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Enrique de Inglaterra ya está en EE UU: su avión despegó solo una hora después de que terminara la coronación

El príncipe llegó a Los Ángeles a tiempo para ver a su hijo Archie en su cuarto cumpleaños. Su rápida marcha de la abadía de Westminster significa que no estará en ninguna de las fotos oficiales del gran día de Carlos III

Enrique de Inglaterra, a su salida de la abadía de Westminster, tras la coronación de Carlos III y Camila, celebrada el sábado 6 de mayo.
Enrique de Inglaterra, a su salida de la abadía de Westminster, tras la coronación de Carlos III y Camila, celebrada el sábado 6 de mayo.Toby Melville (AP)
El País

Que Enrique de Inglaterra no iba a tener un lugar destacado en la coronación de su padre, el rey Carlos III, era sabido. No solo por su decisión de abandonar la familia real británica hace tres años, sino porque a eso se sumó un documental de seis capítulos en Netflix y un jugoso libro de memorias, En la sombra. ¿Pero dónde iba a estar sentado el príncipe en la abadía de Westminster, a la que acudió sin su esposa, Meghan Markle? Fue en la tercera fila, entre el marido de su prima Beatriz y la princesa Alejandra, la prima de 86 años de la fallecida reina Isabel. En la misma fila que Andrés, hermano de Carlos III y otro miembro apartado de la familia real por su amistad con el pedófilo Jeffrey Epstein. Una tercera fila —en el entierro de Isabel II ocupó la segunda— que parece todo un mundo si se compara con la primera en la que se sentaron los príncipes de Gales y sus hijos, los duques de Edimburgo y, al otro lado, los hijos de la reina Camila. Los días previos a la coronación, los medios británicos también publicaron que Enrique no iba a ser parte de la procesión de coronación de camino a Buckingham ni iba a estar en el tradicional saludo desde el balcón del palacio. Pero es que ni siquiera llegó a pisar el palacio. Su único objetivo era irse cuanto antes.

Enrique de Inglaterra pasó exactamente 28 horas y 42 minutos en territorio británico, según datos del Daily Mail. Llegó a Londres en un vuelo comercial desde Los Ángeles el viernes por la mañana. El sábado era el día grande, y la primera vez que se le iba a ver junto a su familia. Salió de Frogmore Cottage, la casa que compartió en su día con Meghan Markle y de la que han sido expulsados por su padre. Entró en la abadía con algunas de sus primas y el príncipe Andrés. Se sentó entre los 2.000 invitados en la abadía de Westminster. Y, al terminar la ceremonia de coronación, se subió en un coche de cristales tintados que no le llevó a Buckingham, donde se celebraba también un almuerzo, sino al aeropuerto. Una decisión que, además de su familia, le apartó también de la posibilidad de aparecer en los retratos oficiales del gran día de su padre y Camila que van a quedar para la historia. Tras el almuerzo familiar informal, el fotógrafo de la coronación Hugo Burnand fue el encargado de retratar a la familia en el Salón del Trono y el Salón Verde de Buckingham. Según el Daily Mail, por entonces él ya estaba subido en el avión antes incluso de que su padre y Camila hubiesen terminado esa sesión de fotos.

Un sonriente duque de Sussex fue captado por los fotógrafos a su llegada a Heathrow, aún luciendo el chaqué y las medallas que le otorgó su abuela que llevó en la coronación. Allí se subió en un avión de British Airways que le llevó directo al Los Angeles International Airport (California). Un vuelo que le dejó en California sobre las siete de la tarde (hora local), tiempo justo para poder llegar a tiempo a su casa y ver a su hijo mayor, Archie, que celebraba también el 6 de mayo su cuarto cumpleaños. Enrique, de 38 años, siempre había planeado un viaje rápido, siendo su prioridad apoyar a su padre durante la histórica ceremonia y poco más. Si se dirigía tras la ceremonia a Buckingham, y puesto que no iba a aparecer en el balcón al no ser parte ya del núcleo duro de los Windsor, iba a tener que esperar para asistir al almuerzo y posar para las fotos. Iba a perder tiempo. Estaba decidido a regresar lo antes posible a Montecito para darle un beso de buenas noches a su hijo.

Según The Telegraph, mientras conversaba antes del servicio con Jack Brooksbank, esposo de la princesa Eugenia, este parecía estar preguntándole sobre sus planes de regreso. “Alrededor de las cuatro menos cuarto”, le dijo el duque, según han revelado algunos expertos en la lectura de labios.

La ausencia del duque de las celebraciones familiares posteriores a la coronación subraya el profundo abismo entre los Sussex y el resto de la familia real británica. Una distante relación, según apuntan los medios británicos, sobre todo con su hermano, con quien no se dirigió ni una sola palabra durante las dos horas que duró la ceremonia de coronación.

Pero es que ayer no solo era un día de celebración para su padre, sino también para su hijo mayor. Fuentes cercanas a los Sussex confirmaron al Daily Mail que Archie tuvo una “celebración privada” de cumpleaños en la mansión de los duques de Sussex en Montecito, y un pastel de limón horneado por la propia Meghan Markle con frutas de su jardín. Entre los invitados, unos pocos amigos y la abuela materna, Doria Ragland. El objetivo de Enrique nunca fue llegar a tiempo para estar en esa fiesta, pero sí al menos para darle un beso de buenas noches a su hijo en el día de su cuarto cumpleaños.

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