la conversación. La excusa para la entrevista es la inminente edición de Hambre, undécimo álbum de uno de los autores fundamentales de la música popular en castellano, aunque, como siempre, eso da pie a hablar de otras muchas cosas.

Hambre es un título muy poderoso. Sí, los únicos que tengo con una sola palabra son Veneno y Hambre, pero a mí no me parece tan impactante, porque el hambre es uno de los motores de nuestra vida, y no me refiero precisamente al hambre intelectual o de justicia, sino a la física. Desafortunadamente, el mundo necesita un nicho de mercado de hambre muy grande para mantener a la mayor parte de la población acojonada. Esa es la idea de partidos como Vox, pensar que los pueblos a los que hemos expoliado van a venir a quitarnos la comida. Es una maniobra que no puede ser más ruin ni más miserable, pero refleja una realidad. Ya no les queda ni el sentido de la caridad cristiana, es de una poca vergüenza… Jesucristo, mira qué buena gente era, el pobre. Si levantara la cabeza y hubiese visto esto…

La pandemia parece muy presente en estas nuevas canciones. No, no tanto. Yo tenía diez o doce temas del disco anterior que todavía no estaban terminados. A veces a las canciones tienes que darles mucho recorrido para que te vayan hablando y se vayan poniendo en su lugar, desde el patio de atrás de tu inconsciente. Después salieron temas como Días raros, que habla de esa época en que muchos españoles conocieron por fin a sus vecinos a los que había estado ignorando, o Luna nueva, donde meto la palabra “confinación”, que debo de ser yo el único español que la ha usado. Pero no hay mucho más.

Aunque le afectó a otros niveles, ¿no? Sí, falleció mi madre, con 95 años, de coronavirus. Me pude despedir de ella porque los dos últimos días de su vida, con muchas medidas de precaución, me dejaron entrar en la residencia y le pude dar la mano y besarla por última vez. Lo primero que me llamó la atención de la pandemia fue cómo la naturaleza nos aplaudió. Cómo en tres meses sin aviones ni nada de eso mejoró la vida del campo, de los pájaros, la salud vegetal y animal. La naturaleza está deseando que nos volvamos a encontrar con ella. Es un mensaje extraordinario. Y, en general, creo que la gente ha tenido buen aguante. Se advierten algunas señales de que puede haber un cambio de ciclo, pero también con el temor de que el nuevo sea peor. Parecía que no podía gobernarnos nadie peor que Aznar y ahora está la amenaza de Ayuso. ¿Puede haber alguien más inapropiado para dirigir los asuntos públicos? Una persona despectiva, cínica, inculta, hipócrita, borde, sin ningún tipo de formación moral y humana… Pero la música sigue, los libros siguen, hay las claves de un mundo nuevo que parece que se podría humanizar más. Sobre todo con el gobierno de Pedro Sánchez, que parece que quiere resocializar lo que han desocializado sus excompañeros del Partido Socialista durante tantísimos años.

Hace poco, firmaba una tribuna en EL PAÍS mostrando su preocupación sobre a dónde va la cultura como oficio. Es que ha sido una crisis brutal. No estamos hablando de la crisis de la metalurgia de Los lunes al sol, que eran cinco mil familias. Esto son cientos de miles de familias las que están afectadas. Somos más numerosos que muchos colectivos sociales, pero no tenemos sindicatos, una estructuración, ni siquiera un epígrafe específico en la seguridad social. Nuestro sector está en la desprotección más absoluta. Estamos ahí para animar la fiesta, que la gente cante y baile, pero luego se nos deja en el rinconcico, a punto de sumidero para que nos puedan dar la patadita.

Se ha puesto muy de actualidad ahora por su aparición en el Tiny Desk de C. Tangana. ¿Estaba muy ensayada la actuación? El Niño de Elche lo grabó por la mañana, y Antonio Carmona y yo por la tarde. Hicimos el directo siete veces hasta que se quedó la toma buena. Es un fenómeno muy peculiar el que está pasando con su disco, porque Antón ha dado un giro inesperado en su carrera y yo creo que es muy interesante. Ha conseguido que el público español se dé cuenta de la importancia de nuestro género patrio. Hablo con esta terminología facha para que me entienda todo el mundo, porque las canciones mías también les gustan, hay gente de Vox que canta el Volando voy. Además, es un disco multigeneracional. Frente al súperlujo y la evanescencia, él pone una mesa con gente cantando y bailando y pasándolo bien. Yo encuentro gente de los taxis que me dice: “Te he visto en el video ese de Tangana, ¡qué bueno!”. Lo ha visto todo el mundo.

El indécimo disco de Kiko Veneno se titula 'Hambre'.
El indécimo disco de Kiko Veneno se titula 'Hambre'.Alicia Albiñana Domingo (Kaothic Alice)

También se está hablando mucho últimamente de un nuevo andalucismo en la música popular de tu tierra. No sé muy bien de lo que me hablas. Para mí lo más relevante que ha pasado en la música andaluza desde Paco de Lucía, Camarón y Enrique Morente es Rosalía.

Que es catalana. Eso lo dices tú, yo no lo digo. Que sea catalana me parece un dato anecdótico. Verás tú, yo soy detector de mentiras. Los músicos tenemos que serlo, porque constantemente se nos vienen a la cabeza versos facilones, rimas copiadas, y si tienes un mínimo de honradez lo primero que detectas es si una música sale de dentro y a qué profundidad está el volcán. Ahora, como sucede con los políticos, lo primero que se mira es la apariencia, pero nosotros no podemos vivir de eso, debemos alimentarnos de nuestra excavación arqueológica personal. Así que sí: Rosalía, Rosalía y Rosalía. Y Pablo Iglesias, Pablo Iglesias y Pablo Iglesias. ¿Por qué te digo esto? Porque todo el mundo lo niega, niega la evidencia. No se dan cuenta de que cuanto más lo niegan, más lo aceptan. Desde que está Pablo Iglesias, las condiciones para el fraude se han puesto más difíciles para los poderosos. Con Rosalía hay la postura de “todo lo que hace ahora es una mierda, ahora está con los modernos estos del reguetón y tal”, ¡y estos son los que la aceptaban! Imagínate los que la saludaron como una intrusa, una apropiacionista cultural y una impostora, pero ahora hasta los que la adoraban ya están preocupados. De Refree decían que era un guitarrista que no sabe tocar flamenco, pero es que el que estaba con La Niña de los Peines tampoco sabía tocar, es lo que no se quieren enterar esta gente, ¿sabes?

Su primera actuación en público fue en la Universidad, aquí en Sevilla, ¿no? ¿Qué recuerda de ella? Fue amenizando una huelga, cantando temas de Bob Dylan y de Paco Ibáñez. Yo estudiaba Filosofía y Letras. Mi primera canción la compuse allí, se titulaba Ya somos libres, en 1970 ó 71. La letra decía: “Ya somos libres, ya podemos elegir entre Galerías Preciados y El Corte Inglés”. Franco todavía estaba vivo, mandando y fusilando a gente.

¿Cuál diría que es la canción más importante que ha compuesto? [Enfático] Volando voy. Sigue estando viva y siendo muy actual. Nunca te puedes aburrir de ella, porque es una fuente de felicidad. Era una canción que formaba parte del repertorio de mi primer grupo, Veneno, lo que pasa es que éramos tan precarios, teníamos tan pocas actuaciones, que no se conocía. Intentamos grabarla en una bodega con (el productor) Ricardo Pachón, pero se pasó de dosis, nos llevamos una borrachera de vino muy grande, y no pudimos sacarla. Un día, Camarón vino a mi casa, me la oyó cantar, me dijo que le encantaba y me pidió permiso para interpretarla él en La leyenda del tiempo. Yo le dije: “Pero, mi alma, ¿cómo te voy a decir yo que no la cantes?”.

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