La becaria de turno
Lo menos que se le puede pedir a un presidente es que para sus infidelidades se vaya a un hotel
Lo menos que se le puede pedir a un presidente es que para sus infidelidades se vaya a un hotel
El ego infinito (yo soy mejor que el otro) se sublima en las contiendas electorales. El otro es peor. Vótame a mí que lo haré divino.
Las primarias republicanas se han convertido en una carrera o puja entre millonarios, en vez de un ejercicio de deliberación y de democracia.
Sin consenso interno sobre ello, el Gobierno debe decidir sobre el matrimonio homosexual
En Davos, la economía mundial deja de ser un baile de disfraces para convertirse en un aquelarre a cara descubierta
Dirigentes del partido aseguran que el líder republicano ha logrado acabar con las luchas intestinas dentro del partido
El mural pop de 2.000 metros de la antigua Tipel de Parets del Vallès complica su alquiler