Tras muchos años reinando en el amplio campo de la mediocridad, los rosados españoles ya juegan en la premier league, donde Francia sigue encabezando la clasificación con el rentable equipo de la soleada Côte de Provence. Su modelo es una tendencia que va imponiéndose en nuestro país, impulsada por el incremento de la demanda de rosados de calidad en todo el mundo, un 25% entre 2001 y 2021, según la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV). Empezó como una curiosidad, un sofisticado toque provenzal de elegante palidez matizada de rosa. Uno de los primeros pasos lo dio el líder de los rosados españoles, Bodegas Chivite, con Las Fincas 2015, de producción limitada y numerada y original botella. La razón, para Julián Chivite: “En mis viajes por el extranjero pude comprobar que los rosados más cotizados y estimados eran los de Aix-en-Provence. Por eso propuse a mi amigo Juan Mari Arzak su colaboración para sacar Las Fincas, un rosado que rompía, incluso en el tipo de botella, con lo habitual en nuestro país. La misma idea la aplico a mi nuevo rosado Unzu”.
La tendencia a los rosados muy pálidos, de inspiración provenzal, con mayor estructura y potencia sápida, tomó impulso cuando la bodega Muga se decidió por la elaboración de un rosado de gama alta. Para Manuel Muga, estaba claro. Había que elevar el estatus de este tipo de vinos elaborando un rosado de alta gama: “Lo hicimos en 2016 con Flor de Muga”. Algo que en Rioja, la zona vitivinícola más prestigiosa de España, se consideraba un despilfarro. Pero el ejemplo de los rosados a la provenzal se ha ido extendiendo por zonas tan prestigiosas como Priorat y Ribera del Duero. En algunos casos, incluso el nombre del vino hace una clara alusión a la prestigiosa zona francesa, como Le Rosé, de Antídoto, o Primer Rosé, de Murrieta.
El riesgo es que se convierta en una moda, alentada por el marketing cortoplacista. Porque ni basta con imitar la rosada palidez de los vinos provenzales, ni es fácil conseguir su elegancia y sutileza. Para alcanzar su exquisitez es necesario concebir al rosado como una tipología con las mismas exigencias que un gran blanco o un gran tinto, lo que supone superar numerosos prejuicios sociales que lo consideran mayoritariamente como una bebida estacional sin más pretensión que dar un toque alegre de color en los días calurosos. De ahí que se le considere un vino barato, sin pretensiones. Optar por la calidad supone utilizar variedades nobles procedentes de cepas viejas que expresen el territorio. Y realizar una elaboración exigente y cuidadosa, con prensados separados por variedad y parcelas, utilizando solo mosto yema o flor mediante el método saigné (sangrado), con crianza sobre lías finas de varios meses, y en algunos casos con pequeñas crianzas en roble.
Se trata de una materia prima y de un proceso enológico que encarecen el producto. Un precio alto plenamente justificado para aquellos vinos que pretenden codearse con los mejores rosados del mundo. Es lo que consiguen estos 10 excelentes ejemplos.
Este soberbio rosado de la bodega Antídoto proviene de cepas plantadas sobre suelos arenosos y fondo de roca calcárea en 1905 en la parcela Carresoto, ubicada en el pueblo de Miño de San Esteban (Soria), a 950 metros de altura. Se elabora con tempranillo y albillo que, tras el prensado de las uvas enteras, fermenta el mosto yema en barricas nuevas de roble francés de 600 litros, con posterior crianza durante casi siete meses. Expresivo aroma de fresca frutosidad, con delicados perfumes florales, hierbas balsámicas y elegantes notas especiadas. Sabroso, envolvente, fresco y largo.
·Teléfono: 975 350 493 ·DO: Ribera del Duero ·Tipo: rosado crianza, 14,5% ·Cepas: tinto fino (tempranillo) y albillo ·Precio: 60 euros ·Puntuación: 9,4/10
Pionero en los rosados riojanos de inspiración provenzal, utiliza uvas de garnacha con entre 70 y 90 años procedentes de una docena de parcelas ubicadas en Alto Najerilla y de las partes altas del Valle del Oja. El mosto fermenta a baja temperatura en pequeños tinos de roble, parcela por parcela. Una vez finalizada la fermentación, el vino se conserva con las lías finas durante un mínimo de cuatro meses. Aroma de complejo y elegante conjunto frutal, con notas florales, cítricos, hierbas aromáticas, especias y leve presencia de madera. Muy sabroso, fresco, deja un largo recuerdo frutal.
María Vargas, directora técnica de Murrieta ha creado un rosado de altísima calidad con mazuelo, una variedad poco habitual. Las uvas proceden del Pago Lucas, con cepas plantadas en 1985 en la Finca Ygay. Tras la fermentación en depósitos de hormigón, reposa con sus lías finas durante cinco meses. Elegante aroma a fruta negra madura y exótica, en armonía con la vivacidad cítrica, las notas florales, y de hierbas balsámicas, con recuerdos de monte bajo y brioche. En boca resulta golosamente expresivo, equilibrado, de textura cremosa, con un vibrante, fresco y largo final.
En la Sierra de Gredos la garnacha desarrolla un perfil singular, estilizado y fresco, como demuestra este rosado elaborado por el matrimonio Soto y Manrique. Lo hacen con uvas de viñedos viejos, plantados a más de 800 metros de altura sobre suelos graníticos muy pobres, entremezclados con pizarras. Tiene una elaboración estilo blanc de noir. Impacto olfativo cargado de notas frutales silvestres y ácidas, piel de mandarina, hierbas balsámicas y notas de flor blanca. Delicado, pero sabroso, de textura suave, con buena presencia en boca, donde resalta la acidez que realza su largo final.
Un homenaje a cuatro grandes mujeres que lucharon por la igualdad: Clara Campoamor, Emilia Pardo Bazán, Concepción Arenal y Carmen de Burgos de Seguí. El enólogo Francisco Guerra elabora el rosado a partir con viñedos viejos de distintas variedades de uva procedentes de una selección de parcelas de viñedos propios en Cigales, Cubillas y Valoria la Buena. Finaliza el proceso con reposo de un mínimo de dos meses con lías finas. Aroma de gran carga frutal (moras, frambuesa, melón) rica en matices florales y herbáceos. Algo goloso, con final de boca frutal y buena persistencia.
Lograda elaboración de inspiración provenzal a partir de una selección de viñedos viejos plantados en torno al año 1960, y a casi 800 metros de altura. Tras la selección de los racimos se realiza la fermentación en depósito de acero inoxidable tras una maceración suave y corta. Aroma delicado y sutil a fruta roja (fresa, frambuesa, cereza) y fruta blanca madura (melocotón confitado), acompañado de festivos recuerdos florales y notas de hierbas campestres. Boca ligeramente golosa, sensual, de textura sedosa, equilibrado, con gratos y frescos recuerdos afrutados y largo postgusto.
Gran rosado elaborado a partir de una selección de viñas, jóvenes y viejas, de garna-cha ubicadas en las zonas altas de Scala Dei, sobre suelos arcillosos. La fermentación se realiza por separado de cada parcela, con un reposo posterior de unos cuatro meses con sus lías finas, para realizar finalmente un logrado coupage. Aroma sutil e intenso a fruta roja (fresa, frambuesa) con tonos cítricos (pomelo), ligeras notas florales (violeta), y recuerdos de hierbas de tocador y balsámicas (hinojo). En boca es sabroso, muestra una elegante expresión afrutada, agradable frescor, y largo postgusto.
José Pariente se ha incorporado a la tendencia provenzal con este rosado multivarietal de garnachas viejas procedentes de Pedrosa del Rey, tempranillo de Mucientes y viognier de La Seca. El presado de las uvas se hace conjuntamente, manteniendo el raspón en las variedades tintas. Tras la fermentación, el vino se mantiene sobre sus lías durante cuatro meses. Gran intensidad aromática, con notas de frutillos rojos silvestres (mora, fresa, frambuesa) enriquecidos por el fondo floral (rosa y jazmín). Muy sabroso y fresco, al final se impone un atractivo contrapunto dulce-amargo.
La bodega segoviana Avelino Vegas elabora este singular rosado estilo provenzal elaborado con la variedad prieto picudo procedente de viñas de 25 años cultivadas a más de 800 metros de altitud en los páramos cascajosos de la provincia de León. Tras la vendimia, se someten las uvas a una ligera maceración antes de fermentar en depósitos de acero inoxidable. Aroma intenso a frutillos silvestres rojos, fruta blanca madura, con perfumadas notas florales y un toque de frescor cítrico. Muy sabroso, amplio, expresivo, dotado de buena acidez que compensa el punto goloso del final.
Supuso una auténtica revolución de los rosados navarros, con la elaboración pionera del estilo provenzal. Parte de una fracción del mosto yema de las uvas de garnacha y tempranillo procedentes de Finca Lagardeta. Después de la fermentación a baja tem-peratura el vino se somete a una crianza sobre lías finas de varios meses para ganar estructura y untuosidad. Aroma a fruta fresca silvestre (moras, fresa y frambuesa) combinada con las cítricas y el leve perfume de pétalos de rosa marchita. Sabroso, con cuerpo, equilibrado, el justo grado de dulzor y acidez para un final persistente.
Periodista, escritor, y crítico enogastronómico. Premio Nacional de Gastronomía 2002. Es crítico enológico de EL PAÍS desde finales de los ochenta. En 1989 participó en la fundación de Slow Food, donde ha sido vicepresidente internacional y presidente nacional. Es autor de libros como 'El Libro del Vino' y 'El Libro de los Aguardientes y Licores'.
