La Cosmopolita: la taberna (casi) perfecta de Málaga
Por la barra de esta taberna malagueña desfilan sabrosos platos de exquisita cocina casera que nada tienen que envidiar a los de muchos restaurantes con ínfulas.
Málaga puede ser muchas cosas pero de cosmopolita tiene poco.
Obviaré el poco acertado comentario, denota un provincianismo de frente estrecha.
Vale, perdón, quería hacer una broma.
El de las bromas soy yo, pero no se me ocurre ninguna. Porque es julio y también porque lo que comimos en La Cosmopolita fue muy serio
Vaya, qué raro verte tan… tan serio.
Me parece que la cocina de Dani Carnero merece un respeto. Es un cocinero con una trayectoria que le ha llevado a cocinar con Berasategui, Manolo de la Osa y Adrià, entre otros. Con este bagaje, ha pasado de practicar una cocina de vanguardia a trabajarse platillos sabrosos, muy personales, que ensalzan la cocina local. Y eso me entusiasma.
¿Cocina neomalagueña?
Tú sigue con las bromitas, sigue. Aunque algo de razón llevas.
Parece que Dani quiere renovar el recetario malagueño cuando sirve una ensaladilla rusa –típica de la zona– templada. A algunos de mis acompañantes les sorprendió la temperatura –templada, insisto–, a mí me pareció prodigiosa. La mayonesa, abundante y con un punto ácido, era como una nube. Los taquitos de jamón que llevaba por encima eran la adición perfecta a la sobriedad de los ingredientes: poco más que una estupenda patata. Aparentemente es una ensaladilla simple, pero todo lo contrario: es un derroche técnico.
A ver, por muy buena que fuera, era una ensaladilla…
Sí, es decir, uno de esos platos que dice mucho el nivel del restaurante. Pero tú sigue con tu provincianismo.
Después de la ensaladilla vino una ensalada de brevas con pesto de guisantes y pluma ibérica curada en el mismo restaurante que sabía a puro verano. Muy buena.
Siguió un plato brutal en todos los sentidos: el tuétano con tartar de gamba. Un mar y montaña perfecto, para untar en tostas, del que me hubiera comido tres raciones.
Pero también me hubiera comido otras tres raciones de los espárragos a la carbonara que siguieron. Cortados en láminas muy finas, los espárragos simulaban ser espaguetis y aportaban un crujiente maravilloso a la salsa, sabrosa hasta decir basta.
Te gustó, vaya…
Fue mi plato favorito. Aunque luego siguió otro plato magnífico: las manolitas en escabeche rápido y piparra.
¿Manolitas?
Así llaman en Málaga a las sardinas pequeñas. Pero a lo que vamos: el escabeche era suave, cítrico –naranja– y aromático gracias al azafrán. Tan equilibrado que podría ponerme muy cursi con él. Con estas manolitas Dani Carnero rendía homenaje a la cocina de aprovechamiento de la zona: parece que había sido típico conservar en escabeche las sardinas sobrantes del día anterior, para comerlas más adelante.
¿Homenaje?
No sigas, por favor.
Siguieron unas tortillas de txangurro con cebolla dulce al palo cortado por las que uno no daría un duro si las juzgase solo por el enunciado. Las tortillas, que en otras manos hubieran sido de lo más empalagoso, eran un homenaje al huevo, el txangurro y a la buena vida en general.
¿Y el (casi) que pones en el titular?
Bueno, porque el restaurante perfecto no existe.
Pero si me preguntas por una pega, hilando muy fino, pero que mucho, podría decir que las manitas de bogavante con manitas de cerdo me parecieron un plato menos interesante. Aunque también es probable que, al llegar al final del homenaje, yo tuviera el paladar algo saturado.
El tocinillo de cielo con el que terminamos, es una maravilla.
¿Qué tal los vinos?
Sinceramente, no miré la carta. Me propusieron acompañar la comida con Manzanilla Papirusa y así lo hice. Les interesan mucho los vinos de Jerez, y yo que me alegro.
¡No miraste la carta de vinos? Seguro que tampoco miraste la cuenta… cómo sois los tragaldabas que escribís de esto.
La cuenta salió a 37 euros por cabeza. Pero podría haber bajado si no hubieramos comido como ballenas azules la cosa habría menguado bastante.
Ah, pues qué caro.
Para nada. Y déjame que te diga una cosa: hoy no te aguanto. Seguro que tienes celos de no haber comido en La Cosmopolita.
Ñe, ñe, ñe…
La Cosmopolita malagueña. Jose Denis Belgrano, 3. Málaga. Tel. 952215827. Mapa.
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