Cuando viajar es experimentar
De Asturias a la isla de Tenerife, naturaleza, gastronomía y cielos estrellados en seis de las iniciativas presentadas a los Premios Fitur Turismo Activo 2025
Entre las 10 tendencias que guiarán al turista español en 2025, según Hosteltur, hay tres que apuntan a un segmento que sigue cogiendo vuelo tras la pandemia, el turismo activo: escoger destinos con menos carga turística y alternativas más sostenibles; un creciente interés por visitas a lo largo del año, favoreciendo la desestacionalización, y una preferencia por escapadas breves con experiencias locales que complementen el viaje. Escogemos seis propuestas entre las iniciativas presentadas a los Premios Fitur Turismo Activo 2025, que se entregan desde hace 25 años en colaboración con la revista Aire Libre.
Festival de biodiversidad
“La actividad principal en Anaga es el senderismo, pero nosotros le ponemos apellidos”, introduce Javier Tejera, director del Anaga Biofest, a la filosofía de este festival que invita a disfrutar del entorno natural de este macizo que cubre el noreste de Tenerife. “Aprovechamos la red de senderos para conectar actividades que fomentan la participación de otros agentes locales”, explica Tejera. Además de la naturaleza apabullante de esta reserva de la biosfera, el proyecto celebra también su ruralidad. Por ejemplo, con una excursión hasta la cueva de Vargas, envueltos en frondosa laurisilva, que culmina con la elaboración de un queso artesanal en una tradicional casa-cueva.
“Implicamos a colectivos locales que no siempre pertenecen al sector turístico”, explica el director, como la cofradía de pescadores de La Punta. La actividad Entre nasas y anzuelos, no obstante, comienza en tierra firme con una caminata costera por el entorno de Punta Hidalgo contextualizada por Fran Sosa, especialista en historia, cultura y biodiversidad de Anaga. La travesía confluye hacia las instalaciones de la cofradía “y se hace coincidir con la llegada de algún barco, identificando las diferentes especies descargadas”, describe Tejera. Después, los participantes se ponen manos a la obra en un taller sobre artes de pesca tradicional —nudos marineros y técnicas para empatillar anzuelos— impartido por pescadores veteranos de la cofradía. La visita (cuatro horas; 25 euros por persona) culmina de la mejor manera posible: degustando productos del mar con un vino blanco.
Además del impacto positivo en la economía local, Anaga Biofest cuida el entorno que lo acoge. “Todas las empresas que participan están sujetas a la Carta por la Sostenibilidad de las Actividades en la Naturaleza”, indica Tejera. El festival programó acciones hasta en cinco fechas distintas el pasado año (también en El Hierro y Gran Canaria), y prepara una edición especial en 2025: a la celebración de su quinta edición se suma la del décimo aniversario de Anaga como reserva de la biosfera.
Vistas al geoparque
Contemplar la orografía del Geoparque Mundial de la Unesco Sierras Subbéticas desde la cueva de El Morrión, balcón natural sobre el vacío, es una de las recompensas que proporciona la ascensión al pico de La Tiñosa. Y aún queda el regocijo de llegar a la cima, un poco más arriba, que con 1.570 metros de altitud marca el punto más alto de Córdoba y una atalaya de observación ornitológica hacia el vuelo de águilas reales, buitres leonados o halcones peregrinos. Una tercera satisfacción es saber que se contribuye a cuidar el paisaje circundante, mezcla del gris de las cumbres, el verde de los campos de olivar y el blanco de pueblos como Priego de Córdoba.
Desde 2022, cuando se reabrió al público, esta ruta que parte desde la aldea de Las Lagunillas, a unos 12 kilómetros de Priego, cuenta con una regulación de acceso (máximo 75 personas al día), de manera que la excursión se hace de forma más sostenible, preservando la biodiversidad de esta sierra de la Horconera y el parque natural de las Sierras Subbéticas. No ha sido tarea fácil, reconoce Lucía González, técnica en turismo del Ayuntamiento de Priego de Córdoba, impulsor del proyecto junto a la Consejería de Sostenibilidad y Medio Ambiente de Andalucía. “El parque tiene la característica de que un 95% del territorio que abarca es privado”, indica González, y llevó casi tres años acordar autorizaciones de paso por las fincas que atraviesa el sendero, marcarlo con una minuciosa señalización (40 puntos) y habilitar una página web con información visual de la ascensión, y en la que se puede solicitar el permiso (gratuito) para realizar la ruta.
Subir y bajar de La Tiñosa disfrutando del paisaje requiere unas cinco horas e implica cierta dificultad (5,5 kilómetros; 800 metros de desnivel). También algunas consignas de respeto al entorno que nos rodea, como no salirse del camino marcado, no llevar perros sueltos, no arrancar especies silvestres, ni perturbar al ganado que nos topemos. ¿Una última recompensa? Las tentaciones gastronómicas que despliega Priego de Córdoba en torno a su aceite de oliva virgen extra, que tiene denominación de origen propia.
Viajeros al ‘gastrotren’
Bajar a la mina a bordo del Tren gastronómico con destino a los cinco sentidos del Ecomuseo Minero Valle de Samuño (Langreo) es una invitación a degustar ricos productos asturianos pertrechados con casco y frontal en las galerías del pozo de San Luis. “El objetivo es utilizar el potencial del Ecomuseo, principal centro turístico de la cuenca del Nalón, para dar a conocer otros atractivos del entorno”, explica Vanessa Álvarez, su directora de operaciones; en este caso, la gastronomía. Y, de paso, generar “tejido turístico en el entorno”, añade, en referencia a la docena de empresas de la zona enroladas en la realización de la experiencia.
El viaje arranca al atardecer en la estación de El Cadavíu, donde los visitantes son recibidos “con un par de copas de sidra achampanada”, desgrana Álvarez, y por David Castañón —autor de Les Fartures o dónde comer bien en Asturias—, “nuestro maestro de ceremonias”. Ya a bordo del tren se recorre un kilómetro por el exterior y casi otro por el interior de la galería minera, pues los últimos 200 metros se cubren a pie, con casco y lámpara. “Los visitantes pueden ver una veta de carbón, nuestro equipo de vías les explica el trabajo dentro de la mina, pueden coger un martillo… Lo llamamos el tren de los cinco sentidos porque les hacemos sentir también la humedad de la mina, el olor…”, añade la directora. Después, en la zona del embarque, “donde los mineros cogían la jaula para subir al exterior”, se realiza una degustación de quesos asturianos servidos por el experto Aitor Vega, y regados con sidra natural.
Tras coger el ascensor que usaban los mineros y salvar 32 metros de profundidad hasta el exterior, la casa de máquinas acoge una cena a base de productos asturianos (empanada, pitu de caleya, tortos con picadillo) acompañada de cerveza artesana de dos fábricas cercanas, más un postre (casadiella minera) y un digestivo servido por una microdestilería de Langreo en otras dependencias del complejo; la lampistería y la casa de aseo. Luego queda bajar de nuevo a la galería y subirse al tren minero de regreso a El Cadavíu. Para reservar plaza en este gastrotren (tres horas; 85 euros por persona) hay que estar atentos a la web y redes sociales del Ecomuseo: aunque habrá varias fechas disponibles en 2025, aún están por concretar.
Senderismo inmersivo
Imaginen oír a un lobo salvaje muy cerca al caminar por el bosque y, en lugar de pánico, sentir el deseo de que aparezca. La tecnología ha obrado la posibilidad de este encuentro en plena naturaleza sin riesgo alguno para el turista, ni para el animal. Bienvenidos al primer sendero con realidad aumentada (RA) del mundo, Meta Park Trails Pedraforca. “Conseguimos que la persona vea en movimiento a ese animal [en su tableta o smartphone], que lo escuche, y que pueda vivir la emoción del contacto [virtual] con él”, explica Xavi Fanlo, técnico de senderos e impulsor de este proyecto en la sierra d’Ensija, junto al emblemático Pedraforca.
El recorrido (dos kilómetros, dificultad baja) comienza en el Pedraforca Parc Aventura (Saldes) y sigue la ruta señalizada a la riera d’Aigua Salada, un torrente salino que brota de una surgencia rocosa entre cuyos materiales hay yesos del triásico y sal de roca. Antes de adentrarnos en el bosque hay que descargar la aplicación MP Trails Pedraforca y activarla con un código de pago (15 euros por dispositivo) para que la RA haga su magia tecnológica. “A partir de aquí recomendamos que los visitantes guarden el móvil”, dice Fanlo, pues el terminal detecta con la posición GPS cuándo nos aproximamos a los puntos donde está enclavado cada animal, y reproduce entonces sus sonidos más característicos “en su entorno natural real, donde viven”. Después hay que localizar un cartel con el dibujo del ejemplar y al capturarlo con la cámara (cual código QR) aparece en la pantalla una animación de cada una de las 12 especies pirenaicas repartidas por el recorrido: ciervo, ardilla, armiño, urogallo…
La experiencia pretende sensibilizar con “locuciones que explican el hábitat de cada animal, sus comportamientos y su problemática; si se trata de una especie protegida o con pocos ejemplares”, explica Fanlo. Los contenidos han sido creados por biólogos de la Fundación FAADA y la Universidad Autónoma de Barcelona. “Si conseguimos que [los visitantes] se vayan sensibilizados sobre la no explotación de animales para usos turísticos y el respeto al entorno, quizá logremos cosas tan sencillas como no tener que recoger la basura que muchas veces dejan los turistas en senderos como este”, concluye.
Observar el cielo día y noche
“Ahora mismo podemos ver una alineación de cuatro planetas del sistema solar: Venus, Marte, Júpiter y Saturno. ¿Y qué más? La nebulosa de Orión, Tauro, las Pléyades, la galaxia de Andrómeda…”, enumera Uxue Fabo, guía para la interpretación del cielo nocturno en Entre Encinas y Estrellas, un alojamiento que ofrece experiencias de astroturismo en Fregenal de la Sierra (Badajoz). Pero lo que diferencia a este complejo con certificación Starlight e integrado en el destino Dark Sky Alqueva es que también invita a contemplar el firmamento a plena luz del día, con actividades de observación solar para conocer, por ejemplo, las estaciones del astro —“ahora mismo estamos pasando por un máximo solar”, aclara Fabo—, entender el porqué de las recientes auroras rojas divisadas en España o concebir sus dimensiones reales: “El sol representa el 99,8% de la masa de todo el sistema solar”, explica la experta. Gracias a un telescopio especial Lunt Doble Stack 130, alojado en el peculiar observatorio R2-D2, “atraviesas la corona del sol y ves la corteza, las manchas solares, las llamaradas”, que, según la experta, tienen hasta cuatro veces el tamaño de la Tierra. “Y lo ves en directo, cómo evoluciona. Cada día el sol tiene una pinta distinta”, apuntilla.
Pedaleando entre naranjos
La afición cicloturista de Santiago Alandí, quien cada año hace un viaje en bici, “y siempre me preguntaba por qué no hacer lo mismo en mi territorio”, así como su constatación de que “ha cambiado la tendencia y prácticamente todos los viajeros buscan primero qué hacer y después dónde dormir” fueron dos de los detonantes de Mediterranean Bike Tours, una agencia que organiza rutas de cicloturismo comprometido en la comarca valenciana de Camp de Morvedre. Bajo la marca slow cycling, “ese turismo calmo, sostenido, que invita a disfrutar de la compañía, de la conversación, del paisaje, de la gastronomía”, agrega Alandí, proponen travesías para todos los públicos y dificultades aprovechando rutas cercanas como la vía verde Ojos Negros o El Camino del Cid; los campos de naranjos de la zona o el paisaje del parque natural Sierra Calderona. Una de estas experiencias, Bike & Orange (desde 40 euros), invita a mezclar precisamente cítricos y pedaleo. “El recorrido discurre entre naranjos por el valle del Palancia, donde estamos nosotros, y se visita una explotación [agrícola] donde, además de conocer cómo funciona, recogen sus propias naranjas y realizan una cata de zumos”. Y claro, “normalmente acabamos con una auténtica paella a leña”, remata Alandí.
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