Liam Neeson y su hijo sanan sus heridas por la pérdida de su esposa y madre con una película
Los actores han trabajado juntos en 'Made in Italy' que tiene paralelismos con la tragedia que vivieron hace más de una década cuando Natasha Richardson falleció a causa de un accidente de esquí
Hace años que Liam Neeson se convirtió en un actor de acción, de películas taquilleras o más comerciales como El pasajero o la trilogía de Venganza. Lejos quedaron títulos tan ilustres como La misión o La lista de Schindler, por la que estuvo nominado al Oscar a Mejor actor. Ahora parece darle una nueva oportunidad a su faceta más dramática con su nuevo trabajo, Made in Italy (Hecho en Italia), donde comparte pantalla con el mayor de sus dos hijos, Micheál Richardson, de 25 años. Un proyecto profesional que se ha convertido en algo personal al recordarles a Natasha Richardson, esposa del intérprete que falleció en 2009 por un traumatismo que le provocó una caída durante un accidente de esquí en Canadá.
Más de una década después de su marcha, ambos actores interpretan en la gran pantalla a un padre y a un hijo con una relación distante que acaban de perder a la madre de la familia y deben reformar la casa en la Toscana que han heredado. Un viaje para los actores que ha supuesto un proceso de sanación, tal como ha explicado Micheál Richardson a la revista People: “Cuando pierdes a alguien muy cercano, a veces simplemente lo alejas y lo sacas de tu cabeza porque sus recuerdos son dolorosos. Pero descubrí que aquello era poco saludable. Tienes que recordarles”.
La idea de rodar juntos fue de Neeson, que nada más leer el guion sugirió que participara su propio hijo. Aunque tuvo sus dudas, pues el joven actor vivió una experiencia dramática al perder a su madre cuando tenía 13 años. “Es un hombre bastante joven y tuvo un trauma terrible hace 10 años. No quería que volviera a traumatizarse durante la realización de la película”, ha explicado Neeson. Richardson se encontraba en un internado en Nueva Inglaterra cuando su madre sufrió aquel aparatoso accidente. No fue fácil crecer sin su presencia. Hace cinco años reveló que llegó a perder el rumbo en su vida: “El punto más bajo fue cuando elegí faltar a clases para irme con mis amigos, y no darme cuenta de que la familia, y el trabajo, son lo primero”, contó a The Sunday Times. “Después de un tiempo pensé: ‘¿Qué estoy haciendo? Esto es una gratificación instantánea”, por lo que decidió centrarse en la interpretación, siguiendo los pasos de sus padres. De hecho, hace dos años se cambió el apellido paterno por el Richardson para sentir más cerca a su madre: “Mantener el nombre era una forma de honrarla a ella y a su familia”. “La moraleja para mí es que nadie sabe cómo vivir un duelo, pero la mejor manera de hacerlo es llevando a tus seres amados contigo, no bloqueándolos. Y honrarlos y hacer cosas en tu vida diaria de las que ellos se sentirían orgullosos”, asegura ahora.
Tampoco Neeson pasó por sus mejores momentos durante aquellos años. Sufrió depresión y se dio a la bebida. Pero consiguió salir de aquel agujero negro con el apoyo de su familia y el trabajo, y desde entonces ha intervenido en más de 50 proyectos. Uno de ellos, Made in Italy, el primer largometraje dirigido por James D’Arcy. El director novel tenía cierto temor en enviarle el guion a Neeson, ya que la trama guardaba similitudes con su historia personal. Pero el actor lo leyó y se enamoró: “Sentí que tenía que hacer esta película”. Tal como ha contado el intérprete al portal Entertainment Weekly, su agente insistió mucho en que se uniera al rodaje: “Ella me dijo: ‘Tal vez esto sea algo bueno para ti y para Micheál, tu hijo’. Entonces, fue cosa del destino”.
No es la primera vez que padre e hijo trabajan juntos. Han participado en la secuela de Los amos de las noticias y en Venganza bajo cero, una de las tantas películas de acción en las que ha participado Nesson en la última década. Pero Made in Italy es un proyecto más personal. “Leer el guión fue como: ‘¿Qué? Esto es tan extraño. Seguramente mamá tiene algo que ver”, ha revelado el hijo del célebre actor. Una oportunidad que, como a los protagonistas del la película, les ha servido para acercarse más el uno al otro. “Desde hace poco lo veo menos como un padre y más como un amigo cercano”, dice Richardson acerca de su progenitor, sobre el que añade: “Mucha gente piensa que es bastante intimidante porque ha hecho todos estos thrillers de acción, pero es un oso irlandés grande y adorable. Es encantador”.
Recientemente han perdido a otra mujer importante en sus vidas. A principios de junio, un día antes de que Neeson cumpliera 68 años, falleció la madre del actor, Katherine Neeson, a la que “realmente amaba, la adoraba”. Murió en Ballymena, la ciudad de Irlanda del Norte donde nació el intérprete, por lo que Neeson, que se encontraba en Nueva York, no pudo despedirse de ella debido a las restricciones de movimiento por la crisis del coronavirus.
Al poco de comenzar 2019, perdió la vida un sobrino del intérprete, Ronan Sexton. Se dedicaba a la música y tenía 35 años; llevaba cinco en coma por haber caído desde una cabina telefónica a la que se subió una noche de fiesta con amigos. Una caída de unos cuatro metros de la que no volvió a despertar. Fue un duro golpe para la hermana del actor, Bernadette, la madre del fallecido, pues hace un par de años también perdió a su pareja, Harry Shannon. Un hecho que recordó a la muerte de Natasha Richardson, a la que tuvieron que desconectar de las máquinas que la mantenían con vida dos días después del accidente en la nieve. Una ausencia que aún no ha superado Neeson. En 2017, aseguró que seguía siendo una lucha constante para él y sus dos hijos. “Te golpea como una ola. Simplemente tienes ese profundo sentimiento de inestabilidad. [...] Hay momentos que estoy en casa y cuando se abre la puerta todavía creo que la voy a escuchar a ella”, dijo en una entrevista con RTE. Ahora el actor espera con su último trabajo transmitir algo de esperanza a las personas que han pasado por un duelo similar.
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