_
_
_
_

Villa Magdalena, el imponente museo donostiarra en el que Cy Schnabel te invita a su casa

Creció rodeado de nombres ilustres, se formó en Nueva York y conoce como nadie el arte emergente de medio mundo. Sin embargo, a la hora de dar forma a su proyecto vital, el comisario ha elegido una localización atípica y cautivadora: el hogar de su madre en el monte Igueldo

Ianko López
Cy Schnabel, con chaqueta y pantalón Hermès, ante la obra 'Untitled' (2004) de Alejandro Garmendia.
Cy Schnabel, con chaqueta y pantalón Hermès, ante la obra 'Untitled' (2004) de Alejandro Garmendia.Antonio Macarro

“Pretendo aportar algo nuevo y fresco”. Cy Schnabel (Nueva York, 28 años) tiene un propósito en la vida y, para cumplirlo, ha abierto una galería de arte en Villa Magdalena, la casa de su madre –la diseñadora, actriz y modelo Olatz López Garmendia– en San Sebastián. Allí expone creadores españoles e internacionales de distintas generaciones: el programa de este año incluye a la coreana Mie Yim, de la que acaba de inaugurar su primera individual en España, y la sevillana Cristina Lama, que la relevará en verano.

Y se plantea funcionar en el futuro también como una residencia de artistas. Seguramente solicitudes no le faltarán: hay que decir que al visitante –que accede siempre con cita previa– le resulta difícil centrar su atención en el arte una vez que ha llegado hasta la casa, alzada sobre el monte Igueldo y con unas apabullantes vistas a la ciudad y el mar. “El espacio es increíblemente único”, admite. “Pero pensé que hacer mi proyecto aquí lo distinguiría de los demás. La idea era crear un tipo diferente de experiencia en la que te invito a mi casa”.

Se ha buscado precedentes bien documentados, y son de postín: “Está el galerista Gavin Brown, que antes de abrir su galería de Nueva York comenzó a realizar exposiciones en su apartamento del Upper West Side y en las habitaciones del Hotel Chelsea, como la que le organizó a Elizabeth Peyton en 1993”.

Su nombre de pila se lo debe al pintor Cy Twombly, quien, como Andy Warhol o George Condo, era uno de los tótems del arte norteamericano del siglo XX que colgaban en las paredes del palazzo Chupi, la casa diseñada por su padre, el pintor y cineasta Julian Schnabel, donde Cy pasó la mayor parte de su infancia. Julian lo convirtió en el monumento de arquitectura posmoderna sin complejos que ahora es, y que The New York Times ha descrito como “el Xanadu de Ciudadano Kane flotando muy por encima de los restos del West Village”. Pero hace no tanto fue un modesto edificio industrial de tres pisos que había tenido vidas anteriores como fábrica de muñecas y caballerizas de la policía.

Esta metamorfosis simboliza de alguna manera la propia evolución de ese y otros barrios de Manhattan durante las dos últimas décadas: “Cuando yo era pequeño mis padres tenían una relación muy cercana con la élite cultural, la intelligentsia de Nueva York”, recuerda. “No soy muy de dar nombres y apellidos, pero nuestros vecinos eran Lou Reed y Laurie Anderson, con los que cenaban casi todas las noches en Wallsé, un restaurante austriaco del barrio. En esa época había una sensación de comunidad de artistas muy orgánica y natural. No era un ‘mira esta gente tan famosa que se reúne’. Mis mejores recuerdos son de cómo era Nueva York entonces, más comunitaria y orientada al vecindario. Ahora está perdiendo esa esencia vanguardista para hacerse muy comercial”.

Jorge Galindo y Felicidad Moreno en la exposición 'Some tendencies in spanish painting now'.
Jorge Galindo y Felicidad Moreno en la exposición 'Some tendencies in spanish painting now'. Antonio Macarro

Quizá por eso haya buscado nuevos horizontes en San Sebastián, donde pasaba los veranos de esa misma época dorada. Villa Magdalena podría ser para él, más que un asunto profesional, un proyecto de vida: “Aquí tengo familia y paso mucho tiempo con mis amigos. A muchos los conocí a través del surf o del skate. También tengo otros que son artistas locales jóvenes, como Gabriel Coca, Iñigo Sesma o Sebas Velasco. Es una mezcla bastante buena”.

De la ciudad también valora su cultura y su gastronomía, o el cercano museo Chillida Leku, pero cuando le cito el término Ñoñosti, con el que los propios donostiarras se refieren a ella cariñosamente (o a veces no tanto), aquello le resulta muy familiar: “Sí, lo he oído, y supongo que se refiere a que aquí son burgueses, o que están muy orgullosos de sus cosas. Es una ciudad pequeña y quizá no hay una escena artística muy activa ni suficientes jóvenes presentando nuevos proyectos curatoriales. Por eso pensé que yo podría hacerlo gracias a mi experiencia, que es internacional pero también tiene raíces locales”. Y cita a su madre como ejemplo de donostiarra con amplitud de miras: “Ella nació aquí, se crio en París y luego volvió, después estuvo en Barcelona, Italia, Nueva York... Me gusta esa combinación de apreciar lo de aquí y mantener un punto de vista más abierto al mundo y a otras culturas. Gracias a ella tengo un background multicultural: me siento vasco y español, y también neoyorquino, más que norteamericano”.

Olatz vive ahora en México, como el hermano gemelo de Cy, Olmo (por Olmo Dalcò, el personaje de Gérard Depardieu en Novecento). Allí los visita a menudo. Ciudad de México, donde dio sus primeros pasos como comisario de exposiciones tras estudiar Ciencias Políticas en Nueva York, también se ha convertido en una cantera para la galería. “Allí estoy viendo muchas expos y visitando estudios con la idea de decidir los siguientes pasos”. Parece entonces que Villa Magdalena no va a ser un proyecto efímero. O así podemos interpretar sus palabras: “Aquí me siento en casa”.

Algunas de las obras, de Grillo Demo (izda.) y Julian Schnabel (dcha.).
Algunas de las obras, de Grillo Demo (izda.) y Julian Schnabel (dcha.).Antonio Macarro

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Ianko López
Es gestor, redactor y crítico especializado en cultura y artes visuales, y también ha trabajado en el ámbito de la consultoría. Colabora habitualmente en diversos medios de comunicación escribiendo sobre arte, diseño, arquitectura y cultura.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_