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¡Hay un gato sentado en mi Eames! Una celebración a la silla ‘low cost’ más famosa del siglo XX

Los universos de los diseñadores Charles y Ray Eames y su amigo e ilustrador Saul Steinberg vuelven a encontrarse en una edición limitada de la Shell Chair. Rebosante de humor y pragmatismo, la pieza celebra que un asiento puede ser mucho más que un lugar para sentarse

Eames silla
Butaca Eames Shell con gato de Saul Steinberg en la Casa Eames en Pacific Palisades (California).FLORIAN BOEHM

Nueva York, 1947. El Museo de Arte Moderno (MoMA) convoca el Concurso Internacional de Mobiliario Asequible. El certamen, que había celebrado una edición previa en 1941, se había visto interrumpido en los años centrales de la década por la II Guerra Mundial. Tras aquel paréntesis obligado, volvía con sed de color y optimismo, dispuesto a amueblar de belleza, hedonismo y despreocupación la estética doméstica del American Way of Life. Aquel año, el matrimonio californiano formado por Charles y Ray Eames se alzó con el segundo premio en la categoría Asientos con su, hoy icónica, Shell Chair. 75 años después, Vitra ha producido una edición limitada de 500 unidades numeradas de la butaca Shell para celebrar el antes y el después de aquel hito del diseño y, también, a sus creadores, a quienes dedica una exposición en Alemania a partir del próximo 14 de junio.

Hace 75 años había un detalle que cambiaba radicalmente la orientación del concurso del MoMA con respecto a cómo había sido concebido a principios de los años cuarenta. Al título de la convocatoria de 1947 se agregó el término low cost (bajo coste o asequible, en castellano). Aquellas dos palabras infundían a la cita un carácter revolucionario y consciente, poniendo de manifiesto el interés del MoMA por promover desde el diseño industrial un estilo de vida confortable y complaciente, pero acorde en lo económico al rigor de una posguerra.

Charles y Ray Eames con las sillas Shell.
Charles y Ray Eames con las sillas Shell.Eames Office, LLC 2023

La Shell Chair de Charles y Ray Eames fue la primera silla de la historia fabricada industrialmente en serie, comercializada por Vitra desde los años cincuenta hasta la actualidad. De aparente sencillez, la pieza hace alarde de una compleja geometría de líneas curvas y trazos continuos que fusionan el asiento y el respaldo en una estructura plástica de una sola pieza. “El perfil orgánico de la carcasa ofrece una sensación de ligereza flotante nunca sentida hasta ese momento”, dicen en Vitra. Esta carcasa, el corazón de la obra, se acomodaba luego sobre bases diversas: patas de metal o madera, pies de banqueta alta, balancines de mecedora, trípodes con ruedas… La imaginación, el rechazo del exceso estilístico, el espíritu jovial y una profunda reflexión sobre la sociedad y el entorno democratizaban el mundo del mueble.

De la necesidad, virtud

Butaca Eames Shell con dibujo de gato de Saul Steinberg en la Casa Eames en Pacific Palisades (California).
Butaca Eames Shell con dibujo de gato de Saul Steinberg en la Casa Eames en Pacific Palisades (California).FLORIAN BOEHM (Vitra, Florian Böhm, Eames House, Eames Foundation)

Con la serie Shell, los Eames supieron captar de forma magistral la verdadera esencia del buen diseño: la resolución de problemas de la vida real. Si antes de la Gran Guerra se habían atrevido con complejos prototipos de abedul laminado, el compromiso de poner el diseño al alcance de la mayoría azuzó sus mentes, llevándoles a cambiar la noble madera por una resina de poliéster reforzada con fibra de vidrio, asombrosamente versátil y mucho más barata. En cuanto a la forma, fue minuciosamente premeditada y concebida para que el asiento pudiera ser fabricado, apilado y trasladado en serie, abaratando al máximo los costes de producción. Talento, propósito, compromiso, rigor técnico, armonía y altas dosis de imaginación dieron con la solución óptima para seducir a ese consumidor de clase media deseoso de estrenar interiorismo y, con ello, sacudirse el recuerdo de todo lo que sonara a penuria. Nada que ver con el vacío de concepto de muchos de los objetos que hoy pretenden ser considerados “de diseño”.

La silla como lienzo

Producción de la butaca original Eames Shell.
Producción de la butaca original Eames Shell.Eames Office, LLC 2023

El premio del MoMA fue solo el principio: el capítulo más divertido de la historia del asiento de fibra de vidrio de Charles y Ray Eames estaba aún por escribirse. Mejor dicho… por dibujarse. En una visita a la oficina de los Eames en Los Ángeles (California), el artista judío de origen rumano Saul Steinberg —caricaturista de The New Yorker y amigo íntimo del matrimonio— se arrancó a garabatear sobre los muebles, el suelo y las paredes del estudio. Trazos espontáneos fluyeron por todo el espacio. Una de las figuras que surgieron de aquel improvisado happening fue un gato acurrucado en una butaca Shell. Con los ojos cerrados, la mueca feliz del minino parece expresar su deseo de querer permanecer unido a aquella acogedora poltrona para siempre.

Saul Steinberg con su gato 'Papoose' en su estudio en Amagansett, Long Island, en 1974.
Saul Steinberg con su gato 'Papoose' en su estudio en Amagansett, Long Island, en 1974.The Saul Steinberg Foundation Rigts Society (ARS)

“Hay algo sumamente inteligente y filosófico en un gato”, escribía, en 1967, Steinberg sobre los felinos, uno de los motivos favoritos y más recurrentes del ilustrador. Mediante su fino dominio de la parodia, los dibujos de Steinberg alimentaban el espíritu crítico desde una de las revistas más populares del momento. Con aquella espontánea incursión en el 3D —un garabato de aire infantil acurrucado en una pieza del MoMA— el antisocial gatete que nos roba el asiento consagraba a su autor como maestro del humor, la ternura y el inconformismo.

Mitad mueble, mitad viñeta

Butaca Eames Shell con gato de Saul Steinberg en la Casa Eames en Pacific Palisades (California).
Butaca Eames Shell con gato de Saul Steinberg en la Casa Eames en Pacific Palisades (California).FLORIAN BOEHM (Vitra, Florian Böhm (Studio AKFB), Eames House, Eames Foundation, 2023)

De aquel experimento artístico, en la oficina Eames se conservan aún dos piezas originales: el gato y un desnudo femenino. Para conmemorar el 75º aniversario del Concurso Internacional de Mobiliario Asequible del MoMa, Vitra ha producido una edición limitada de 500 unidades numeradas de la butaca Shell de los Eames con el gato de Steinberg. Las réplicas se han pintado a mano una a una a partir de una plantilla exacta del original.

Además, el próximo 14 de junio, coincidiendo con la feria Art Basel, la compañía fabricante de mobiliario de diseño presentará en su campus de Weil am Rhein (Alemania) la exposición Eames & Steinberg. La muestra reflexiona sobre el modo en que estos creadores rompieron las barreras entre el diseño industrial y el diseño gráfico mediante una singular reciprocidad entre ambos lenguajes nunca antes explorada.

Producción de la edición limitada de la butaca Eames Shell con gato de Saul Steinberg.
Producción de la edición limitada de la butaca Eames Shell con gato de Saul Steinberg.Marek iwicki (Vitra)

La silla de los Eames es trascendente porque remite al primer propósito de democratizar el diseño, algo que en un clima de crisis equiparable al que hoy nos rodea resulta vital y encomiable. El gato de Steinberg allí agazapado es trascendente por su sentido del humor, por su cinismo, por su espíritu libre y subversivo. Silla y gato expresan con elocuencia el compromiso de sus creadores con su época. Son dos habitantes cotidianos de los hogares y juntos hacen inimitable esta obra —mitad mueble, mitad viñeta— que amuebla nuestras casas y también nuestras mentes. Diseño e ilustración: qué oficios tan necesarios.

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