Los gloriosos 70 años de Denzel Washington, el actor que nunca ve sus propias películas y rehúye de la fama

“Creo que soy un buen tipo. Siempre intento hacer lo correcto”, así se define Denzel Washington (Mount Vernon, Nueva York), quien este 28 de diciembre está de celebración: cumple 70 años. Más de cinco décadas en el mundo de la interpretación le avalan como uno de los mejores actores de su generación y ahora que cambia de década está en busca de nuevos retos que continúen extendiendo su legado no solo cinematográfico, sino también en Broadway, donde está a punto de estrenar su quinta obra.

Su nombre ha vuelto a ocupar titulares recientemente por su participación en Gladiator II, la secuela de la aclamada película estrenada en el año 2000 y que tiene como protagonistas a Paul Mescal (Maynooth, Irlanda, 28 años) y Pedro Pascal (Santiago, Chile, 49 años), entre otros. La intensa promoción en la que se ha visto involucrado Washington ha ayudado a conocer un poco más a la persona que se esconde detrás de los personajes que interpreta y conocer detalles de su vida privada que, hasta ahora, no se sabían. En un reportaje publicado en noviembre en la revista Esquire, hablaba abiertamente sobre sus problemas con el alcohol. “Me encantaba el vino, y estaba abriendo botellas de 4.000 dólares simplemente porque eran las que quedaban”, afirmaba, al mismo tiempo que reconocía que lleva 10 años sin beber, decisión que tomó justo cuando cumplió los 60 años. “Me he dañado mucho el cuerpo”, reconocía. Ahora está decidido y centrado en llevar un estilo de vida más saludable. “Estoy haciéndolo lo mejor que puedo. Pienso mucho en lo que quiero hacer con los años que me quedan de vida. Mi madre llegó a los 97, así que si tengo la surte de vivir hasta los 90, quiero estar bien para entonces”.

Tiene mucho que agradecer a su madre, Lennis Washinton. El hoy laureado actor creció en Mount Vernon, un suburbio de Nueva York, donde frecuentaba las malas compañías. Fue su progenitora la que tomó una drástica decisión: le envió a una estricta academia militar para alejarle de los amigos del barrio que le estaban mal influenciando. “Había obtenido buenas calificaciones en la escuela, pero tenía un pie en la calle. No recuerdo si ya estaba vendiendo drogas en ese momento”, recordaba en Esquire. En los meses de verano, trabajaba en la heladería que su madre regentaba y que le permitió conseguir algo de ingresos sin tener que recurrir a prácticas ilegales, con las que ya había estado coqueteando.

Fue en esta academia militar donde descubriría una pasión que le ha llevado a ser nombrado el mejor actor del siglo XXI, según The New York Times. Allí recibió clases de interpretación y de teatro. Gracias a St Elsewhere (1982-1988) —la única serie de televisión en la que ha participado en su dilatada carrera— se convirtió en uno de los médicos más queridos de la pequeña pantalla. Ese papel fue suficiente para que se le abrieran las puertas de Hollywood.

En estas cinco décadas de trabajo, Washington ha sabido equilibrar sus papeles de acción con aquellos que le han servido para estar entre los nominados a los grandes premios. No ha querido quedarse estancado y ha evolucionado hacia proyectos que no solo han engordado su bolsillo, sino que han confirmado que es un intérprete camaleónico. Galardonado con dos premios Oscar —mejor actor de reparto por en Tiempos de gloria (1989) y mejor actor gracias a Training Day (2001)—, para Washington no existe ninguna diferencia entre las producciones escolares y otras con presupuestos que superan los 200 millones de euros. “No hay diferencia. Sigues estando en el plató. Sigues actuando”, defendía, de manera tajante, en noviembre, a The Times. Su reciente aparición en Gladiator II le ha vuelto a posicionar como un posible candidato a hacerse con el Oscar a mejor actor secundario, logrando la que sería su décima nominación. Habrá que esperar al próximo 17 de enero para saber si el intérprete opta a hacerse con su tercera estatuilla gracias a Macrinus, el personaje al que da vida en su último trabajo.

Su trabajo le avala y la crítica le apoya, pero mantiene desde hace décadas un perfil humilde, sin alardear de su fama y manteniendo siempre los pies en el suelo. No le gusta ver las películas en las que participa, y así lo ha reconocido. “No he visto ninguna película de mi pasado de principio a fin. Ni siquiera Malcom X. Todo lo que ves es lo que hiciste mal. ¿Por qué lo haría?”, se preguntaba en la citada entrevista al medio británico. Dicen que todos los filmes del neoyorquino son un éxito, pero él no está para nada de acuerdo. “Después de Malcom X hice algunas películas realmente malas. Búscalas, no diré sus nombres. Todas son de los años noventa. Pero yo ganaba dinero. Tenía responsabilidades”, afirma cuándo le preguntan por ello. Defiende que en los noventa trabajaba con el único objetivo de ganar más dinero y poder hacer frente así a los gastos del día a día de una familia numerosa. “Si tu vida dura 90 años, hasta los 30 aprendes y de los 30 a los 60, ganas. En esa época yo ganaba. Con un gran agente, mi carrera se convirtió en ganar dinero”. Buenas o malas películas, le han servido para ser uno de los actores mejor pagados del mundo y su patrimonio, según recoge, Celebrity Net Worth, asciende a más de 300 millones de dólares.

No se ha quedado estancado en un tipo de personaje y todavía continúa en la búsqueda de papeles que le supongan un reto. Pero tiene una norma que respeta en cada una de sus actuaciones: no protagoniza escenas íntimas o con poca ropa. Valora la privacidad y así lo ha dejado claro también al no tener redes sociales. Prefiere no exponerse públicamente, quiere que se le valore únicamente por su trabajo. Ahora que su nombre está protagonizando titulares también por su vida más personal, ha tomado una inesperada decisión. El pasado sábado 21 de diciembre, una semana antes de cumplir los 70 años, decidió bautizarse en una ceremonia que fue retransmitida en directo por Facebook. “Me llevó un tiempo, pero estoy aquí”, aseguró en esta misa, donde estuvo acompañado por su familia.

Washington conoció a la mujer de su vida en su primer trabajo como actor. Pauletta Pearson —de apellido Washington desde que se casaron— tenía un pequeño papel en Wilma (1977), pero el amor no surgió en el rodaje. Un amigo en común les volvió a presentar tiempo después y su relación se fue consolidando. Se dieron el “sí, quiero” en 1983, después de pedirle matrimonio hasta en tres ocasiones. Juntos han tenido cuatro hijos: John (40), Katia (37), Malcolm (33) y Olivia (33), que también han seguido sus pasos profesionales. El más conocido es el primogénito, protagonista de Tenet (2020). “Les dije que tenían que subirse al escenario porque ahí es donde se aprende a actuar. No se aprende en televisión ni en películas, es en el escenario”, subraya.

Muy amigo de sus amigos, fue un protagonista involuntario de uno de los momentos más comentados de 2022: la bofetada que Will Smith (Filadelfia, EE UU, 56 años) le propinó a Chris Rock (Andrews, Carolina del Sur, EE UU, 59 años) durante la gala de los Oscar de ese año. Un incidente que dio la vuelta al mundo rápidamente y que puso en el foco de la polémica al actor de En busca de la felicidad. Washington fue uno de los primeros en acercarse a Smith para darle un sabio consejo que también ocupó titulares: “En tus mejores momentos, ten cuidado; es cuando el diablo viene a por ti”. Tiempo después del suceso, el intérprete habló sobre cómo vivió los instantes tras la agresión, cuando fue el gran apoyo de Smith: “Rezamos algunas oraciones. No quiero decir de lo que hablamos. No conozco todos los detalles de la situación, pero sé que la única solución era rezar, tal como lo veo yo”, contó en una conferencia.

Este 2025 promete ser un gran año en lo que respecta al trabajo. Será el próximo mes de febrero cuando se estrene en Broadway Otelo, la tragedia de William Shakespeare que protagonizará de la mano de Jake Gyllenhaal (Los Ángeles, Estados Unidos, 43 años). Regresará así a sus inicios, ya que fue uno de los primeros papeles a los que dio vida cuando tenía solo 22 años. Quedan poco menos de dos meses para su nueva cita con los escenarios y el cartel de “no hay entradas” ya figura en casi todas las fechas del calendario. Y eso que los precios oscilan entre los 150 y los 1.000 euros por ticket.

Denzel Washington tiene claro qué es lo que quiere y cómo quiere que sean los próximos años. Centrado en el apoyo a su familia, continuará dando de qué hablar gracias a su trabajo hasta que decida, de manera oficial, que ha llegado el momento de decir adiós. Y para eso quizá ya no queda tanto, según reconoció en agosto en una entrevista en Empire: “Quedan muy pocas películas por hacer que me interesen”.