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Europa recupera el pulso de la movilidad educativa

En la UE la situación se normaliza, pero hay problemas con Reino Unido y EE UU. La pandemia hunde los intercambios con Latinoamérica y Asia

Movilidad educativa
Getty Images

La movilidad internacional de las universidades españolas, que se frenó en seco en la recta final del curso 2019-2020 a causa de la covid-19 y permaneció en punto muerto o, como mucho, en primera y a trompicones durante 2020-2021, recupera, poco a poco, el pulso. Francisco Beltrán, vicerrector de Internacionalización y Cooperación de la Universidad de Zaragoza (UNIZAR), diferencia entre el estudiante internacional (que viene a sacarse una titulación en una universidad española) y el de intercambio (cuyo principal ejemplo es el programa Erasmus+, que facilita el tránsito académico de los estudiantes y profesores universitarios dentro de la UE), y resalta que la afectación de ambos flujos por la pandemia varía mucho geográficamente. “En Europa, la mayor parte de las universidades están volviendo a la presencialidad”, observa.

El año 2019-2020 arrancó con 154.428 extranjeros matriculados en el sistema universitario español (SUE), que representaban el 27,4% de los estudiantes de doctorado y el 5,8% de los de grado; el 71,9% de estos últimos procedía de la Europa de los Veintiocho. “Es una tendencia ascendente”, señala Datos y cifras del Sistema Universitario Español 2020-2021. Mientras que hubo 44.297 españoles que marcharon a estudiar al extranjero (aquí los datos son de 2018-2019), mayoritariamente erasmus rumbo a Italia, Francia y Polonia.

De cara a 2021-2022, el número de universitarios salientes está experimentando “un repunte fuerte”, subraya Silvia Gallart, directora del Servicio de Relaciones Internacionales y Cooperación de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), y refrenda el resto de responsables consultados. Tras reconocer que este año académico “se presenta mejor que el pasado, que fue de cero movilidad”, pero aún sin recuperar “los números precovid” respecto al alumnado entrante, el vicerrector de Innovación e Internacionalización de la Universidad Pontificia Comillas, Mariano Ventosa, destaca la otra cara de la moneda: hay un 25% más de solicitudes de sus alumnos para viajar al extranjero que en un curso precovid. “Se está produciendo un efecto avalancha con todos aquellos que no pudieron salir en 2020-2021 y no quieren dejar pasar la oportunidad”, describe.

Reino Unido, más isla que nunca

Con una pandemia aún coleando más un Brexit ya en vigor, Reino Unido es hoy más isla que nunca en el contexto europeo. “Ha sido la tormenta perfecta”, apunta Ventosa, que se teme que el número de intercambios con las universidades de aquella nación se reduzca en la práctica. Aunque el país seguirá en el programa Erasmus en 2021-2022, el Gobierno británico ha sustituido Erasmus por el programa Turing Scheme, pensado solo para sus alumnos, no para los que entran en su territorio. Comillas, UC3M o la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) admiten haber tenido o estar teniendo problemas con los visados.

A partir de 2022-2023, “la UE se está planteando reservar un 20% de las plazas Erasmus para universidades extracomunitarias”, que pueden ser tanto británicas como rusas o estadounidenses, según aporta Julio Cañero, vicerrector de Relaciones Internacionales de la Universidad de Alcalá (UAH). Otra opción sería que Madrid y Londres acordaran un marco regulatorio que facilitara la movilidad, sugiere Beltrán. Si no, “tendríamos que proceder como con Estados Unidos o Japón, con programas bilaterales específicos entre universidades”, según añade.

“Nosotros vamos a mandar a más gente a EE UU que en un año normal, pero recibiremos a menos, porque a los universitarios estadounidenses les está costando conseguir los visados. Ante la incertidumbre, algunos campus han cerrado o reducido sus programas de movilidad”, resume Ventosa. “Dada la gravedad de la pandemia, hemos optado por retrasar la movilidad de nuestro alumnado a América Central y del Sur hasta el segundo semestre”, tercia el vicerrector de UNIZAR, que aclara que la situación no afecta tanto al alumnado latinoamericano entrante, a quien se le exige que haga cuarentena cuando llega a España.

“La movilidad con América Latina y con Asia es mucho más frágil”, lo expresa Gallart, que recuerda que no se puede viajar a Japón y que Corea, Tailandia o Vietnam exigen “cuarentenas fuertes”; hay algunos países asiáticos “volátiles”, como Singapur, que “primero cerró, pero ahora ha dicho que abrirá en el segundo cuatrimestre”; y otros “ambiguos”, como China, donde “no acabamos de saber si sí o si no”, admite. La movilidad del SUE con África es limitada, mientras que Oceanía permanece cerrada.

Gallart detecta que los profesores están siendo más cautos que los estudiantes respecto a la movilidad internacional. “Están un poco más a la expectativa, porque todavía no se ha clarificado todo el panorama”, coincide Marius Martínez, vicerrector de Relaciones Internacionales de la UAB. También se lo pueden permitir, según dice, porque “salvo casos concretos, tienen más flexibilidad y sus estancias son más cortas”. Los expertos consultados creen que comenzarán a viajar más a partir de 2022, siempre que la situación evolucione bien y no aparezcan nuevas variantes del virus.

La consolidación del modelo híbrido

Este curso, la Universidad Pontificia Comillas espera enviar un 20% más de alumnos al Reino Unido, pero recibir un 20% menos que antes de la pandemia. “Sabemos que hay muchos esperando a conseguir el visado, parece que debido a una sobrecarga de trabajo en los consulados”, informa Mariano Ventosa, vicerrector de Innovación e Internacionalización. “Estos estudiantes van a empezar en remoto, aprovechando que tenemos docencia bimodal en todas las asignaturas; podrán participar y comunicarse de forma síncrona con el profesor y el resto de la clase, y vendrán a España a lo largo del mes de septiembre, cuando superen las dificultades administrativas”, desarrolla.

El vicerrector de la UAB, Marius Martínez, defiende que toda la experiencia acumulada con la enseñanza virtual a raíz de la pandemia va a acabar generando “nuevas modalidades de movilidad más cortas y más verdes”. Sin ir más lejos, Erasmus+ saluda los Blended Intensive Programs, consistentes en estancias de 15 días presenciales acompañadas de una componente virtual obligatoria, antes, durante o después de la movilidad física. “La movilidad no ofrece solo conocimiento académico, sino un acercamiento a las calles, a las costumbres, fiestas, gastronomía y cultura de otro país. Y eso es insustituible. Pero quizás hay otros aspectos o partes del programa que no tienen por qué ser presenciales”, reflexiona.

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