Diez sopas frías para el verano
Hace poco Mikel dedicó una entrada a algunos de los principios básicos de la Sagrada Escuela del Gazpacho, y no está de más recordarlos por si hay alguien con el genoma creativo de Ferràn Adrià en la sala. Resumiendo: el caldo de pollo, las flores, el gazpacho en pizza y la salsa Perrins a chorrosifón no son una buena idea. Las frutas, los frutos secos y los toques ácidos y alegres, sí suelen serlo. Si tenéis alguna duda, usad como base el tomate y un puntito de cebolla y poneos creativos con el resto de vegetales, siempre poco a poco para que el drama, si lo hay, no sea de proporciones épicas. Y de regalo, un truco para ahorrarse pelar el tomate: podéis procesarlo solo y pasarlo por el chino, os ahorraréis los molestos pellejitos pero no perderéis la textura que le aporta la pulpa del resto de los ingredientes.
Recordad que publicaremos las listas todos los miércoles de agosto, y en ellas podréis encontrar platos tan necesarios para sobrevivir a la canícula como las ensaladas que compartimos la semana pasada, recetas que no pasan por el fuego y sugerencias adecuadas para llevarse a la playa, piscina o monte (o al trabajo, que no todo el mundo tiene vacaciones en agosto). Dicho esto, vamos con las recetas, que seguro que hay hambre (y sed, y calorazo).
Sopa de sandía, curry y chile de Carlos
Si quieres refrescarte a lo loco y a la vez ponerte el umami por las nubes, esta es la receta que estabas esperando. Nos la cedió Carlos del recientemente desaparecido –aunque todavía esperamos a que recupere la cordura y vuelva con energías renovadas después de las vacaciones– blog No más - de mamá, un experto en ponerle un punto picante y ácido (¿será por eso que nos entendemos tan bien?) a todo lo que cocina.
Nivel de frescor: 9, el queso le da algo de cuerpo (aunque también está muy rico).
Ahora que todavía quedan cerezas hermosas en el mercado –y a un precio mucho más razonable que a principio de temporada, cuando nos da por comprarlas a lo loco a precio de mercancía del Juan Sebastían Elkano– es el momento de recordar una sopa que propone mezclar ésta dulce y sabrosa fruta con el tomate.
Nivel de frescor: 9,5, sobre todo si somos generosos con las cerezas de la guarnición.
Si la memoria no me falla, esta fue la primera vez que utilizamos aguacate en lugar de lácteos para dar cremosidad a una crema, sopa o batido (si os sorprende su uso en dulce, recordad que el aguacate se utiliza como fruta en la mitad del mundo). Desde entonces nos hemos lanzado a probarlo en todas sus versiones, y solo se me ocurre dar las gracias a la naturaleza por ofrecernos la octava maravilla en forma de textura. Si os apetece una versión más ligera, poned 500 ml más de caldo.
Nivel de frescor: 8,5, ya que es un poco contundente (se puede tomar también caliente, y pasa por el fogón).
Sopa de tomate, parmesano y gambas
La aparente sencillez combinada siempre con resultados espectaculares es una de las mayores bazas de María, la cocinera de la que Mikel tomó prestada la receta de esta sopa. Aunque en esta ocasión se acompañó con unas gambas, podría tomarse sola, con un crujiente del mismo parmesano que usa como ingrediente o con unos daditos de tomate fresco y cebollino. Cualquier cosa que le aporte algo de textura la volverá todavía más sorprendente.
Nivel de frescor: 8,5, por la misma razón que la receta anterior.
Sopa fría de pepino, yogur y menta
Una sopa –tal vez podríamos llamarle ‘crema’, porque lleva el toque lácteo del yogur– de aire moruno llamada a convertirse en habitante habitual de cualquier nevera. Si prefieres una que no lleve patata, porque no quieres encender el fuego o por ahorrarte unas calorías, prueba con ésta ( ), que comparte dos de los ingredientes principales pero utiliza melón en lugar del tubérculo.
Nivel de frescor: 8,5, pero sube a 9,5 sin patata.
Gazpacho de mango con gambas picantes
Tunear el gazpacho con frutas es una estupenda manera de evitar el aburrimiento que puede generar el consumo de ésta sopa en un único formato, después de tomarla a diario durante los meses de calor. Si además de añadirle una fruta tropical se busca un acompañamiento que la complete –tanto a nivel de sabor como nutricional–, el resultado es siempre una victoria, como en esta delicia con gambas picantes.
Nivel de frescor: un indiscutible 10.
Sopa fría de tomate y almendra
Tiene un poco de gazpacho y un poco de ajoblanco, con el frescor del tomate y el cuerpo que le aporta la almendra. Lo mejor de cada casa, vamos. Mikel recomendaba acompañarlo con “jamón, huevo cocido, gambas, cebolleta o tomate picados”, pero me atrevo a sumar a sus propuestas unos daditos de alguna fruta bien fresca, tipo melón.
Nivel de frescor: 8,5, pero depende del hambre que haya puede servir casi como plato único (sobre todo en la cena).
Gazpacho de tomate y melocotón
Otro ingrediente de temporada que deberíamos usar a todas horas –por su precio y porque cuando ya no quede ni uno pocho abandonado en el fondo del cajón lo echaremos mucho de menos– es el melocotón de viña. Solo, en batido, mezclado con yogur o kéfir o como ingrediente de un gazpacho al que el toque aromático y dulce del melocotón le viene de perlas. Si no encontráis estragón fresco (el seco puede ser demasiado potente) os recomiendo sustituirlo por un poco de harissa: el picante y el melocotón, como diría Jamie Oliver, son buenos amigos.
Nivel de frescor: otro 10. Estamos que lo petamos.
Gazpacho de hierbabuena y albahaca
Si hay dos plantas aromáticas capaces alegrar y dar vidilla a cualquier plato son la hierbabuena y la albahaca, así que no hay que dejar volar mucho la imaginación para darse cuenta de la explosión de sabor que nos espera al tomar esta sopa. Me atrevería a sugerir, como defensora a ultranza del calabacín en crudo, la posibilidad de ahorrarse el hervor de la cucurbitácea: aunque el resultado posiblemente sea un poco más agreste a nivel de textura, el sabor será todavía más fresco.
Nivel de frescor: 9, subiendo a 9,5 con el calabacín sin cocinar.
Gazpacho de tomate, pimiento choricero y jerez
La potencia del sabor de la carne de pimiento choricero, con ese punto ahumado que tan bien sienta al tomate, especialmente al sumarle el toque dulce de la miel, hace de este primo hermano del salmorejo una opción interesante para cuando apetece salirse de la receta tradicional. Que no os tire para atrás la cantidad de vinagre y Jerez que propone Mikel: si no está alegre de ácido, la sopinchis puede resultar un poco empapuzante, ya que lleva bastante pan.
Nivel de frescor: 8,5, pero –como la sopa de tomate y almendra–, con una guarnición apañada nos puede solucionar una comida.
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