Menú semanal de El Comidista (25 de febrero a 3 de marzo)

Tiene puntillos amargos y ácidos que la alejan de lo convencional, pero a la vez está muy suave, sin rastro de matices gaseosos.

Sí, tiene la peor de las famas, pero convertirla en una comida alegre y tierna no es difícil si sigues nuestros ocho consejos mágicos.

Vale: el olor de las mandarinas no se quita fácil de los dedos, pero es un mal menor comparado con su jugosidad.

Si se mezcla la gastronomía de Texas y México, ¿por qué Francia y España no cruzamos dos de nuestras sopas más emblemáticas y deliciosas?

Los macarrones con tomate y chorizo son uno de los inventos españoles más grandiosos y no tienen nada de lo que avergonzarse.

Si sabes pelar una naranja, sabes hacer este postre. Si además tienes canela en rama y chocolate, qué te vamos a contar: ya estás tardando.

Queso azul, bulbos de invierno, cítricos y escarola, unidos y dispuestos a enseñarte quién manda en el mundo de las ensaladas.

Son fáciles de digerir. No tienen apenas grasa. Y son tan sabrosos que recuerdan al chorizo sin llevarlo.

La piña rellena es viejuna, sí. Y qué: eso no hace que pierda ni un ápice de molonidad y ricura. Rindamos un homenaje al postre exótico.

¿Existe algún ser humano al que no le gusten las croquetas? Bueno, con nuestra versión casera cambiará de opinión.

Un plato de comida rápida de la buena. Lo único que lleva cierto tiempo es la cebolla: para que quede crujiente, se requiere un poquito de paciencia.

Permítenos que volvamos a insistir: el pomelo asado es una locura. Si todavía no lo has probado de esta forma, corre que su temporada vuela.

No hay que pelarlos, ni picarlos, ni casi cocinarlos. Aquí tienes tres maneras de tomar esta verdura que no te llevarán más de 15 minutos.

Si no encuentras la butifarra de perol, piensa en salchichas, longaniza o en alguna morcilla de cebolla.

¿Icono viejuno por excelencia o clásico contemporáneo? La tarta de galletas y chocolate, antaño estrella en las fiestas de cumpleaños infantiles, merece una nueva oportunidad.

Versionamos los clásicos huevos estrellados cambiando las patatas por alcachofas también fritas. Puedes añadirle queso, foie o romesco.

No son un plato para tomarlo todos los días, pero unas tostadas francesas de vez en cuando generan una satisfacción a la que no hay que renunciar.

Los estofados tienen algo casero y reconfortante que anima el espíritu, sobre todo por esas lascivas salsorras que generan.

Lo tiene todo: es jugosa, dulce, nada empalagosa, y cargada de toneladas de vitamina C. Son nuestra salvación frutera en el invierno.

Esta limonada se diferencia de las habituales en que no se prepara con el zumo del limón, sino con la fruta entera, lo que la vuelve más refrescante.