Junqueras acaba con las pugnas y logra pacificar ERC

Oriol Junqueras ha conseguido, de momento, lo que nadie había logrado en Esquerra: la paz. Dirigentes de diferentes niveles de poder y territoriales coinciden en asegurar que se han acabado las luchas intestinas en el partido y se afanan en transmitir la idea de que las aguas turbulentas, que siempre han zarandeado el partido a lo largo de su historia, han sido apaciguadas.

La balsa de aceite en la que flota actualmente ERC se materializó en los congresos regionales que el partido ha celebrado durante las últimas semanas y que han llevado a la renovación de la dirección de las nueve federaciones regionales (las ubicadas en Cataluña) y de las tres territoriales (País Valenciano, Baleares y Catalunya Nord).

Esta situación dista, y mucho, de la vivida hace cuatro años, en el congreso nacional de 2008, marcado por la lucha cainita entre los cuatro candidatos que se presentaron a presidir el partido: el vencedor Joan Puigcercós, Joan Carretero, Ernest Benach y Jaume Renyer. La dinámica convulsa de este cónclave se repitió en los congresos territoriales que se celebraron justo después. La concatenación de tropiezos electorales de los últimos años precipitó la dimisión de Puigcercós en mayo, relegado ahora a tareas parlamentarias. El expresidente ya no tiene ni despacho en la sede de la calle de Calàbria y poco a poco se va retirando de la primera línea. política en favor de la cúpula actual.

Ánimos en alza

La crispada situación allanó el camino a la aparición de un nuevo líder, ajeno a las luchas entre familias y capaz de unirlas a todas. El discurso de Junqueras, siempre en clave positiva y nacionalista, de tono épico y dirigido a la víscera independentista, ha conseguido levantar los ánimos de las bases republicanas, hundidos ante tanta derrota en las urnas y magullados por tanta lucha fratricida.

Los republicanos parecen haber aprendido la lección y viven ahora momentos dulces y plácidos, al menos durante tres años. Para ese periodo no se prevén nuevas citas electorales y la nueva dirección tendrá tiempo de consolidar su estrategia, con el objetivo de volver a seducir a su electorado perdido. En los últimos comicios legislativos, ERC consiguió frenar la tendencia de caída libre y mantener los tres escaños en la Cámara baja.