Las universidades activan su plan b para salvar el Erasmus en el Reino Unido
Los campus españoles y británicos alcanzan acuerdos bilaterales para sustituir el programa europeo tras el Brexit
España es, de los 34 países participantes en el programa Erasmus+, el más afectado por la salida del Reino Unido de este plan de movilidad estudiantil vigente desde hace 33 años. Los erasmus del Reino Unido eligen España como primer destino y los españoles las islas británicas como segundo (tras Italia y por delante de Alemania). Pero el curso 2021-2022 será el último (salvo en Irlanda del Norte) en el que se intercambien alumnos bajo este formato que ha permitido a 100.000 británicos estudiar en una universidad de la Unión Europea entre 2014 y 2020. ¿Y ahora qué? Desde que el Brexit se votó en 2016, las universidades del Reino Unido han tejido un plan b a través de redes de colaboración con homólogas europeas para salvar el Erasmus+ si los políticos no se entienden (y de momento, no lo han hecho).
“Será en esos acuerdos bilaterales en los que se definan las condiciones específicas del intercambio y, si procede, acuerdos de financiación específica”, explican fuentes de la conferencia de rectores (CRUE). Un erasmus español recibe una beca de 300 euros mensuales (sufragados por Bruselas y Madrid) y casi todas las autonomías complementan la dotación económica.
La Universidad de Sevilla, por ejemplo, manda y recibe a un centenar de estudiantes cada año del Reino Unido. “La mayoría de las universidades británicas nos han solicitado, y en algunos casos ya se han firmado, acuerdos bilaterales de movilidad, siempre siguiendo los mismos principios de reciprocidad (el estudiante paga en su universidad de origen) y reconocimiento académico (se le reconocen las asignaturas que aprueba en movilidad) del Erasmus+”, explica un portavoz. “Tenemos un presupuesto para becas internacionales a destinos no Erasmus de casi medio millón de euros; lo que haremos es incluir los del Reino Unido y los financiaremos con fondos propios”. La Universidad Complutense tiene, por su parte, acuerdos con 60 universidades británicas.
Irlanda es la gran beneficiada del Brexit: un español allí puede usar la tarjeta sanitaria europea mientras que en el Reino Unido está obligado a contratar un seguro privado de 600 libras (673 euros) al año, y un visado de estudiantes que cuesta 189 euros.
Una opción para desbloquear las becas es que Reino Unido participase en el programa como Noruega, Islandia, Liechtenstein, Norte de Macedonia y Turquía, que actúan como países asociados. No sería extraño que el país, muy interesado en proseguir los intercambios con Alemania, Francia, Italia y España, cierre acuerdos con cada uno de estos Estados. Aunque el Ministerio de Universidades español no parece ir a mover ficha. “Es un programa europeo y las medidas que se puedan tomar competen directamente a la Comisión Europea y no individualmente a los países”, alega un portavoz del Servicio Español para la Internacionalización de la Educación.
Los Gobiernos autonómicos aguardan algún movimiento del central y, si no llega, tratarán de cerrar acuerdos. “La Generalitat de Cataluña promueve una convocatoria de becas de movilidad para estudiantes de universidades catalanas, Mobint, que complementa Erasmus. Dependiendo del resultado español, se podría estudiar destinar parte de esos fondos para los que se trasladan al Reino Unido”, explican.
Enero de 2020 invitaba a la esperanza. “Los estudiantes del Reino Unido seguirán disfrutando de los beneficios de los intercambios con nuestros amigos y socios europeos, y ellos también podrán venir”, anunció en la Cámara Baja el primer ministro británico, Boris Johnson. Pero las negociaciones encallaron. Londres quería una participación parcial en Erasmus+ y Bruselas se opuso a un trato distinto. Aunque el Reino Unido no participa en Erasmus desde el 1 de enero, los programas presupuestados en 2020 se prorrogan hasta 24 meses, de forma que en el próximo curso habrá aún erasmus de ida y vuelta.
“En el acuerdo cerrado con la República de Irlanda se incluye que el programa Erasmus siga en Irlanda del Norte”, señala Carolina Jiménez, jefa de Educación y Sociedad en el British Council de Madrid. Existen dos universidades, la del Ulster y la Queen Belfast, divididas en seis campus. “Escocia también quiso mantenerlo, pero no ha podido”, prosigue. Dos de las tres universidades que envían más erasmus al continente son de la europeísta Escocia: Edimburgo y Glasgow (la tercera, en Inglaterra, es Warwick).
Mantener movilidades
Jiménez asegura que el British Council y la Embajada del Reino Unido en Madrid van a trabajar lo imposible para que las movilidades con España no se pierdan. “Se dice siempre que el Reino Unido recibe el doble de erasmus de los que manda, pero en el caso de España hay paridad. Los últimos datos, del 2018-2019, hablan de 4.500 españoles y 4.200 británicos”, se sorprende. Y razona: “El español es la única lengua que se estudia en serio en sus escuelas”.
Johnson ha anunciado que va a crear el programa Turing, en honor del matemático Alan Turing, para enviar “alrededor del mundo” a 33.000 estudiantes de universidad o escolares desde este septiembre. En el curso 2018-2019, hasta 54.600 estudiantes y profesores británicos disfrutaron de una beca Erasmus+ (de ellos, 28.400 de educación superior). La dotación de Turing es de 100 millones de libras (112 millones de euros) para un curso. “La evidencia muestra que los estudiantes que tienen una experiencia internacional tienen unos mejores resultados académicos y un mejor empleo, y los beneficios aumentan entre los más desfavorecidos”, recuerda Vivienne Stern, directora del departamento internacional equivalente de la CRUE (Universities UK International).
Desde hace dos años cunde el nerviosismo entre los becados españoles que viajan al Reino Unido. Las cifras de universitarios europeos erasmus que se matriculan en este país (Bruselas no detalla datos por Estados) han bajado ligeramente: 17.800 en el 2028-2019, unos 600 menos que el curso anterior y similares a las de 2014-2015. Varias universidades españolas optaron en el curso 2019-2020 por anular los intercambios con este destino (y luego casi todos volvieron durante el confinamiento). A los 40 estudiantes de la Universidad de Santiago, por ejemplo, les propusieron cambiar el destino británico por campus de Polonia, Holanda o Noruega que imparten titulaciones en inglés y previsiblemente acogerán a más estudiantes tras el Brexit. La CRUE calcula que la movilidad con el Reino Unido se ha reducido a la mitad este curso, pero que en “gran parte se ha debido al impacto de la crisis covid-19 más que al Brexit”. La tendencia es general a cualquier país europeo.
Tres de las 20 mejores universidades del mundo, según el influyente ranking de Shanghái, son británicas —Cambridge, Oxford y College London—, cuando solo una española, la de Barcelona, se cuela entre las 200 primeras instituciones. Eso ayuda a explicar el tirón que tiene para las familias españolas mandar a sus hijos a estudiar en el Reino Unido toda la carrera. Hasta 9.000 españoles cursan allí el grado entero o un máster con las mismas tarifas hasta ahora que los nacionales.
El acuerdo de salida de la Unión Europea contempla que los alumnos comunitarios ya matriculados mantengan esas condiciones hasta que terminen los estudios: pagarán 9.250 libras (11.000 euros) al año, salvo en Escocia, donde los europeos están subvencionados y abonan unas 1.000 libras (1.200 euros). En cambio, el resto de extranjeros pagan en el Reino Unido desde 12.000 libras (14.200 euros) anuales.
De cara al curso que viene, muchas universidades han optado por congelar las tasas para estudiantes de la UE o por ofrecerles descuentos que oscilan entre los 5.000 y 10.000 euros al año. Carolina Jiménez explica que el British Council de Madrid, en el que ejerce de jefa de Educación y Sociedad, está elaborando un listado con los cambios. Pese al resultado del referéndum del Brexit, el interés de los españoles por estudiar la carrera en el Reino Unido ha subido (un 30% en tres años), mientras los alumnos de otros países, como Alemania, han empezado a desertar de sus aulas-
Con información de Rafa de Miguel (Londres)
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