“Estaba demasiado gordo”: así ha cambiado radicalmente el coronavirus a Boris Johnson
Tras superar la enfermedad, el primer ministro británico ha tenido un hijo, se ha divorciado, prepara una boda, ha perdido peso y ahora lanza un programa para luchar contra la obesidad
Boris Johnson es autocrítico: “Cuando entré en la UCI tenía mucho sobrepeso. Solo mido 1,77. Estaba demasiado gordo”. El primer ministro británico no se ha andado con rodeos a la hora de poner los puntos sobre las íes acerca de su salud tras haber estado ingresado a causa del coronavirus y haber superado la enfermedad. Ha hecho estas declaraciones en un vídeo con el que, junto a su Gobierno, ha lanzado un plan para controlar el sobrepeso en el Reino Unido, uno de los países de la Unión Europea con mayores tasas de obesidad, donde dos de cada tres adultos pesan más de lo indicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
A Johnson, de 55 años, el coronavirus le ha hecho mella. El premier se contagió de la enfermedad a finales de marzo, y no de forma precisamente leve. Tuvo que ser ingresado en el hospital y llegó a pasar por la Unidad de Cuidados Intensivos. Su gravedad llegó a ser tal que, como él mismo contó, los médicos llegaron a temer por su vida. Por eso, parece que la pandemia le ha renovado. Por dentro y, como se ve ahora, por fuera.
“Siempre he querido perder kilos, durante muchos años. Creo que, como mucha otra gente, lo paso mal con mi peso, con subidas y bajadas. Pero desde que me recuperé del coronavirus he estado mejorando mi estado físico de forma constante. No quiero hacer ningún reclamo excesivo porque acabo de empezar, pero ya he perdido más de seis kilos”, ha explicado Johnson, efectivamente más delgado, en el vídeo de la campaña.
En él, también cuenta cómo ha modificado sus hábitos. “Comienzo el día saliendo a correr con el perro, una carrera bastante suave, pero en la que ahora que me estoy poniendo en forma voy cada vez más rápido”, afirma. “Lo mejor de salir a correr al comienzo del día es que nada podría ser peor el resto del día”, bromea. “Si te esfuerzas de verdad al principio del día, el resto pasa de forma fácil”. Además, da a entender que estar sano no es una cuestión de dinero: “Los gimnasios son geniales, pero no necesitas tener un gimnasio. Hay cosas increíbles en los teléfonos hoy en día, aplicaciones increíbles, entrenadores fantásticos que puedes ver en YouTube”.
Johnson asegura sentirse “mucho mejor” y “cargado de energía” con su nueva forma de vida. “La otra cosa buena es, obviamente, que si puedes bajar un poco de peso y proteger tu salud, también protegerás al Sistema Nacional de Salud”. Porque, al fin y al cabo, su nueva vida le ha hecho implementar una nueva estrategia para que los británicos pierdan peso. Como ha explicado el ministro de salud del país, Matt Hancock (que también pasó el coronavirus), “si todo el que tiene sobrepeso perdiera dos kilos y medio, el Sistema Nacional de Salud ahorraría 100 millones de libras (110 millones de euros). Y dada la conexión entre peso y coronavirus, se salvarían vidas”.
Afirma Johnson que lo que buscan con esta nueva estrategia —en la que habrá un mejor etiquetado de producto, aplicaciones de ayuda, programas de prevención de la diabetes o asesores públicos gratuitos— es “tratar de ayudar a la gente a bajar un poco de peso, pero no de una manera excesivamente mandona o paternalista”. “Queremos ser realmente amables con las personas, comprender las dificultades que enfrentan con su peso, las luchas que todos encaramos, ser útiles”.
Johnson, ese hombre que hace unos meses se reía de la pandemia del coronavirus y se negaba a confinar a la población, ha cambiado por el golpe que el virus le ha propinado. Incluso hace unos días llegaba a entonar el mea culpa afirmando que sí, que se equivocó, que había mejores modos de actuar. “Creo que es justo reconocer que necesitamos extraer lecciones del modo en que se manejó todo en las primeras fases (...) Probablemente, la clave que no fuimos capaces de detectar en un principio fue la velocidad en que el virus se transmitía de modo asintomático de persona a persona”, afirmaba en la BBC.
La vida personal del primer ministro también ha dado un giro radical. Tras cuatro hijos adultos (de entre 26 y 20 años), nacidos de su matrimonio con Marina Wheeler, y otra niña de 11 años, Stephanie, que tuvo con la consultora de arte Helen McIntyre, Johnson volvió a ser padre a finales del mes de abril junto a su novia, Carrie Symonds, de 32 años. Un parto adelantado que también tocó a Johnson. Entre el coronavirus y la llegada del pequeño, el mandatario se ha decidido incluso a firmar los papeles del divorcio, enquistados desde hacía años, con Wheeler. Algo que abre la puerta a una futura boda con Carrie Symonds, con quien ha anunciado tener intención de casarse.
Ese será el tercer matrimonio para Johnson, que pasó por el altar por primera vez con Allegra Mostyn-Owen, de 1987 a 1993 (no tuvieron hijos); y por segunda con Wheeler. La pareja estuvo casada durante 27 años y llevaba más de dos con unos trámites que no terminaban de cerrar su separación, algo que hicieron pocas horas antes de la llegada del pequeño nuevo bebé Johnson al mundo. Un niño que, de hecho, ha recibido como uno de sus nombres Nick, en recuerdo de los dos médicos que atendieron a su padre cuando su vida llegó a peligrar a causa de ese coronavirus que parece haberle cambiado por dentro y por fuera.
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