Kevin Costner llega a los 70 hipotecado y reconvertido en un soltero de oro de Hollywood
Su empeño por hacer realidad su sueño cinematográfico le ha costado dos mediáticos divorcios y parte de su fortuna. Pero hoy, por fin, el actor, director y productor está haciendo realidad la idea que tuvo hace cuatro décadas


“No voy a dejar que nada me detenga”, afirmaba Kevin Costner (Lynwood, California, 70 años) en una entrevista con Deadline el pasado mes de mayo. El actor y productor sabe cuál es su sueño y, como ha demostrado, hará lo necesario para alcanzarlo. En los últimos años, ha hipotecado cuatro de sus casas y ha invertido 100 millones de euros en el que está llamado a ser el último gran proyecto de su carrera, con el que busca desmitificar el llamado sueño americano y contar la historia de Estados Unidos como, según él, realmente es. Pero en este camino ha perdido mucho más que dinero: la vorágine creativa y el exigente rodaje de su saga de películas Horizon le distanció de la que había sido durante 18 años su esposa, Christine Baumgartner (California, 50 años), madre de sus tres hijos menores. Lo que derivó en un mediático y multimillonario divorcio en 2023.
Este 18 de enero Kevin Costner cumple 70 años y lo hace en un momento de transición en su vida, centrado en finalizar las grabaciones del ambicioso proyecto Horizon: An American Saga —solo ha estrenado una de las cuatro películas previstas— y convertido en uno de los nuevos solteros de oro de Hollywood —aunque ahora esté hipotecado, sin ahorros y a la espera de que estas cintas sean un taquillazo—. Desde su divorcio, su nombre se ha relacionado una y otra vez con diferentes figuras de la cultura estadounidense. La última de ellas ha sido Jennifer Lopez, quien este mes de enero ha llegado a un acuerdo de separación de su hasta ahora marido, Ben Affleck.
“Soy un tipo blanco de 1,80 metros que hace películas de vaqueros y de béisbol y se las arregla para hacer de héroe”, así se definió el intérprete en la revista Rolling Stone en 2019 después de más de cuatro décadas de profesión. Y no le falta razón, ya que se ha convertido en un referente del género del wéstern no solo por su trabajo como actor, sino también por su papel como director y productor. Nunca le ha importado lo que el público pudiese opinar sobre él después de tener una conversación personal consigo mismo. “Me dije: ‘Me importa una mierda lo que digan los demás, esto es lo que quiero hacer, y voy a ir donde mi corazón quiera ir’. Y nunca más voy a dejar de hacerlo en mi vida, ni voy a dejarme atrapar por las modas y lo que es popular”, reconoció en la mencionada conversación.

Este mismo convencimiento le ha llevado a los dos fracasos personales más sonados de su vida, y que han estado muy unidos a la faceta profesional. Después de encadenar un éxito tras otro, llegó la película que supondría su caída en Hollywood: Waterworld (1995). Todo lo que podía salir mal, salió mal: el presupuesto se triplicó, dos huracanes destruyeron los decorados y no obtuvo el éxito esperado entre la crítica y los espectadores para una producción que pretendía incluso construir sus propios parques de atracciones. Esta cinta le costó la reputación, dinero y también su matrimonio con Cindy Silva, su novia de adolescencia con la que había tenido tres hijos. Ese divorcio, como ocurriría 30 años más tarde con su segundo matrimonio, hizo las delicias de los tabloides especializados del momento. Ambas le reclamaron millonarias indemnizaciones, y los tensos procesos judiciales le convirtieron en el protagonista de titulares en todo el mundo. En ambos momentos se habló mucho más de su vida personal que de las películas y series que protagonizaba, algo que nunca ha gustado al actor, que siempre ha preferido mantener este aspecto en la intimidad.
Pese a su fama, su experiencia laboral no ha sido del todo satisfactoria. Es una realidad que la década de los ochenta y principios de los noventa fue su momento de mayor éxito, llegando a ganar siete premios Oscar con Bailando con lobos (1990), película que supuso su debut como director. Pero a partir del primer fracaso no consiguió el objetivo que buscaba y tuvo que resignarse a aceptar propuestas que eran un acierto seguro para el espectador: romances deportivos, pelis de acción y dramas históricos. “Cuando empecé a hacer cine no me pagaban nada, después me pagaban mucho y ahora tengo que pagar yo”, comentó durante una rueda de prensa en el último festival de cine de Cannes, donde presentaba Horizon.

Si algo ha demostrado desde sus inicios en la industria es que es una persona resiliente: se mudó a Hollywood para conseguir los primeros papeles como actor, y hasta que ese momento llegó trabajó como guía turístico, pescador e incluso conductor de camiones. En Reencuentro (1983) estaba llamado a tener un papel principal, pero solo aparecieron en escena las cicatrices de sus muñecas. Como demuestra la historia, eso no le frenó. Eso sí, desde 1988 su sueño siempre ha sido el mismo: producir, dirigir y actuar en una película que contase la historia real de Estados Unidos. Llegó incluso a encargar el guion, pero su objetivo no pudo cumplirse hasta el año pasado, cuando su trabajo al fin vio la luz más de tres décadas después. “Mi problema es creer siempre que la gente puede hacerlo mejor que yo. Pero casi nadie creía en este proyecto, ni siquiera otros directores, así que tuve que rodarlo por mi cuenta. En 2003 quise empezar a rodar, pero los estudios no aceptaron producirla, porque habría costado cinco millones de dólares más de lo que querían financiar. Soy testarudo, así que no cedí”, explicó en una entrevista al Corriere della Sera. De hecho, para poder llevar a cabo este proyecto tuvo que pedirles permiso a sus siete hijos porque les iba a dejar prácticamente sin herencia. “Papá, haz lo que quieras hacer. No necesitamos todas estas cosas. Hemos disfrutado de todas estas cosas, pero no las necesitamos”, expuso Costner en Deadline sobre la respuesta de uno de ellos. Y añadió: “Simplemente, no quieren verme trabajando hasta matarme”.
Su renacer profesional se lo debe a la televisión. Su participación en la serie Yellowstone le ha ayudado a volver a tener el cariño de la crítica y del público. Pero en tiempos de sequía también aprendió que lo que digan de él no le supone ninguna factura emocional. Ha arriesgado su patrimonio y su matrimonio, pero ha logrado su sueño. Y en el proceso también le ha dado tiempo a recibir un nuevo apelativo: el soltero de oro de Hollywood. En las pocas etapas en las que no ha estado en pareja, se le ha relacionado con nombres como el de la supermodelo Elle Macpherson y más recientemente con la cantautora Jewel Kilcher, algo que él negó categóricamente en una entrevista para People: “No, Jewel y yo somos amigos. Nunca hemos salido juntos, jamás. Ella es especial, y no quiero que estos rumores arruinen nuestra amistad porque es lo que tenemos. Ella es especial para mí”. También Sharon Stone ha compartido titulares con él por un posible flirteo entre ambos.

Con el comienzo de 2025, los rumores de una posible unión entre Costner y Jennifer Lopez tomaron fuerza después de que se dejasen ver juntos en la estación de esquí de Aspen, Colorado, en Año Nuevo. Se ha publicado incluso que la pareja volvió a quedar después de esta cita y el actor le llegó a enviar un ramo de flores y una botella de champán a casa. Ambos están en el mismo punto vital y parecen haberse entendido en el plano personal. Solo el tiempo dirá qué es lo que ocurre entre ellos —Costner ha dicho que está abierto a encontrar de nuevo el amor—, pero mientras tanto continuará pagando una pensión mensual de 63.000 dólares a su exmujer, seguirá con las grabaciones del último gran proyecto y luego tendrá que decidir qué es lo que quiere hacer con su futuro más cercano.
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