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Muchos robots, pocas manos

La automatización de la industria requiere profesionales que sepan desarrollar y mantener los sistemas. Bastante oferta laboral queda sin cubrir

EXTRA ELIGE TU PROFESIÓN 16/06/24
Hispanolistic ( GETTY IMAGES) (CUSTOM_CREDIT)

La cuarta revolución industrial es ya una realidad en un buen número de sectores económicos de todo el mundo, y su impacto en el mercado laboral es extraordinario. El Foro Económico Mundial prevé que de 2021 a 2025 la automatización y la robótica impulsen la creación de 97 millones de puestos de trabajo. Estos nuevos empleos van a evolucionar al ritmo de los sistemas informatizados, y el interés que generan va en aumento. Un reciente informe de la consultora LHH Recruitment Solutions revela que la profesión de ingeniero de automatización se sitúa entre las más buscadas de este año. “La transformación digital y la implantación de la industria 4.0 hacen que resulte necesario contar en plantilla con profesionales con nuevas habilidades tecnológicas y enfocados al aumento de la eficiencia de los procesos industriales”, prosigue el estudio.

La formación en automatización y robótica industrial se puede realizar a través de distintos itinerarios académicos, que incluyen desde grados habilitantes en Ingeniería Técnica hasta másteres en Ingeniería Industrial o más específicos en estas áreas concretas. La demanda por cursar estos estudios es muy alta, sobre todo en Madrid y Barcelona, con unas notas de corte para los distintos grados que suelen superar los 11 puntos sobre 14.

Alta empleabilidad

Tampoco hay paro: su tasa de empleabilidad ronda el 94% porque no hay suficientes ingenieros especializados en España. La integración de tecnologías avanzadas en la industria, como el internet de las cosas (IoT), la inteligencia artificial y los sistemas ciberfísicos, ha impulsado la necesidad de ingenieros capacitados en estos ámbitos. La pandemia ha acelerado aún más los procesos de digitalización en determinados sectores industriales, por lo que la urgencia por cubrir estos puestos es todavía más evidente.

Desde el Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Madrid reconocen que los alumnos interesados deben tener una inclinación natural hacia el desarrollo de sistemas complejos y una curiosidad constante por la innovación tecnológica. “Han de estar preparados para una formación continuada a lo largo de su carrera profesional, con el objetivo de adaptarse a los rápidos cambios y avances en las tecnologías de automatización y robótica”, añade el director del Máster en Ingeniería Industrial de la Universidad Carlos III, Ramón Barber.

La coordinadora del grado en Ingeniería Electrónica Industrial y Automática de la Universidad Rey Juan Carlos, Susana Borromeo, coincide en que los estudiantes deben estar motivados por desarrollar su carrera “en sectores estratégicos como la automatización de procesos, la gestión electrónica de la energía, la instrumentación de equipos y sistemas, la robótica, las energías renovables, el transporte eléctrico, la domótica y los sistemas electrónicos industriales”. Es así porque la automatización y los robots no se limitan solo a los procesos de producción, sino que también se usan en campos como la medicina, el sector aeroespacial, la logística y el medio ambiente. Las aplicaciones son tan extensas que los egresados pueden encontrar oportunidades laborales en multitud de industrias en las que, por un lado, brindarán soporte técnico para empresas suministradoras de equipos y sistemas, y, por otro, participarán en el desarrollo e implementación de tecnologías avanzadas.

Pocas mujeres

Borromeo recuerda otro dato: las mujeres apenas representan el 10% de los ingenieros en robótica y automatización a escala mundial. En la Asociación Española de Robótica y Automatización (AER Automation) reconocen que el sector se esfuerza en atraer más estudiantes y talento femenino. Y argumentan que otra forma de acercarse a este ámbito industrial es a través de la Formación Profesional. El módulo de FP en Automatización y Robótica Industrial tiene una duración total de 2.000 horas, distribuidas en dos cursos académicos; su demanda es elevada y las salidas laborales son atractivas. En este caso, los conocimientos que reciben los alumnos son eminentemente prácticos, frente a la orientación teórica y más general de los grados. “El perfil es diferente. El de FP está más encaminado a interactuar de manera directa con los dispositivos, mientras que el enfoque de los ingenieros se centra en diseñar o fabricar esas herramientas”, comentan en AER Automation.

Estos estudios forman parte de un Grado Superior de FP, y para acceder a ellos se necesita la titulación de bachillerato o la de Técnico Medio de Formación Profesional. Los alumnos reciben clases teórico-prácticas en el instituto y en empresas relacionadas con esta especialidad industrial. “En el centro educativo se emplean metodologías activas de aprendizaje para realizar los proyectos, con el fin de aprender haciendo”, explica el presidente de la Asociación de Maestros Industriales y Técnicos Superiores (Amits), Antonio Rodríguez.

Los titulados pueden acceder a roles como supervisor de montaje y mantenimiento, verificador de equipos eléctricos, líder de taller electromecánico, técnico en organización y puesta en marcha, proyectista de sistemas de control y comunicación, programador de robots industriales y diseñador de circuitos. La colocación es alta. El 70% de los alumnos formados el curso pasado en la Escola del Treball de Barcelona, un instituto de FP de referencia en fabricación automatizada, trabaja en compañías relacionadas con la materia que estudiaron. Muchos de ellos, además, se quedan en las empresas donde realizan las prácticas de su formación, por lo que quedan disponibles pocos técnicos en el mercado.

De la FP a la Universidad (y viceversa)

La FP de grado superior es una vía idónea para acceder a un grado en ingeniería, ya que en este caso ni siquiera es necesario realizar una prueba de acceso. La Asociación Red de Profesorado Técnico de Formación Profesional (Red PT-FP) destaca que el nivel de quienes llegan a la Universidad a través de este itinerario suele ser alto, ya que disponen de una amplia formación técnica previa. En ocasiones, se produce el camino inverso: es el estudiante universitario el que acude a la FP para obtener una formación más especializada. 

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