Hay un baile de títulos en la casa real británica (y Enrique y Meghan no están invitados)
La reina Camila, Kate Middleton y Guillermo de Inglaterra reciben nuevos honores, mientras que los hijos de los duques de Sussex siguen sin ser nombrados príncipes, como mandaría la tradición
Lluvia de títulos en la familia real británica. Los honores han caído bien repartidos en Inglaterra, pero no tanto en California, donde los duques de Sussex siguen esperando a que sus dos hijos consigan el título de príncipe y princesa. No ha habido suerte en esta ocasión. Carlos III ha nombrado a su nuera, Kate Middleton, nueva coronel honoraria de la Guardia Irlandesa. La princesa de Gales está muy ligada a este regimiento, y ha acudido a su desfile la mayoría de las fiestas de San Patricio desde que entrara en la familia real británica, en 2011. Por su parte, la reina Camila, de 75 años, ha sido confirmada por su marido como coronel de la Guardia de Granaderos, honor que le fue retirado al príncipe Andrés a raíz del escándalo que rodeó su relación con el depredador sexual Jeffrey Epstein.
Middleton, de 40 años, releva en el cargo a su marido, el príncipe Guillermo, de 40, que ostentaba el título desde 2011 y ahora pasa a ser Coronel de la Guardia Galesa. La noticia no es nueva, el pasado 8 de septiembre, Carlos III anunció el título real en un discurso pronunciado justo un día después de la muerte de la reina Isabel II. Ya entonces evitó pronunciarse sobre los títulos que tendrían los hijos de los duques de Sussex.
Enrique de Inglaterra y su mujer, Meghan Markle, tienen dos hijos, Archie y Lilibet. Según las costumbres de palacio, los nietos del monarca obtienen el título de príncipe. Al morir la reina Isabel II se esperaba que los pequeños, de uno y tres años, obtuvieran el título de forma automática. Expertos en realeza lo daban por descontado en la prensa inglesa citando un decreto dictado en 1917 por el rey Jorge V. Pero no fue así.
La propia Markle expresó sus dudas al respecto en la polémica entrevista que concedió el matrimonio a la presentadora Oprah Winfrey, que marcó su salida y distanciamiento de la casa real británica. Entonces insinuó que este título podría negársele a Archie (Lilibet aún no había nacido) debido a su ascendencia mestiza. La concesión de este título no es baladí, junto con él vienen asociados gastos de seguridad que pagaría el erario público. Este fue uno de los motivos que hizo que la pareja se desgajara de la familia real y se mudara a California.
Regia indiferencia
Su reciente documental en Netflix, donde relatan con detalle su salida de la familia real británica, no ha hecho sino ahondar la separación entre ambos. En los seis capítulos emitidos hace unas semanas acusaban a los tabloides británicos de crear una narrativa falsa, difamando la figura de Meghan por cuestiones de racismo y misoginia. También lamentaban que la familia real no los hubiese apoyado, insinuando que su pasividad se debió a que la popularidad de la pareja levantó suspicacias en los príncipes de Gales.
La familia real británica ha respondido con una regia indiferencia y un protocolario no comments. La semana pasada, la princesa de Gales organizó un concierto de villancicos en la abadía de Westminster en el que mostraron unidad. Ahora se anuncia un baile de títulos al que los duques de Sussex y sus hijos no están invitados.
No se sabe si lo estarán (aunque el protocolo hace pensar que sí) a la coronación del rey Carlos III, prevista para el 6 de mayo, y para la celebración pública de su cumpleaños, que se ha trasladado de noviembre (fecha real del nacimiento de Carlos III) al 17 de junio para aprovechar el buen tiempo.
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