¡Al agua, perros!, las razas más acuáticas y cómo tener un baño seguro en verano
Para que un can se muestre receptivo a bañarse en el mar, río o piscina, conviene no obligarle a nadar y, por su seguridad, vigilarle siempre y buscar zonas seguras, como los lugares sin corrientes y que tengan agua a una temperatura templada. Estos son algunos consejos a tener en cuenta
Los canes se desenvuelven en el agua mejor de lo que pudiera parecer en un principio. De hecho, los hay que son grandes nadadores, como el caniche, el labrador, el terranova o el golden retriever. Pero también hay perros a los que no les gusta el medio acuático. No obstante, todos tienen una habilidad innata para desenvolverse en agua, algo que han heredado del lobo, capaz de cruzar ríos y lagos para cazar. “Sin embargo, algunos pueden sentir miedo o nerviosismo, especialmente si no han tenido experiencias positivas o previas al respecto”, explica Sònia Sáez, veterinaria y responsable de comunicación en Purina España.
Los canes se desenvuelven en el agua de forma diferente a las personas. “El estilo de natación de los perros es diferente al de los humanos. Utilizan, principalmente, las patas delanteras para propulsarse y las traseras para orientarse”, destaca Sáez. Esta experta matiza que hay perros con menos habilidades acuáticas: “Su fisiología no siempre está adaptada para la natación, como es el caso de los perros de patas cortas o los que tienen un pelaje más permeable, como el chihuahua o el bulldog”.
Las razas más acuáticas
Hay perros que se desenvuelven en el agua con gran destreza, tanto que algunos participan en labores de rescate acuático de personas o colaboran en actividades pesqueras. “El perro de agua español tiene habilidad para recuperar piezas de caza en el agua, como los patos. Otros, como el perro de agua portugués, recuperan lo que cae al agua de los barcos pesqueros y el terranova, el golden retriever o el labrador son unos grandes nadadores que pueden ser perros de salvamento”, menciona Juan Antonio Aguado, veterinario de la Clínica Montepríncipe en Madrid.
La natación es un ejercicio físico completo para los perros de todas las edades. Pero hay canes a los que no les gusta el medio acuático: “No todos se sienten cómodos en el agua la primera vez, por lo que es recomendable comenzar por zonas poco profundas y hacerlo de forma gradual para que no cojan miedo, así como nunca forzarles, si no les gusta bañarse”, aconseja Aguado.
El medio acuático puede tener ciertos riesgos para la salud canina. Sáez menciona los más habituales:
- El calor excesivo en las zonas de baño. Conviene que el animal tenga acceso a zona de sombra (sombrilla, árboles) y a agua fresca de la que pueda beber con frecuencia para que esté hidratado.
- El agua salada no le sienta bien al perro cuando la ingiere y le puede provocar vómitos y diarrea.
- Las mareas, corrientes fuertes y oleaje son peligrosos, por lo que conviene optar por zonas de baño seguras; prestar atención a las banderas que indiquen el estado del agua y nunca perder de vista al perro mientras se baña.
- Viajar en barco con perro requiere equipamiento de seguridad acuática específica para el animal (chalecos salvavidas caninos).
- La arena de la playa puede irritar los ojos y la nariz, así como las heridas y la piel del perro.
Baño seguro en la piscina
Comienzan a ponerse de moda las piscinas y parques acuáticos específicos para perros. No obstante, tanto si se trata de un área privada como pública, conviene tener en cuenta ciertas cuestiones para preservar la seguridad del animal. Por ejemplo, las que menciona Sáez:
- Comprobar que la piscina sea petfriendly o adaptada para que el perro pueda entrar y salir de ella con facilidad (escalones, rampa de acceso) y para que el animal sea autónomo al acceder con seguridad y con supervisión siempre.
- Comprobar las diversas profundidades de la piscina y, si las hay específicas para perros grandes o pequeños, escoger la más acorde al tamaño del animal.
- Consultar la normativa genérica si se trata de una piscina canina para tener información sobre aspectos como dónde comer y beber, qué accesorios se pueden llevar, los horarios o las normas específicas sobre el uso de las instalaciones.
- Llevar la documentación del perro para poder identificarse en caso de una emergencia médica o de cualquier otro imprevisto.
- Bañar al animal con agua dulce al llegar a casa y secarle bien, sobre todo por la parte interior de las orejas y la zona interdigital.
- Llevar accesorios como toalla, gasas para retirar el exceso de agua de las orejas, juguetes, agua fresca para beber o su alimento habitual.
Perros en la playa
Los canes tienen accesibilidad a alrededor de 115 playas de la geografía española. Para saber en cuáles se permite la presencia de los perros, conviene consultar la normativa municipal al respecto, ya que no existe una legislación estatal. “La mayoría de las playas prohíbe la entrada de perros en verano, pero también puede haber solo una restricción horaria, por ejemplo, de 9 de la noche a 7 de la mañana. Otros municipios optan por delimitar una zona específica para animales”, explica Aguado. Además, hay ciertas áreas de recreo acuático que conviene evitar con los perros, porque entrañan ciertos riesgos, entre ellos, los que menciona Sáez:
- Los lugares con mucha actividad, como playas concurridas o ríos con muchos deportes acuáticos. En estos lugares, hay más probabilidad de sufrir accidentes o lesiones.
- Las zonas con fuertes corrientes en las que el perro puede ser arrastrado con facilidad.
- Los sitios con temperaturas extremas. Si el agua es muy fría o caliente, puede haber riesgo de hipotermia o de quemaduras. Lo ideal es que la temperatura del agua oscile entre los 20 y los 30 grados.
- Las zonas con algas. Los perros pueden ingerir estas plantas acuáticas, que les pueden provocar problemas gastrointestinales si las tragan.
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