Jordania: de Abdalá a Hamzah, quién es quién en la familia real hachemita
Una conspiración para “desestabilizar” el país en la que supuestamente ha participado el medio hermano del rey pone de relieve las diferencias en la hasta ahora monarquía más estable de Oriente Próximo
El pasado fin de semana una noticia amenazaba con poner en un equilibrio aún más precario a la ya de por sí tensa situación de Oriente Próximo y con desestabilizar a una familia de aparente perfección. Jordania, un reino caracterizado por su estabilidad y por la cara amable que muestra al mundo en una región abarrotada de complejidad, se enfrentaba a un posible golpe de Estado contra el que es su soberano desde hace más de dos décadas, el rey Abdalá.
El conato fue rápidamente aplacado pero en él estaban implicados miembros de la propia familia real. El Gobierno del país acusó a quien en su día fuera heredero al trono, el príncipe Hamzah, de estar detrás de la intentona. En los últimos meses, Hamzah, de 41 años, se ha reunido con algunas de las tribus que manejan el poder en el país por su descontento con la situación política y financiera del lugar, agravada por la pandemia. Tanto la cúpula del Ejército como el Gobierno le acusan de ser parte de una trama contra la seguridad del país, y de hecho el viceprimer ministro, Ayman Safadi, llegó a decir el domingo que se habían interceptado “comunicaciones de Hamzah con una agencia de inteligencia extranjera sobre planes para desestabilizar Jordania”.
El propio rey Abdalá ha tratado de calmar las aguas y ha querido lavar los trapos sucios en casa. El sábado fue al palacio de Hamzah, su medio hermano, para resolver la cuestión con él y pedirle que no atentara contra “la seguridad y estabilidad” del país. “Se habló directamente con el príncipe Hamzah para prevenir que fuera manipulado [por terceros]”, dijo Safadi. Por su parte, el propio Hamzah contó en un vídeo que grabó para la BBC que está bajo arresto domiciliario. En el metraje acusa a los dirigentes del país de “corrupción, incompetencia y acoso a la disidencia”, pero niega ser parte de esa trama golpista.
La cuestión es que todo está entremezclado en Jordania: la familia, la política y el poder. Los protagonistas de esta historia vieron sus destinos unirse y separarse a mediados de los años sesenta, finales de los noventa y también a mediados de los 2000. Pero, ¿quién es quién en esta historia y por qué sus vidas están entrelazadas?
Abdalá II de Jordania es el mayor hijo varón de Hussein, que reinó en Jordania desde el año 1952 (cuando aún era menor de edad) y hasta febrero de 1999, cuando falleció a causa de un cáncer linfático. Hussein fue un monarca muy querido y popular, de larga trayectoria, que siempre vivió con miedo a morir asesinado. De ahí que nombrara heredero a su hermano Hassan, 12 años menor que él. De hecho, al final de la vida de Hussein, cuando estaba siendo tratado de un cáncer en EE UU, Hassan fue regente: desde julio de 1998 a enero de 1999.
Hussein se casó en cuatro ocasiones y tuvo hasta 12 hijos de esos matrimonios. Del primero, entre 1955 y 1957 con la princesa Dina, solo tuvo una hija, Alia. Del segundo, con la princesa Muna (a quien se unió en 1961), nacieron otros cuatro. El primero fue un varón, Abdalá, en enero de 1962. Cuando el niño tenía solo un año, Hussein decidió designarle heredero y apartar del camino al trono a su hermano Hassan. Sin embargo, en 1965, con un Abdalá todavía niño, decidió que prefería tener a alguien adulto tras de sí por si moría. Y volvió a nombrar a Hassan.
Hussein se divorció de Muna y se volvió a casar. Fue en 1972 con otra princesa llamada Alia, como su hija, con quien tuvo tres hijos. Ella murió en un accidente de helicóptero en 1977, y entonces Hussein se casó con quien fue su esposa durante dos décadas y hasta su muerte, la célebre reina Noor. Con ella tuvo cuatro hijos, siendo el mayor de ellos Hamzah, que pronto se convirtió en el favorito de los monarcas y por el que Noor siempre apostó para una futura sucesión.
La situación se mantuvo en calma durante tres décadas. En 1992 Hussein pensó en abdicar a favor de su hermano Hassan, pero al final prefirió esperar. Todo se complicó en enero de 1999. Entonces Hussein acusó a Hassan de haber lanzado difamaciones contra su mujer y sus hijos, de hacer daño a la familia y a la corona y de haber intrigado y abusado de su poder. “En medio del sufrimiento, postrado en la cama del hospital, me preguntaba por qué tenías tanto interés en reformar el Ejército”, llegó a decir en 1999, poco después de abandonar el centro médico en el que estaba siendo tratado de cáncer.
Entonces llegó la hora de tomar una decisión: aunque Hamzah era el preferido del rey y de Noor, todavía tenía 18 años, estaba estudiando en la academia militar de Sandhurst (Reino Unido) y Hussein no se decidió. Un año antes el monarca había hablado con tribus y mandatarios locales para que Hamzah fuera el sucesor, pero el pacto no llegó a cerrarse y tampoco trascendió. Así que el elegido fue, no sin sorpresa, Abdalá.
Apenas una semana después de todos estos movimientos, Hussein falleció. Entonces Abdalá juró ante el parlamento de la nación respetando, eso sí, el deseo de su padre: que su heredero fuera Hamzah. De hecho, la primera disposición legal del ya convertido en rey Abdalá II fue un decreto real por el que nombraba a Hamzah heredero.
Sin embargo, cinco años después, en noviembre de 2004 (apenas seis meses después de que Hamzah se casara y empezara a formar su propia familia), Abdalá le retiró ese privilegio y apostó por la sucesión directa para evitar conflictos y problemas. Cinco años después, en 2009, nombró de manera formal príncipe heredero a su hijo, llamado Hussein (en honor a su abuelo), que entonces ya tenía 10 años y que este junio cumplirá los 27.
Noor se mantuvo al margen, pero nunca le gustó la decisión de que Abdalá fuera rey, ni tampoco de que Hamzah fuera después retirado de la sucesión. Además, con los años su halo de glamur también se vio eclipsado por el de Rania, la archiconocida esposa de su hijastro. Noor había reclamado para su amado Hamzah todos los derechos dinásticos. Igual que ahora, cuando parece haber intentado traicionar a su hermano, también ha alzado su voz por él: “Rezo para que prevalezca la justicia para todas las víctimas inocentes de estas perversas calumnias”.
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