Culipollo, espantanovios o amor en botella: los motes de las plantas más curiosos
El acervo popular ha bautizado a muchas especies del mundo vegetal con nombres de lo más variopintos, a veces no exentos de mala baba y alejados de lo políticamente correcto
El acervo popular bautiza con apelativos de lo más peculiar. Estos motes pueden rozar lo grotesco, y las plantas también se ven salpicadas con esta gracia, a veces no exenta de mala baba. Las plantas silvestres es muy común que tengan nombres de lo más sorprendentes, como dejó recogido Beatriz Teresa Álvarez Arias en su exhaustiva y rigurosa tesis doctoral, Nombres vulgares de las plantas en la península Ibérica e islas Baleares. En esta preciosa investigación se desgranan tantísimos apodos como se pueda imaginar: culipollo (Asplenium adiantum-nigrum), rabogato (Sideritis leucantha), patagusano (Salsola vermiculata), planta hambrienta (Limodorum abortivum), ala de mosca muerta (Arenaria montana) o estrellamar de empedrados (Plantago coronopus). Nombres que se basan en animales, en sus características o por su uso predominante, como le ocurre a la hierba de la tos (Ceterach officinarum), por ejemplo.
Entre las plantas más jardineras, especies como la caléndula (Calendula officinalis) pueden recibir una retahíla tan extensa que cuesta creer que todos estos nombres se dirijan hacia ella: clavel de huerto, tarántula, coronas de rey, maravilla, despidenovios o espantanovios, hierba del podador y flor de todos los meses. Precisamente, una de las flores más populares en la historia de la jardinería es la alegría de la casa (Impatiens walleriana). Era tan apreciada que, a finales del siglo XX, aparecía hasta en el 25% de las casas de las personas que cultivaban plantas en el Reino Unido. En la actualidad ya no es tan reproducida, parece ser que no está de moda, a pesar de que su nombre alaba la prodigalidad de sus flores. Una alegría de la casa puede estar en floración durante gran parte del año, con buena iluminación y una nutrición con algún abono orgánico. La facilidad para reproducirla a través de esquejes, que enseguida enraízan en un vasito con agua, fue otra de las principales razones de su popularidad. Al ser tan florífera, en inglés recibe el cariñoso nombre de busy Lizzie, que se podría traducir al español —y de forma libre— como Isabelita, la ocupadita.
Dentro de las plantas con flores con nombres peculiares, y políticamente incorrectos, está la suegra y la nuera (Hippeastrum cv.). Por aquello de que muchas de sus enormes flores miran cada una para el lado opuesto, simbolizó la mítica desavenencia entre suegras y nueras, y así se la conoce todavía en muchos lugares de España. Pero esto no siempre ocurre, y sus flores suelen acariciarse entre sí, como si estuvieran mejilla contra mejilla, tan cariñosas como si la leyenda no les hubiera salpicado —como les sucederá a tantas suegras y nueras, por otro lado—.
Estas transposiciones de los seres humanos a los apelativos de las plantas rozan lo grotesco, y alcanzan a Albuca bracteata. Esta planta bulbosa sudafricana produce una gran cantidad de bulbillos en su base, que le dan una curiosa forma, por la que recibe el nombre de cebolla preñada o cebolla embarazada. Aunque también hay un poco más de sentimiento para ella con otro de sus motes: amor en botella. Pero incluso deja lugar para la circunstancia, al llamársele igualmente cebolla de la suerte.
Y es que a unas cuantas especies se les ha ligado la propiedad de atraer esa suerte o el dinero, como le ocurre a la archiconocida planta del dinero (Plectranthus verticillatus), una especie que, según la leyenda, debía de ser regalada o robada para que atrajera el deseado milagro monetario a la persona propietaria. Cada país tiene sus plantas para ganar más dinero, y en Asia cuentan con Pilea peperomioides para ello, al ser la planta china del dinero. Aunque los países llevan a la confusión, como le ocurre al tronco del Brasil (Dracaena fragans), cuyo origen no es americano, sino más bien de África tropical. Aunque es cierto que se ha venido cultivando por todas las regiones cálidas del planeta, incluido en Brasil.
Quien sí que procede de América es Spathiphyllum wallisii, con nombres tan pacíficos como los de bandera blanca o lirio de la paz, u otro tan bíblico como el de cuna de Moisés. Otras muchas especies llevan implícita esa historia cristiana que acompaña a Occidente, y Monstera deliciosa es más conocida como costilla de Adán, al describir así la belleza de sus hojas fenestradas. Para terminar con este breve repaso a algunos nombres singulares, el amor hacia las plantas se podría condensar en una especie: Ceropegia woodii, cuyo apelativo es collar de corazones. Aunque, si queremos dejar de lado la poesía y regresar a algo más prosaico, cabe recordar que, de forma quizás inexplicable, en lugares como Badajoz a los geranios colgantes o gitanillas (Pelargonium peltatum) se les llama sardinas. ¿Alguien da más?
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