Decoraciones para la mesa de navidad que no son una cursilada (y se comen)
Una mesa bien puesta hace que la comida pase a ser una experiencia completa. Aquí te damos un porrón de ideas con frutas y hojas para que no falte la decoración navideña a la hora de comer.
“El decorado de la mesa debe de ser muy cuidado por el ama de casa, ya que cuando es acertado contribuye de modo muy importante a que una comida resulte grata, pues la belleza de los objetos y la armonía de sus colores, realzadas por unas flores sabiamente dispuestas, crean un ambiente cálido, acogedor que garantizará el éxito de la reunión”, el párrafo es de Manuel Martínez Llopis sobre la decoración de la mesa en el libro El arte de la mesa, publicado por Alianza Editorial en 1990.
Aunque nos chirríe lo de que sea el ama de casa y no el amo, el primo, la hija o el yerno quien ponga la mesa, es cierto todo lo demás: una mesa bien puesta, bonita y bien organizada hace que comer pase de ser un acto de primera necesidad a una experiencia completa que disfrutamos con todos los sentidos. Tampoco hace falta hacer un portal de Belén con un San José de jamón, el burrito de cecina y el cabello del niño Jesús de huevo hilado -a no ser que queráis participar en nuestro concurso de Navidad Viejuna-, ni sacar la vajilla de plata o ponerle luces de colores hasta al radiador. Hablamos de una mesa de Navidad, no de la final de RuPaul´s Drag Race edición Barbarella.
Pero este año agradeceremos que la Navidad se parezca, aunque sea un poquito, a las de otros años. Cocinaremos algo más elaborado, abriremos un vino, cenaremos o comeremos más pausadamente que un día de diario, e intentaremos que la mesa esté de fiesta -sin llegar al nivel de Martha Stewart, que necesitamos sitio para la comida-, con elementos económicos, naturales y hasta comestibles para poder desecharlos fácilmente o transformarlos en alguna receta.
Estas son algunas propuestas facilísimas, baratas y que no te ocupan espacio después, porque las desmontas, acaban en un batido, se dejan en floreros, se comen o tienen otro uso:
Suculentas, nueces y frambuesas
En un bol o ensaladera -yo he elegido un frutero retro que tenía en casa-, pones en el centro una vela y rellenas todo el espacio con nueces enteras. Luego dispones alrededor unas suculentas, las que encuentres, hay de muchísimas variedades, y pones un poco al azar unas frambuesas para darle color (cuidado; si te pasas puede parecer la aldea de Los Pitufos). Para que dé más volumen, he puesto una manzana -elige una fuji o royal, que son rojas, y es un color muy navideño- y una lima. El único componente más delicadito de este centro son las frambuesas: si no tienes, puedes sustituirlas por unos tomates cherry o, más duradero aún, unas cayenas.
Frambuesas y hierbabuena
Puedes hacer pequeños centros que le den más presencia al centro del que hablamos antes, o ponerlos solos a lo largo de toda la mesa: yo he montado unos en los recipientes japoneses para la soja (minipunto para el sushi). Pon una vela pequeña en el centro, alrededor de ella coloca hojitas de hierbabuena y rodea la vela con frambuesas. Puedes poner algunos brotes de hierbabuena en uno de los extremos para que le dé más volumen a una parte del centro. Cuando se vayan los últimos invitados, coges el contenido de estos boles, lo pones en un vaso ancho con una cucharada de azúcar moreno y otra de zumo de lima y lo aplastas bien. Llena con hielo picado, remata con vodka o ron blanco y en 15 minutos te habrás olvidado del turras de tu cuñado.
Romero, limones, hiedra y suculentas
En un plato hondo, ensaladera o frutero, pon una vela en el centro y unas ramas de hiedra haciendo una corona por dentro. Rellena los huecos grandes con limones y mete entre ellos suculentas y otras hojas que encuentres de otro color. Yo he puesto unas rojas que salen entre la hiedra que tengo cerca de casa, pero puedes colocar hojas secas de la calle (lavándolas bien antes de ponerlas en el centro).
Como yo lo monté en un frutero transparente, para que no se vieran las ramas cruzadas y caóticas, antes de montarlo, lo llené de agua a la mitad y puse un limón en rodajas para que decorase. Si quieres hacerlo más llamativo, pon alguna rama seca para que le dé más movimiento, o rellena con nueces, avellanas o castañas. Recuerda que menos es más: la diferencia entre un bonito centro de mesa y un horror vacui navideño la pueden marcar tres ramas de muérdago y dos bastoncillos de caramelo.
Hiedra, caquis, rabanitos, kiwis, rabanitos, granadas y avellanas
Mónica A. de la Vega y Silvia Jiménez, Home Economist y profesoras de gastronomía, proponen montar un centro de mesa alargado. Primero, cuentan que es importante elegir una gama cromática de dos o tres colores máximo (en caso contrario, corres el riesgo de acabar haciendo una réplica de Puppy, el perro del Guggenheim). En este caso, se han decantado por el verde y rojo/naranja. Elegidos los colores, disponemos las ramas largas. “Hemos elegido hiedra, que podemos encontrar fácilmente en cualquier jardín o terraza, pero es sustituible por cualquier tipo de rama verde, o incluso ramillete de grelos que también son de temporada. En los extremos, unas bayas también de fácil acceso en cualquier jardín en esta época”, señala Mónica.
Colocamos las velas como elemento central y a un lado y otro iremos montando el centro. “Hemos utilizado persimón, granadas, kiwis y rabanitos (con su tallo). Los kiwis y granadas los hemos cortado para aprovechar su jugosidad visual y color, y los hemos dispuesto a un lado y a otro, más o menos con la misma carga, guardando equilibrio pero no total simetría”, explica De la Vega.
Después, dispersamos de manera grupal unas avellanas con su cáscara por fuera del propio centro. Y, por último, para rellenar los huecos que hayan quedado, ponemos alguna guirnalda navideña que tengamos en casa. Ellas han usado madera para que no desentone con las ramas ni la sensación de centro natural. Al día siguiente puedes convertir las frutas en una macedonia -rállale un poco de piel de mandarina y su zumo- y encurtir los rabanitos para un picoteo saludable.
Botes de mermelada y ramas de olivo
A la diseñadora floral Sally Hambleton (Gabriel Lobo, 10. Madrid), le encanta poner mesas preciosas y enseñárnoslas en su cuenta de Instagram. A ella le pedí que hiciera algo para un picnic, por si en este año raruno a alguien le apetecía juntarse con los suyos al aire libre. También podemos aprovechar la idea y hacer un picnic de interior: si sois de los que montáis “mesa de niños”, seguro que a ellos les parece muy divertido hacerlo en el salón de casa.
Ella hizo el pack completo y montó un picnic sencillísimo, con platos, vasos y cubiertos reciclables. Para decorarlo, una idea bien práctica: unos botes de mermelada, velas y ramitas de olivo, que ahora es la temporada de la recogida de aceituna y con un poco de suerte puedes tener un centro con sus aceitunillas.
“He puesto ramas de olivo porque es el árbol que tengo en la puerta de mi estudio y sólo me han hecho falta unas cuantas ramas para los jarrones”, dice Hambleton. Pero si no tienes olivo, no seas literal, coge lo que tengas cerca. Y si lo que tienes cerca es de alguien, pide permiso, seguro que te dirá que sí porque, como dice Sally, “¡unas ramitas no hacen mal a ningún árbol!”. El montaje es bien fácil: decoras los botes con una cinta, ella ha elegido los tonos granates, y pones unas ramas de olivo en unos tarros y en otros metes una vela: queda rústico, bonito y se prepara en un plis.
Avellanas, velas y lavanda
En los típicos jarrones anchos y no demasiado altos, la estilista y fotógrafa gastronómica Beatriz Rodríguez, propone poner un puñado de avellanas y con ellas sujetar una vela. “Me parece mono poner unos cuantos jarrones de distintos tamaños, según la mesa que tengas, para dar algo de ambiente. Siempre podemos rodear esa vela con algún elemento natural que cojamos durante un paseo. A mí me gusta la lavanda porque la hay todo el año, no es difícil de conseguir y tiene color”. Y olor, tendremos un centro, además de bonito, aromático: recuerda que si está en una zona protegida tipo parque natural no se puede coger: en ese caso compra una maceta o un ramo y listo; te costará algún euro pero no pondrás en peligro el ecosistema.
Hojas de magnolio y mandarinas
Las hojas de magnolio son relativamente fáciles de encontrar en las ciudades y quedan muy vistosas. Rodríguez propone disponerlas a lo largo de la mesa -quita menos espacio que el adorno redondo- y alternarlas con mandarinas. Cuanto más pequeñas las mandarinas mejor, así queda más elegante; que tengan hojas es un extra bastante recomendable.
Uvas, arándanos y jazmín
Beatriz Rodríguez lleva dos años fotografiando mesas, puedes seguir su trabajo en #unamesaunmes. Aquí encontramos un centro muy sencillo y que vendrá muy bien en la cena de nochevieja: unos racimos de uvas colocados a lo largo de la mesa, con algunos arándanos que le dan un punto de contraste cromático y unas flores de jazmín para adornar. Si no encontramos jazmín, podemos poner alguna otra flor silvestre que recojamos en algún paseo o tengamos en el balcón: la planta del dinero, las azaleas, las poligalas y los crisantemos están en plena floración este mes. Y después de la cena, cada uno se come doce uvas del mismo centro para darle la bienvenida al 2021.
Corona de chacinas y queso
Una opción más elaborada, pero muy práctica porque a la vez te soluciona el aperitivo, es que el propio plato de entrantes sea el centro de mesa. Lo pones al principio, os lo coméis y dejáis hueco para los siguientes platos. Una de las ideas que más me han gustado es la que comparte la cuenta de Instagram Thatcheeseplate: jamón, dos tipos de queso -un manchego y un brie podrían ser una buena opción- y salami o lomo embuchado. Para darle un poco de color, colocamos unas ramitas de romero, unas pasas, granos de granada y uvas (ella pone arándanos rojos, pero uvas seguro que te son más fáciles de encontrar). Cuidado con poner en el plato decoraciones que no sean comestibles: alguien se puede llevar un susto.
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