Sopa fría de melocotón, albaricoque y queso de cabra

Confieso que tenía unas ganas locas de estrenar la temporada de las sopas frías. Y también la de melocotones, así que me puse a buscar una receta que juntara mis dos tole-toles del momento. Unos cuantos clicks en Google más tarde, llegué a esta receta, publicada en Food&Wine por el chef del restaurante Canlis de Seattle (un sitio en el que, a juzgar por las fotos que salen en su galería, hacen unos platos tan bonitos que me daría pena comérmelos).

Aunque la receta original lleva albaricoques secos, los he sustituido por frescos, que están en plena temporada. Supongo que el resultado de mi versión es un poco menos dulce que el original, pero también más densa y cremosa. También lleva pimiento rojo en lugar de amarillo, pero teniendo en cuenta que el sabor es el mismo y que mantener el color amarillo puro de la sopa no creo que sea una prioridad, el rojo sirve exactamente igual.

Supongo que a estas alturas ya habrá quien se haya llevado las manos a la cabeza por el uso de queso de rulo de cabra: como ya he dicho en anteriores Retrospecter, el hecho de que toda una generación de restauradores haya abusado de él –y del fruto seco y el jarabe de supuesto vinagre de Módena– no lo convierte en un ingrediente que desterrar. Simplemente hay que usarlo con mesura y en las preparaciones que lo requieren: en este caso su punto salado potencia el dulzor del melocotón.

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