Páginas de grandes fracasos y algún éxito
De ‘El fin de la historia’ a ‘Mierdificación’, libros que han sucumbido en sus previsiones en el primer cuarto de siglo dejan hueco a las nuevas palabras


Es ya una tradición en el Observatorio de Retina utilizar elementos de la cultura para explicar la tecnología y su entorno. Esta vez es el turno de los libros. Ha volado un cuarto de siglo. Buen momento para sentenciar al exilio a aquellos que erraron y sustituirlos por los que, quizá, aciertan. El primer libro seleccionado fue un éxito en su tiempo: El fin de la historia y el último hombre (Planeta, 1992), del politólogo estadounidense Francis Fukuyama.

Defendía que se acabaron los bloques de poder tal y como los conocíamos, y que una especie de dios diligente iba a extender un bálsamo de democracias liberales. Este mundo de ensueño contrasta con la realidad. Peter Thiel, el gran gurú de Silicon Valley, asegura que “la libertad y la democracia ya no son compatibles”. Asusta. “Una de las preguntas para el próximo año será qué es Occidente”, desliza Jaime García Cantero, director de Retina.

Otro libro que habría que retirar de las estanterías lleva por título La Tierra es plana (Ediciones Martínez Roca, 2006), del influyente periodista estadounidense Thomas L. Friedman. Imaginó un mundo sin barreras; las compañías eran globales, tenían sus cadenas de distribución repartidas por el planeta y podían fabricar en casi cualquier sitio. Esas ideas se derrumbaron y la autonomía estratégica es un término que se repite al igual que un eco. Un destierro más: Does IT Matter? Las tecnologías de la información (Empresa Activa, 2005), escrito por Nicholas Carr. Llega a respuestas incorrectas: la importancia táctica de las TIC ha disminuido, y su valor resulta similar al que tuvieron en su momento la luz o el ferrocarril.

Debates vigentes
En un anaquel más alto se coloca Infrastructure is Destiny (La infraestructura es el destino), de OpenAI (2024). El próximo año será vital para revisar la capacidad de procesamiento y de imaginación. A su lado, pero corriendo distinta suerte, El fin del trabajo (Editorial Paidós, 2010), del analista político Jeremy Rifkin. Un mantra neoliberal y, a la vez, una excusa para despedir a la gente.

Doblamos la esquina del libro y vemos que será el fin de algunos trabajos. Un debate que tendrá mucha vigencia el próximo ejercicio. El autor escribe: “Estamos entrando en una nueva era de mercados globales y producción automatizada. El camino hacia una economía casi sin trabajadores está a la vista. Que ese camino nos lleve a un refugio seguro o a un terrible abismo dependerá de lo bien que la civilización se prepare para la era posmercado que seguirá a la Tercera Revolución Industrial. El final del trabajo podría significar una sentencia de muerte para la civilización tal y como la conocemos. También puede suponer el comienzo de una gran transformación social, un renacimiento del espíritu humano”. Quizá más que retirarlo debería encontrar su equilibrio en el anaquel. Ni avanza ni retrocede.

Entre los elegidos, Comunismo de lujo totalmente automatizado (Levanta Fuego Editorial, 2021) firmado por el periodista británico Aaron Bastani. Páginas contadas desde un punto de vista social. No entra en la desaparición del trabajo o de unos puestos en particular: plantea una reflexión sobre qué hacemos con las personas que perderán su empleo. En cambio se queda fuera el libro de Steven Pinker, Los ángeles que llevamos dentro. El declive de la violencia y sus implicaciones (Paidós, 2012). Tras su lanzamiento se convirtió en el epítome del optimismo racional. Adelantaba que el siglo XXI serían tiempos de paz y de la mejor mirada del ser humano.

Al final de la selección, una de esas palabras distintas: enmierdar o mierdificación. Turno de Enshittfication (Editorial Verso, 2025) firmado por Cory Doctorow. “Todos vivimos en el mierdoceno, en el que los servicios que importan, de los que dependemos, se están convirtiendo en enormes montañas de mierda”, describe el autor en The Guardian. Los usuarios de las redes sociales comprenderán el término, por la forma en que los trolls, extremistas, charlatanes y criminales han invadido estas plataformas.
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