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MacKenzie Scott, exesposa de Jeff Bezos, se casa con un profesor del instituto al que van sus hijos

La tercera mujer más rica del mundo destina la mayor parte de su fortuna a causas sociales, incluido el combate contra la pandemia

María Antonia Sánchez-Vallejo
MacKenzie Scott
MacKenzie Scott, en marzo de 2018, cuando aún estaba casada con Jeff Bezos, en Beverly Hills.Evan Agostini (AP)

La milmillonaria y filántropa estadounidense MacKenzie Scott ha pasado definitivamente página de un divorcio que hizo correr ríos de tinta —se separó de Jeff Bezos, fundador de Amazon y uno de los hombres más ricos del mundo— y ha contraído matrimonio con un profesor de Ciencias del instituto de Seattle al que acuden sus hijos. Junto con Dan Jewett, su nuevo cónyuge, la filántropa aspira a destinar la mayor parte de su fortuna, que la revista Forbes evaluaba recientemente en 53.000 millones de dólares (unos 44.450 millones de euros), a proyectos y causas sociales.

Su actual esposo dejó constancia de esos planes en una carta publicada en la web de la organización sin ánimo de lucro The Giving Pledge (La promesa de dar), que reúne a las mayores fortunas del país, de Bill Gates a Warren Buffett o Mark Zuckerberg, y que obliga a sus miembros a donar la mayor parte de sus bienes (la propia Scott se comprometió en 2019 a entregar la mitad de su fortuna en vida). “Me siento agradecido por el privilegio excepcional que será para mí colaborar en donaciones que hacen tanto bien cuando se comparten”, escribió Jewett como copartícipe de la labor humanitaria de su esposa. Esta ha cambiado ya su perfil en su página de Amazon: “Vive en Seattle con sus cuatro hijos y su esposo, Dan”. Los vástagos son cuatro, tres adolescentes y la pequeña, adoptada en China.

Lo que en otras circunstancias se quedaría como un asunto privado, personal, se convierte por la fortuna de Scott —la tercera mujer más rica del mundo, antes de cumplir los 50— en una noticia con repercusión parecida a la que tuvo el proceso de divorcio de Bezos. Una publicidad notoria, en ambos casos, para una mujer que siempre ha intentado mantener su vida privada fuera del ojo público, salvo a la hora de publicitar sus contribuciones sociales. El año pasado, mediante dos publicaciones en el sitio digital Medium, Scott anunció que había destinado 6.000 millones de dólares a distintos proyectos.

Las destinatarias fueron dos organizaciones humanitarias especializadas en emergencias. De la suma total, 4.000 millones se destinaron específicamente a combatir la pandemia y paliar sus efectos, lo que representa casi tres cuartas partes de las donaciones contra la covid-19 hechas por los estadounidenses más ricos. Scott ha visto aumentar su patrimonio por la revalorización de las acciones de la compañía durante la emergencia.

Entre el resto de beneficiarios de su altruismo figuran casi todas las causas progresistas en boga en Hollywood y Silicon Valley, esa otra aristocracia estadounidense: la YMCA, veterana asociación de ayuda y promoción de los jóvenes; YWCA, equivalente a la anterior pero para mujeres y niñas; bancos de alimentos, institutos y universidades negras; organizaciones LGTBIQ y grupos que luchan contra el cambio climático, la desigualdad social y la injusticia racial.

Scott estuvo casada 25 años con Bezos y por su divorcio, en 2019, obtuvo el 4% de las acciones de Amazon, pero le cedió la titularidad del diario The Washington Post y los intereses en la compañía aeroespacial Blue Origin. En un comunicado, el magnate se ha deshecho en elogios del nuevo esposo de su ex: “Dan es un gran tipo, y estoy feliz por ambos”, aseguró, con ese tipo de fórmulas de alborozo medido tan habituales entre los famosos de Hollywood —o Silicon Valley— cuando quieren celebrar algo, y que a la postre resultan insulsas.

El propio Jewett, docente en un exclusivo centro que cuenta a Bill Gates entre sus antiguos alumnos, corroboró lo afortunado que se siente en la web de The Giving Pledge: “Estoy casado con una de las personas más generosas y amables que conozco, y me sumo a ella en el compromiso de destinar su enorme riqueza para ayudar a los demás”. Otra frase hecha, de las redactadas con desgana por los publicistas, o encargados de comunicación, de los famosos.

De la iniciativa The Giving Pledge, por cierto, no forma parte Jeff Bezos, dimisionario consejero delegado de Amazon. Cuando Gates y Buffett crearon la plataforma, tenía solo 40 miembros. Hoy son más de 200, la flor y nata de la inveterada filantropía estadounidense.

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