Productos buenos y baratos para ayudar a tu economía
El mes en el que históricamente andamos más pelados de dinero es enero, pero su sombra es alargada y sus devastadores efectos pueden durar casi hasta marzo. Hagámoslo un poco más llevadero con estas sugerencias.
Hace dos días era Navidad y todo eran risas, foie, pulardas y no mirar el extracto del banco, porque “total, son dos días”. Pero se acabaron las fiestas, llegó enero y hubo que consultar saldos y abrazar de nuevo la realidad (mientras ella nos golpeaba con una toalla mojada y llena de clavos, con Enya a toda pastilla sonando de fondo). En febrero, sorpresa, las cosas tampoco es que pinten mucho mejor.
Como, a pesar de la ruina –y las lorzas adquiridas en el mismo proceso– hay que seguir comiendo, hemos pedido a colegas, amigos y colaboradores sus productos buenos, bonitos y baratos favoritos. Apúntatelos en la próxima lista de la compra: te garantizamos que la famosa cuesta disminuirá algunos grados.
Alcachofas congeladas
Nuestro director y líder espiritual, Mikel Iturriaga, recomienda y a la vez rinde homenaje al producto comidista por excelencia: la alcachofa (por algo lo lucimos en el logo). “La alcachofa es una verdura que aguanta relativamente bien el congelado. Por eso, cuando me invade la vagancia mas inmunda o cuando mi cartera no alcanza los 20 cm de grosor por culpa de los billetes de 500 euros, la compro frozen cual princesa Elsa en sitios como La Sirena o Carrefour”. La calidad no es tan excelsa como en la fresca, por lo que no la suele usar para comer salteada, sino en platos en los que no es la protagonista absoluta, véase cremas, arroces o pastas. “Si son de buena calidad y las descongelas correctamente, dan el pego al más gourmet, y si tienes una ocasión que merezca ponerse más finolis usa los corazones enteros: son un poco más caros, pero vale la pena”.
Lentejas
El jefe de cocina del restaurante Ten´s Tapas, Iñaki Aldrey, además de currarse uno de mis menús favoritos de 2016 también recomienda alimentos para cuando te sobra mes al final del sueldo. “Las legumbres, y concretamente las lentejas, son de lo mejor que puedes comer en enero, y todo el invierno. Alimentan mucho, si las preparas como plato de cuchara calientan el cuerpo y son baratísimas”. Asegura que usar unas de variedad pardina y nacionales, como las de la marca Luengo, es lo que marca la diferencia. Comprad un paquete y un poco de remojo, un sofrito, algo de acompañamiento –cárnico o no– y un rato a fuego lento es lo único que os separará de un plato más reconfortante que el abrazo de un San Bernardo. NOTA: tras la advertencia de unos lectores, hemos hablado con la fábrica Luengo y nos ha confirmado que sus lentejas no siempre son nacionales, dependiendo de la época pueden ser importadas desde América. La versión Luengo Origen siempre procede de Castilla y León, pero es un poco más cara así que menos para fin de mes. Mil gracias por vuesta colaboración y disculpas por el error.
Hojaldre fresco
La fotógrafa y home economist Ana Casanova, al frente del blog Lovefood –entre otras cosas–, nos cuenta que su salvavidas de bajo coste favorito es “el hojaldre fresco Belbakke, de Lidl. Voy expresamente allí a buscarlo porque es muy barato (1,19€) y es el mejor que he probado”, algo que corroboro: huele y sabe a mantequilla de verdad de las buenas. Casanova afirma que “simplemente poniendo unos tomates, olivada o pesto, algo de quesito y rúcula te apaña una cena o comida”, y añado que con un par de manzanas, un pellizco de canela y un poco de nata líquida te pertrechas una señora tarta.
Pescado congelado
La codirectora de la escuela madrileña de cocina Apetit-Oh, Ruth de los Santos, nos cuenta que el pescado congelado es una buena opción para comer sano y bien de precio, algo que muchos ya aprendimos a finales de los 90 gracias al anuncio con la canción más pegadiza de la historia. “Los congelados de La Sirena son bastante socorridos, especialmente las gambas –tienen una buenísima relación calidad-precio– y los filetes de salmón, perfectos para tener siempre a mano e improvisar, por ejemplo, unas deliciosas hamburguesas”, nos chiva Ruth. Estos precios pueden mejorar aún más si se está atento a las ofertas y te haces la tarjeta cliente, que genera descuentos para próximas compras.
Sardinillas de lata
Pocas cosas que cuesten poco dinero pueden generar tanto placer como unas sardinillas de lata. También hay opciones muy caras, sí, pero incluso las más económicas son dignísimas para improvisar una ensalada, un bocata o un paté para el aperitivo. Las de Carrefour en aceite de oliva cuestan 0,70€ y no suelen faltar en mi despensa: son finas, sabrosas, jugosas y con el punto de sal perfecto. Sobre una tostada de pan de centeno, con un tomate picado, pimienta y cebollino como acompañantes puedo tomarlas como desayuno, comida, merienda o cena bien a gusto. En un plato de pasta, simplemente con ajo y perejil o albahaca, también están de traca.
Tomate seco en aceite
Nuestro compañero y no obstante amigo, Jordi Luque, nos manda su recomendación, demostrando que hasta los paladares más finos encuentran placer en los productos económicos. Luque asegura que “los botes de tomate seco en aceite Seleqtia (1,99€) son la mar de apañados. Los echas al vaso del turmix, trituras, mezclas con carne picada o un embutido –mi perversión es hacerlo con butifarra del perol– y tienes una especie de ragú que casará muy bien con unos macarrones”. Simplemente triturado con algún fruto seco y hierbas o especias al gusto también es perfecto para un picoteo o para aliñar unas patatas hervidas o asadas: en este caso, una cucharada de yogur cremoso le dará el golpe de gracias. Jordi remata diciendo que estos tomates son “un salvacenas, un salvafinal de mes y un básico de piso de estudiante. Y además están buenísimos”.
Queso emmental en lonchas
Xavi Sancho no solo es el redactor jefe de la revista ICON y uno de los seres humanos que mejor escribe en el mundo, sino también un cocinero irredento. Su intención inicial era incluir algún producto de la línea BIO, “más que nada porque hace una semanas, en un ejercicio de integración que enorgullecería a Albert Rivera, participé en la confección de un cocido madrileño y compré los fideos estos sostenibles en un Carrefour Express en Embajadores”. Pero no nos engañemos, España se rompe y a Xavi lo que realmente le gusta de la cadena francesa “son estas lonchas de Emmental (1,60€ los 200 g), que son un poco como la caja de bombones de Forrest Gump: nunca sabes si pillarás una que tenga queso o te llevarás solo el plástico”. Cuando superas las vicisitudes y sacas el emmental del envase, lo suyo es ponerlo entre dos rebanadas de buen pan y tostarlo hasta que se funda: unas gotas de salsa Perrins y tendrás un melted cheese sandwich básico pero que en Gran Bretaña te lo aplauden.
Productos sin gluten de marca blanca
La segunda recomendación de Ruth de los Santos viene dada por una problemática a la que se enfrentan bastantes familias: la necesidad de comprar productos sin gluten por tener a un celíaco en casa (en este caso, ella misma). “Las líneas sin gluten que han lanzado algunos supermercados como Mercadona, Auchan –Alcampo–, El Corte Inglés o Eroski son un respiro para los que tenemos que comprar este tipo de productos, que normalmente son carísimos”. Según este informe de precios del año 2015, a una familia con una persona celíaca la cesta de la compra le cuesta 1.468,72 € anuales más, así que la posibilidad de ahorro en este caso es más bien una necesidad.
Paté de alcachofas
Ana Pantaleoni, periodista en EL PAÍS y persona de buen comer, empieza confesando que la que le chiva las mejores ofertas es su amiga Laura Pérez, organizadora de bodas y parte “de un grupo de padres y madres que siempre están pendientes de las últimas novedades que llegan a Lidl”. De todas las suculentas opciones posibles optó por “la adictiva crema de alcachofas (1,60€)”, con sugerencia de presentación incluida “aunque a palo seco es puro vicio. En pan tostado con un chorrito de aceite, una rodaja de tomate bueno –Raf, Cor de Bou, rosa de Barbastro, según la temporada– y encima, con una cuchara, poner una cantidad generosa de crema de alcachofa”. Si hay algún tomatófobo en la sala, puede sustituirlo por una rodaja de queso fresco.
Yogur griego
Si alguien puede guiarnos en nuestra búsqueda del Santo Grial gastronómico –sección “bajo coste” incluida–, ese es Carlos G. Cano, al frente de la sección de gastronomía de la Cadena Ser. Siempre dispuesto a compartir felicidad con el mundo, Carlos nos cuenta que su producto de marca blanca favorito “es el yogur al estilo griego de la marca Alipende (AhorraMás). Son cremosos, están muy ricos y el pack de 6 cuesta 1,35 euros”. Le gustan, sobre todo, los que llevan frutos secos, pero no siempre tiene la suerte de encontrarlos, y algo parecido pasa con los que llevan fresas. “Creo que lo de los griegos de Alipende ya es un secreto a voces”, comenta con cierta resignación. “Además, servidos en una copa o un vaso bonito, con un poco de chocolate o restos de turrón desmigajado por encima, puede ser un postre la mar de resultón”.
¿Cuál es el producto rico y barato que más compañía te hace en la dura cuesta de enero? No te quedes ese tesoro para ti solo, anda, cuéntalo en los comentarios.
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