Enfant Précoce: cómo triunfar en el arte, la danza y la fotografía y seguir sin poder llegar a fin de mes
Hace dos años una campaña autogestionada frente a los museos más icónicos de París le lanzó al estrellato en redes sociales. Hoy, este artista de origen camerunés alterna su faceta de pintor y bailarín con la de tatuador y retratista furtivo. Sigue teniendo problemas para pagar el alquiler
El motivo por el que Francis Essoua (Camerún, 1989), más conocido como Enfant Précoce, se apartó temporalmente de la danza y se planteó la pintura como algo profesional fue meramente económico: “Con 300 euros no se puede vivir en París”, apunta. Este niño precoz (de ahí su apodo artístico) es un autodidacta todoterreno, cuya primera vocación fue bailar. Sobrino de un conocido escultor y artista plástico camerunés, lleva en Francia desde los siete años pero no ‘conoció’ a Basquiat, su principal influencia, hasta los 21, cuando pudo observar una de sus pinturas desde cerca durante la subasta que organizaba una amiga. “Para mí, sin educación artística ni acceso al mundo del arte, aquello era un ejemplo de lo que un joven artista podía conseguir”, recuerda. Entre trabajos en diferentes tiendas de la ciudad, empezó a garabatear cuadernos y, más adelante, a plasmar el mundo que le inspira a través de la moda o la música, siempre centrándose en las vidas de los descendientes de africanos en Europa.
“Tienes que trabajar para ti mismo. No trabajes para otros, lábrate un futuro con un proyecto propio”. Esto fue lo que le dijo su madre al reencontrarse ambos 14 años después en el funeral de su abuelo. Y se puso manos a la obra. Se perdió por motivos personales la Bienal de Venecia, pero su trabajo fue seleccionado para el Dak’Art en 2018. Un año después, un amigo le surgió que se hiciera una foto en la plaza de República de París con el cuadro que iba a regalarle. Inmediatamnete, él mismo se convirtió en parte de su obra. A pesar de su reticencia inicial a aparecer junto a su trabajo, una serie de imágenes suyas sosteniendo un cartel en el que se leía Exposez-moi (exponedme) frente de los principales museos y atracciones turísticas de París se hicieron virales. Dieron paso a un documental y al inicio de su carrera que no ha parado de crecer y en la que se difuminan las líneas entre el contenido y el creador del mismo.
Con más de 38 mil seguidores en Instagram, Essoua ha colaborado con H&M, Dior o Kid Super (para quien hizo una performance en su desfile para la colección otoño-invierno 2020) sigue alternando su faceta de artista con la de bailarín (ha formado parte del grupo La Marche Bleue). A pesar de que en su arte se pueden ver trazos del ya mencionado Basquiat e incluso de Hockney o Picasso, él afirma que su influencia mayor es su entorno y los lugares donde hay sol. “En París todo el mundo va de negro o gris, pero yo a veces me veo antes de salir por la puerta y puedo llevar rojo, verde, amarillo, morado y azul juntos”, dice entre risas. El color y la moda son otra forma de expresión, asegura este artista polifacético que últimamente ha añadido la fotogfía analógica a las disciplinas que practica. Se ha abierto una segunda cuenta personal en Instagram para mostrar esta faceta de su trabajo. “Empecé en Dakar hace un tiempo y es algo que ya no puedo dejar. Suelo usar un par de cámaras aunque tengo seis y cada vez que paso por tiendas de fotografía no puedo evitar mirar el escaparate”, confiesa. Hace tres años que creó su última cuenta (@tatouagesdenfant) cuando empezó con el handpoke y decidió probar el tatuaje como otra extensión artística de su trabajo. “Y para pagar las facturas”, asegura volviendo en círculos al lugar en el que empezó esta historia. “Ya me gustaría, pero no vendo cuadros todos los días…”.
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