Bocadillo de queso con tomate y rúcula
Un poco italiano, algo francés y 100% lujurioso, este bocata es un plan perfecto para cualquier picnic o cena sabrosos, frescos y vegetarianos.
Bocadillos. Ay, bocadillos, cómo me gustáis: generadores de felicidad entre dos trozos de pan, placer elevado al máximo exponente, la ecuación esfuerzo/gustirrinín (volando por los aires) tendiendo a cero (gracias por la correción a Jacinto, un amable lector que sabe mucho más de mates que yo). Y cuántos disgustos me habéis dado también en trenes, aeropuertos, estaciones de servicio y bares o restaurantes que no os tratan como debéis, y os mancillan con pan chicletoso y rellenos escasos de segunda regional.
Ahí va mi humilde homenaje a vuestra existencia, en forma de una de esas recetas que de puro simple casi no merecen ni ese nombre. Queso, tomate deshidratado, rúcula, limón y aceitunas para una explosión de sabor que solo pide un buen pan para llevarte a la estratosfera. Si lo vais a tomar en casa, podéis darle un golpe de calor a la barra/rebanadas antes de montar el bocata: ayudará a que el queso esté todavía más apetecible y puede devolverle la vida a un pan (un pan bueno, insisto, si es una porquería no hay nada que hacer) que se haya quedado algo duro.
El Morbier es un queso francés con DOP, de leche cruda y pasta prensada que se caracteriza por tener una línea de ceniza en el centro. Se puede tomar de cualquier manera, y gracias a su 45% de grasa –sobre la materia seca, un 28/30 sobre el total del queso, matiza desde Twitter la nutricionista Elena Escolar– es perfecto para fundir (de hecho se usa para preparar una versión de esa maravilla de la creación que es la tartiflette). Con chutney de mango también es la pera limonera, y en una lasaña de verduras o como relleno de unos libritos –de lomo, pollo o berenjena– puede generar más suspiros y ojitos en blanco que un enamoramiento adolescente. Si no tenéis Morbier a mano podéis usar brie, camembert e incluso tetilla.
Si os gusta hacer pan en casa y pensáir preparar esta receta, probad a usar para hacerlo el agua resultante de hidratar los tomates. Podéis aprovechar y poner unos cuantos tomates más para que el sabor sea más potente: si los conserváis en aceite en la nevera durarán bastante y sirven tanto para alegrar una ensalada como una pasta o para picar con aceitunas en el aperitivo.
Dificultad: Como diría un Comidistita, cero-cero negativo. Si te haces tú el pan, sube un poco.
Ingredientes
Para un bocadillo
- Media barra o dos rebanadas de hogaza pan blanco, de cereales, centeno o el que se prefiera (unos 100 g)
- ½ taza de hojas de rúcula
- 3 tomates deshidratados (6 mitades)
- Una pizca de tomillo (idealmente fresco, si es seco usar muy, muy poco)
- 80 g de queso Morbier
- 6 aceitunas (del tipo que se prefiera, yo usé kalamata negra)
- Un pellizco de ralladura de cáscara de limón
- Pimienta
- Unas gotas de aceite de oliva virgen extra
Instrucciones
¿Has intentado hacer esta receta u otras de El Comidista, y no te han salido bien? Quéjate a la Defensora del Cocinero enviando un mail a defensoracomidista@gmail.com
Blanca, decantándose por los cubitos de caldo
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