Navajas con vinagreta de soja, ajo y jengibre

Me da la sensación de que las navajas son unos moluscos infrautilizados, teniendo en cuenta lo sencillos que son de limpiar y cocinar -purgar en agua con sal, abrir en la sartén y punto- la cantidad de chicha que tienen y lo polivalentes que son. Sirven igual para acompañar un plato de pasta, con un poco de ajo previamente dorado en aceite a fuego suave, perejil y limón que para un arroz o como parte de una mariscada variada, pasando por preparaciones más sofisticadas al vacío -como esta del restaurante Compartir, que se puede versionar en casa- o gratinadas con mayonesa.

Solo abriéndolas a fuego alegre y sirviéndolas como entrante ya ofrecen muchísimas posibilidades -además de comerlas tal cual, claro-: con un poco de ralladura de limón y pimienta o con un toque de Tabasco, como si fueran ostras; con una salsa ligera de tomate picante a la marinera o sobre un pan crujiente tipo carasau o una tostada y un poco de hummus con pimiento morrón.

Si los aperitivos te parecen bien, pero tú quieres una comida completa, dobla o tripica la cantidad de vegetales del platos, quita las conchas a las navajas y sírvelo todo sobre una base de fideos de arroz (vermicelli). La preparación para ensalada de estos fideos es sencillísima: solo hay que ponerlos en remojo en un bol, cubiertos con agua fría durante 10 minutos, colarlos y ponerlos otra vez en remojo, esta vez con agua caliente. Si se van a usar para salteados, cinco minutos serán suficientes; para ensalada mejor darle un poco más de tiempo -dos o tres minutos serán suficientes-, hasta que puedan cortarse y masticarse con facilidad y no parezcan ‘plasticosos’.

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