George Clooney contra el gobierno de Orbán: “Su maquinaria propagandística está llena de mentiras”

Hace ya años que George Clooney se ha convertido en defensor de múltiples causas, sobre todo desde su unión con la abogada Amal Clooney. El actor no duda en hablar alto y claro de las cuestiones que más le preocupan, y su popularidad le sirve de altavoz allá donde va. Esta vez el intérprete ha atacado duramente al gobierno de Hungría, encabezado por el mandatario ultraderechista Viktor Orban. En una reciente entrevista con la revista GQ en su edición estadounidense, Clooney ha dicho que el ejecutivo húngaro es un ejemplo del “odio y la ira” que ahora mismo asolan a medio mundo.

La cuestión sale a relucir porque durante la entrevista Clooney habla de cómo fue el rodaje de Cielo de medianoche, una cinta de ciencia-ficción en la que interpreta a un científico en un mundo postapocalíptico. “Estábamos en plena pandemia cuando la hacíamos, pero también había esos otros elementos, ya sabes, cuestiones sobre la cantidad de odio que todos estábamos experimentando en ese momento en nuestra historia, en todo el mundo. Vete a Bolsonaro en Brasil o a Orbán en Hungría, o mira a tu alrededor: enormes cantidades de ira y de odio”, decía el actor. La historia tiene lugar en el año 2049, dentro de casi tres décadas, pero según Clooney “esta podría ser perfectamente nuestra realidad si ese tipo de odio llega a enconarse”. Orbán lleva 10 años al frente del país europeo, con 10 millones de habitantes, y llegó a hacerse durante unos meses con plenos poderes parlamentarios. Su deriva autoritaria ha polarizado no solo a su población, sino que incluso ha puesto en serios apuros los acuerdos a los que trata de llegar la Unión Europea en cuanto al reparto de fondos extraordinario para paliar los efectos del coronavirus.

Las palabras de la estrella de cine, como era de prever, han llegado a oídos del Gobierno de Orbán, que obviamente no se han sentido cómodos con las mismas. De ahí que el martes y en un comunicado hecho público a través de Reuters, el ejecutivo exprese su malestar con un calificativo simple y directo hacia sus comentarios: “tontos”. De hecho según recoge esa agencia de noticias, el portavoz gubernamental, Ors Farkas, ha tratado de vincular las acusaciones del actor con el multimillonario de origen húngaro y abiertamente antiOrbán (y frecuentemente blanco de los ataques del gabinete húngaro) George Soros.

También el portavoz de asuntos exteriores, Tamas Menczer, realizó unas afirmaciones a un canal de noticias favorable a Orbán en las que afirmaba: “George Clooney es un buen actor, así que merece respeto, pero (...) nadie debería tratarlo como un oráculo político global”. Y también aseguraba: “Tiene gente susurrando en sus oídos”.

Los dimes y diretes mutuos no han parado ahí, porque Clooney ha vuelto a responder en un comunicado enviado por uno de sus agentes. Y sus palabras han sido todavía más claras de lo que eran en aquella entrevista con la cabecera estadounidense. “La maquinaria propagandística de Orbán va cargada de mentiras a toda marcha”, asegura. Además, también acusa al Gobierno de “mentir” en cuanto a su relación con el citado Soros, y aclara que solo le conoce de una única vez que coincidieron, pero que sentiría “vergüenza” si este no hablara públicamente contra “el autoritarismo”.

El actor no es un gran conocedor del país, pero explica que lo visitó a principios de la década de los 2000 y que entonces era “un ejemplo brillante” del éxito de la democracia tras la caída de la Unión Soviética. “Espero ansiosamente el día en el que Hungría vuelva a recibir con los brazos abiertos aquello que una vez fue”.

La entrevista del actor con GQ ha dejado bastantes titulares, siendo este el último de ellos. Pero en las páginas de la revista también detalló el motivo por el que le había regalado a cada uno de sus 14 mejores amigos un millón de dólares, algo que había desvelado hace un par de años su socio Rande Gerber, el marido de Cindy Crawford. Cuenta ahora Clooney que aquello fue después del inmenso éxito de taquilla que supuso la película Gravity. Cuando arrancó el proyecto, que parecía algo pequeño, él y su coprotagonista, Sandra Bullock, aceptaron no cobrar su sueldo habitual a cambio de llevarse un porcentaje de todo lo recaudado en taquilla

“Al final resultó ser un acuerdo muy rentable. Tanto que pensé que tenía que hacer algo por todos estos amigos que durante 35 años me habían ayudado a estar donde estaba de una manera u otra. Me refiero a gente que me dejó dormir en su sofá cuando no tenía dinero. Que me prestó pasta cuando la necesitaba. Amigos realmente buenos”, comentaba el actor entonces. “Somos tan cercanos que pensé que si alguna vez me atropellaba un autobús me gustaría que ellos estuviesen en mi testamento. ¿Y para qué esperar a que eso pasara cuando podía hacerles un buen regalo en vida?”. Por tanto, decidió comprar 14 maletines, meter un millón de dólares en efectivo en cada uno y dárselo a sus mejores amigos.