_
_
_
_

Cafeterías para ciclistas, la última tendencia fruto del consolidado romance entre la cafeína y las bicis

El fabricante italiano de máquinas de café FAEMA fue el primero en esponsorizar un equipo ciclista en 1968. Ahora hay establecimientos dedicados a ambas pasiones por todo el territorio

Un ciclista se toma un café en La Fuga, Barcelona. Fotografía proporcionada por el establecimiento.
Un ciclista se toma un café en La Fuga, Barcelona. Fotografía proporcionada por el establecimiento.PAOLO MARTELLI

Si llegas a una cafetería, escuchas unos pasos que suenan raro y vienen de un ciclista ataviado con zapatillas de clip, casco y mallas, ten por seguro que el café estará bueno. Tomarse hoy un buen espresso rodeado de maillots y bicicletas es una escena común en muchas ciudades de la Península y del continente. Algunos de estos establecimientos, incluso, nacen de tiendas de bicicletas y otros organizan rutas y competiciones para darle duro al pedal.

¿Por qué existe esa relación entre ciclismo y café?

Cualquiera que haya cogido una bici y se haya dispuesto a rodar varias decenas de kilómetros sabe que la cafeína es uno de los mejores aliados del ciclista. Aunque no proporciona energía en forma de calorías, la cafeína estimula el sistema nervioso central, haciendo que se libere dopamina y adrenalina y bloquee los receptores de adenosina responsables del sueño y el cansancio. Así, no es de extrañar que el café y el ciclismo estén estrechamente relacionados.

Ciclistas entrando en el bar madrileño de La Grupeta. Imagen proporcinada por el establecimiento.
Ciclistas entrando en el bar madrileño de La Grupeta. Imagen proporcinada por el establecimiento.

Rodaba el año 1968, cuando la primera marca del mundo del café se dio cuenta de lo anterior. Sucedió en el país donde el ciclismo y el café son religión: Italia. El fabricante de máquinas de café FAEMA (Fabbrica Apparecchiature Elettromeccaniche e Affini) fue el primero en esponsorizar un equipo ciclista. Pero no cualquiera: en él competía el ciclista que un año más tarde sería apodado como “El Caníbal” por su capacidad de comerse a sus rivales a golpe de rueda, el belga Eddy Merckx. En los 18 meses que duró su trayectoria, acumuló 525 victorias, entre ellas 11 Grand Tours (Tour de France, Giro d’Italia y la Vuelta a España), y es el único ciclista de la historia que ha ganado dos veces los llamados Cinco Monumentos: Milán–San Remo, De Ronde, París–Roubaix, Liège–Bastogne–Liège y el Giro de Lombardía.

Merckx logró éxitos apabullantes vistiendo el maillot de FAEMA e incluso protagonizó un corto llamado Eddy Merckx cerca de una taza de café (Jørgen Leth, 1973). Y si bien tomar un café antes o durante una salida en bici ya era una costumbre popular, aquella publicidad posicionó el café en el imaginario colectivo como el mejor combustible para el ciclista.

Más adelante, en 1983, otro de los países cafeteros por excelencia tomaría prestada la idea: la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia creó un equipo ciclista llamado Café de Colombia, con el que Luis Herrera sería el primer colombiano (y suramericano) que ganaría un Grand Tour en 1987. Y más recientemente, la marca de ropa ciclista Rapha ha llevado a cabo distintas campañas en relación con el café.

El auge en España, de Sevilla a Girona

Hoy en día, las bicicletas y el café viven una época dorada gracias a los nuevos récords de los ciclistas profesionales, a la búsqueda de un transporte más ecológico para hacer frente al cambio climático y a la necesidad de combatir el perjudicial sedentarismo de la vida moderna. Nos encontramos en otro de los llamados bike boom, un fenómeno económico e histórico en el que las ventas de bicicletas y accesorios aumentan, y la cultura ciclista se magnifica y fortalece.

A su vez, el auge del café se ha dado casi a la par que el de las bicicletas. Las cafeterías de especialidad se han multiplicado desde la primera década de los dosmiles por toda la geografía española, y su número sigue creciendo. Es comprensible, entonces, que algunas de ellas hayan optado por combinar ambos mundos creando una cultura propia. Es el caso de locales como Coffee and bikes (Carrer de la Puríssima, 1, Valencia), los de On y va (Barcelona) y Hidden Coffee, que colaboró con los diseñadores de bicis Dosnoventa (Barcelona) o Bici Oci (Carrer de Venus, 1, Barcelona), entre otros.

Desde La Grupeta (Raimundo Fernández Villaverde, 30, Madrid), notan que esta relación se ha intensificado: “Las marcas de café se han intentado acercar mucho al mundo del ciclismo y del deporte en general y han aparecido tanto en España como en toda Europa bastantes cafeterías con esta línea argumental”, dice Manuel Verdejo, cofundador de Dog Days (Alonso Cano, 99, Madrid), una cafetería que hace las veces de bar y que ha nacido de una tienda de bicicletas. “Todos los ciclistas, especialmente en invierno, tenemos ese momento de parada en mitad de la ruta para tomar café y desde el inicio quisimos abrir un concepto de restauración abierto tanto a ciclistas (les ofrecemos aparcamiento delante de La Grupeta) como no. Hemos comprobado que se estimula la venta cruzada”.

En La Fuga (Consell de Cent, 350, Barcelona), Miguel Santalices, que viene del mundo de la bici, y Graciela Nowenstein, de la cocina italiana, unen sus fuerzas en su local bajo el signo del café y la pasta. “La Fuga, antes que nada, es un restaurante ciclista (abiertos en horario continuo, de 9 a 00) y la pasta es un elemento muy vinculado también a este deporte”, cuentan. Se definen como una Casa del Popolo al estilo toscano, lo que vendría a ser un centro cívico o un casal, en Cataluña. “Quisimos que los clientes terminaran su comida con un café de calidad, así que nos interesamos por el de especialidad”, añaden. Entre los servicios que ofrecen está el de ser el punto de encuentro para organizar salidas en bici y también presentaciones de eventos, y en términos de gastronomía, son un obrador de pasta fresca y pizza y focaccia al corte, con producción pastelera artesana.

La Fàbrica Girona (Llevre, 3, Girona), primera cafetería de especialidad de la ciudad, la fundaron la pareja formada por el ciclista profesional Christian Meier y Amber Meier, que se habían conocido años atrás entre cafés. Cuando Christian aún desarrollaba su actividad deportiva al más alto nivel, aprendió a tostar café, abrió su tostadora con cafetería en Girona y la llamó Espresso Mafia (Carrer de la Cort Reial, 5, Girona). A aquello le sucedió una nueva y lógica apertura: la tienda de bicis The Service Course.

Café de La Flaca, en Sevilla. Imagen proporcionada por el establecimiento.
Café de La Flaca, en Sevilla. Imagen proporcionada por el establecimiento.

Para Andrés Fernández, propietario de la cafetería La Flaca (Avenida Torneo, 35, Sevilla) la relación entre café y bicis se ha ido fortaleciendo con el tiempo. Aparte de los desayunos, almuerzos, meriendas y cenas (abren de 8:00 a 00:00 horas), basadas en la gastronomía española, organizan eventos especiales: “Tenemos un club para hacer rutas, con el que salimos desde el local los miércoles y los domingos. Las llamamos Special Ride, incluimos el desayuno y el avituallamiento en la mitad de la ruta, y también algunas tapas al finalizar”.

De forma similar y alrededor del mundo, los ciclistas se asocian y toman los motivos del café para salir en grupo, como la comunidad internacional Club Cycling Espresso, que invita a asociarse en cualquier lugar del mundo para pedalear y tomar café con los afines a estos dos vicios.


Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_