Comodidad, ecología y relevo generacional: la moda masculina reformula sus prioridades en Pitti Uomo
La edición 101 de la feria florentina, la más influyente del sector, centra sus esfuerzos en consolidar la recuperación económica y comercial de la industria textil europea
La feria de moda masculina Pitti Immagine Uomo, la más importante del sector, concluye este jueves su edición número 101. En esta ocasión, el número de firmas participantes, 580, duplica la cifra de la cita del pasado verano, pero sigue lejos de las 1.200 marcas que solían congregarse en Florencia antes de la pandemia. Por otro lado, la cancelación o postergación en los últimos días de los principales desfiles programados —con la belga Ann Demeulemeester como plato fuerte— ha recordado que la pandemia sigue marcando los tiempos. “Hacer esta feria ha sido muy difícil, lo fácil hubiese sido no celebrarla”, recordaba el presidente de Pitti Immagine, Claudio Marenzi, en la inauguración del evento. “Pitti Uomo es una feria fundamental para el sistema de la moda italiana, especialmente para las empresas pequeñas y medianas que tienen aquí un punto de encuentro donde mostrar sus productos a un tejido comercial compuesto por muchas tiendas”, afirmaba.
La moda masculina es un sector complejo que, en Italia, hunde sus raíces en el auge industrial de la posguerra, el llamado milagro económico italiano. Hoy conserva muchas de sus características. Por un lado, una multitud de empresas pequeñas, familiares, especializadas en productos clásicos como trajes, camisas, corbatas, zapatos de vestir y prendas de punto. Por otro, una red muy extensa de pequeñas tiendas multimarca que acercan la moda a localidades grandes, pequeñas y medianas de toda la geografía transalpina. En los últimos años, unas y otras han sufrido un proceso de transformación que tiene que ver tanto con el relevo generacional como con los cambios en el consumo. En ello incidía, en rueda de prensa, el presidente de la organización Sistema Moda Italia, Sergio Tamborini, al señalar que el sector sigue sin recuperar el volumen de negocio prepandémico, y que el mayor impacto afecta a segmentos tradicionales como el vestuario masculino formal —es decir, los trajes—, la camisería y las corbatas, que hoy mueven solo un 40% de lo que facturaban antes de la irrupción de la covid. Sin embargo, señaló, hay un claro ganador: los tejidos de punto, que siguen creciendo.
Dicha tendencia queda patente al recorrer los expositores de la feria. El punto, especialmente en su vertiente más lujosa —cachemir, alpaca—, es la especialidad de firmas como Faliero Sarti o Brunello Cucinelli, que canceló su participación en la feria pocos días antes de la inauguración por motivos sanitarios. Este año ha habido nuevas incorporaciones en este segmento, como Amaranto, una firma véneta que propone prendas tricotadas de proporciones amplias, colores rotundos y fluidez contemporánea, y que ha presentado su primera colección en Pitti Uomo. Tampoco ha faltado a la cita la española Knitbrary, un singular proyecto desarrollado entre A Coruña y Arequipa (Perú) y cuyas delicadas prendas artesanales de vicuña y alpaca han logrado hacerse un hueco en los foros internacionales del lujo. En otro registro, la firma de ropa interior e íntima Sloggi ha presentado una colección cápsula de ropa para estar en casa creada en colaboración con 032c, la vanguardista revista de tendencias —y ahora firma de moda— alemana. El pijama es el nuevo techno.
Sin embargo, el auge del punto se ha hecho notar también en firmas a priori especializadas en otras categorías. En Blauer USA, una casa italiana que retoma el legado de una veterana marca estadounidense de uniformes, el producto estrella siguen siendo los plumíferos, pero también la ropa deportiva. “La forma de vestir está cambiando, y cada vez vendemos más sudaderas y pantalones elásticos de algodón. Esta pandemia ha redefinido nuestra noción de la comodidad”, señala su presidente, Enzo Fusco. También amplía su oferta de prendas tricotadas Lardini, una veterana casa de sastrería. Luigi Lardini, fundador y director creativo de la casa, lo ilustra con un ejemplo: en la nueva elegancia, “el jersey de punto sustituye a la camisa y la corbata”. La preocupación por la comodidad es un caballo de batalla de las nuevas generaciones de las grandes sagas industriales. Por ejemplo, KNT, un esqueje tecnológico y urbano de la legendaria sastrería napolitana Kiton. O Cellar Door, una firma que pertenece a Vetta, un importante fabricante de pantalones de lujo, y cuyos diseños flexibles e imaginativos cuentan con una amplia clientela en el mercado japonés.
La otra carrera de fondo es la de la sostenibilidad, un argumento recurrente en la mayoría de las firmas, que han incorporado tejidos ecológicos en todas las tipologías de producto. Por eso tiene sentido que la española Ecoalf, una de las primeras marcas en poner la cuestión del reciclaje sobre la mesa del sector, haya ocupado una posición destacada en esta edición de Pitti Uomo. Sus prendas elaboradas con fibras recicladas han vestido al equipo de organización y logística de la feria, y su estand ha acogido la puesta de largo de Ecoalf 1.0, una línea más selectiva y depurada que, como explica el fundador de la marca, Javier Goyeneche, sube la apuesta tecnológica.
“La idea de crear esta línea nació durante la pandemia”, relata Goyeneche. “Teníamos todo en contra, pero era una oportunidad para introducir nuevas tecnologías y llevar la sostenibilidad a su máxima expresión sin la limitación del precio”. Los precios de las prendas, en efecto, son superiores a los de la gama principal, y su diseño opta por los tonos neutros, sin logos ni mensajes. En línea con ese minimalismo técnico, la colección incluye, por ejemplo, prendas elaboradas con microfilamentos cuyo sistema de producción prácticamente elimina la generación de microplásticos, muy contaminantes.
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