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Carlos III, el rey de las flores

La devoción por la botánica del monarca británico ha quedado reflejada en el diseño de la invitación a su coronación. Delfinios, escaramujos, peonías o ranúnculos llegados de Highgrove House y Clarence House podrían ser también protagonistas cargadas de simbolismo en su gran día

Carlos III
Carlos III en la presentación de las flores de Highrove, en el Chelsea Flower Show, celebrado el 18 de mayo de 2009 en Londres. Sang Tan (WPA Pool/Getty Images)

“Estoy pensando en hacer un jardín asilvestrado allí, un jardín amurallado allá, una huerta por ese otro lado, aquí, un jardín de sol… Sin químicos, ni pesticidas; todo se cultivará orgánicamente. Y sin manicura, con un aire salvaje. No habrá líneas rectas ni nada demasiado geométrico o uniforme”, revela un joven príncipe de Gales a su madre, la reina Isabel II, mientras ambos contemplan las obras de reforma de Highgrove House, la mansión en Gloucestershire que desde 1980 pasaría a ser la residencia familiar del entonces heredero al trono británico. La escena pertenece al cuarto episodio de la cuarta temporada de la exquisita serie The Crown.

No se sabe cuánto hay de realidad en la conversación entre el joven Carlos y su madre, ni cuánto de ficción. Lo que sí es cierto es que retrata de un modo cargado de sensibilidad una de las facetas más personales y vehementes de Carlos de Inglaterra: su pasión por la botánica.

Cetro, corona y tijeras de podar

Más de 40 años después de plantar su primer plantón en los jardines de Highgrove House —tal vez un Delphinium elatum, su flor predilecta—, el hombre que ha sido durante décadas el eterno heredero celebra esta semana su coronación. El sábado 6 de mayo será el acto capital de su vida como royal, un acontecimiento para el que lleva preparándose desde la cuna. Como no podía ser de otro modo, el universo “maravilloso y terapéutico” de las plantas —así define el propio monarca su entusiasta e incondicional relación con la jardinería— jugará un papel esencial este día tan señalado. Y es que tanto Carlos III como Isabel II han sido devotos horticultores con una refinada cultura paisajística.

El reino vegetal y guiños más o menos velados al compromiso del nuevo rey con la ecología y la protección del medio ambiente están presentes en cada detalle que rodea a la Coronación desde que se anunciara la fecha, el pasado octubre. Diseñadores, equipos de protocolo, técnicos de Patrimonio Nacional, estilistas, historiadores y asociaciones nacionales de floristas han trabajado en la escenografía del solemne acto con la premisa de conceder a las plantas un decisivo simbolismo.

La invitación que los 2.000 convidados al evento recibieron hace semanas por correo postal ha sido impresa en cartulina reciclada. Diseñada por el ilustrador heráldico Andrew Jamieson, incluye —amén de escudos, la inicial de Carlos y Camila y alguna criatura alegórica— una preciosista filigrana dibujada a mano alzada con acuarela y gouache que representa un fértil universo natural: hay flores, hierbas, mariposas, insectos, aves, frutos… Cerrando la moldura vegetal aparece un mascarón del Hombre Verde (The Green Man), una ancestral figura del folclore británico que simboliza el renacer de la primavera. A su alrededor, entre un revoltijo de campanillas, acianos, fresas silvestres, lirios de los valles, hojas de roble, escaramujos, bellotas, romero en flor y otras especies británicas de pradera, la filigrana entremezcla las cuatro flores nacionales del Reino Unido: el narciso, símbolo de Gales; el cardo, de Escocia; el trébol, de Irlanda; y la rosa, de Inglaterra.

La flora oficial protagoniza también el logo diseñado para conmemorar el real evento, un emblema obra de sir Jony Ive, visionario cerebro que trabajó en Apple y fue uno de los artífices del diseño del iPhone, el iPad o el Apple Watch.

Carlos III en los jardines de Highgrove, el 14 de julio de 1986.
Carlos III en los jardines de Highgrove, el 14 de julio de 1986. Tim Graham (Tim Graham Photo Library/Getty)

Flores a escena

Además del significado que transmiten las flores a través de todos estos elementos gráficos y visuales que quedarán para la historia, es interesante analizar cómo se compondrán los escenarios en Londres el próximo 6 de mayo en un acto que será televisado y visto por millones de personas de todo el mundo. “El diseño floral parte de un profundo trabajo de investigación centrado en las especies vegetales y en los colores de la Casa Real”, dice Cristian von Knobloch, de Flores Búcaro, floristería de confianza de la Casa Real española que se encargó del proyecto floral en la boda del entonces príncipe Felipe y Letizia Ortiz en Madrid, el enlace de la infanta Elena y Jaime de Marichalar en Sevilla y de varios miembros de la Casa de Alba.

Las flores tendrán el cometido de resaltar puntos focales importantes en la abadía de Westminster, el palacio de Buckingham y la ruta que recorrerá la comitiva entre ambos escenarios por las calles de Londres. “Una gran escalinata de palacio siempre será más lucida que decorar mesas laterales del salón del banquete. Además, los especialistas hacen un meditado ejercicio para que las flores realcen la vajilla, la cristalería y las reliquias que visten las mesas”, detalla Von Knobloch.

Ranúnculos, peonías y rosas del jardín de Highgrove House

No sería de extrañar que los floristas de la casa real británica vayan a abastecerse, la víspera de la ceremonia de coronación, de los propios jardines de Carlos III para dar forma a arreglos florales, ornamentos vegetales, centros de mesa, ramilletes y todas las creaciones que engalanarán la abadía de Westminster y el palacio de Buckingham, donde se servirá el banquete tras la liturgia. Qué mejor que los jardines de Clarence House, en Londres, y de Highgrove House para proveerse de frescos pelargonios, escabiosas, dalias, ranúnculos, rosas inglesas de jardín (“son únicas”, asegura Cristian von Knobloch), peonías, aquilegias, geums de color albaricoque, astilves, lilas, muguet, hortensias, tulipanes, vástagos de roble inglés, ramas de mirto u otros verdes locales. El abastecimiento de kilómetro cero conecta, además, con la sensibilidad del nuevo rey hacia la situación climática. “Estamos seguros de que las flores serán de los jardines de sus propios palacios o de la campiña inglesa para evitar el transporte aéreo, fomentar la economía local y apostar por la materia prima de cercanía”, apuesta Von Knobloch.

“Podría tener presencia el laurel, especie por antonomasia en la coronación de los héroes desde la antigüedad”, augura Marta Gallego, paisajista y profesora de Jardines Históricos de la Escuela de Paisajismo Castillo de Batres, en Madrid. “También el romero, que simboliza el recuerdo, connotando que Carlos III no olvidará el legado de los anteriores monarcas. Quién sabe si especies exóticas de los países que constituyen la Commonwealth —se aventura la experta—. Y, por supuesto, la rosa, símbolo de los Tudor y la flor mimada de la jardinería británica. La extensísima variedad de rosas modernas que conocemos hoy es fruto de la investigación de los horticultores ingleses”, matiza.

Carlos de Inglaterra y Diana de Gales junto a sus hijos, los príncipes Guillermo y Enrique (a la izquierda), en los jardines de Highgrove, el 14 de julio de 1986.
Carlos de Inglaterra y Diana de Gales junto a sus hijos, los príncipes Guillermo y Enrique (a la izquierda), en los jardines de Highgrove, el 14 de julio de 1986.Tim Graham (Tim Graham Photo Library/Getty)

Pero las flores no son seleccionadas solo por su belleza, sino también por su simbología. “El blanco simboliza pureza; el azul, realeza; y no han de faltar los colores de la bandera nacional. En estos tiempos turbulentos para las monarquías europeas es más importante que nunca ser capaz de transmitir la pompa de estos ritos milenarios (poder, elegancia, solemnidad y cierta divinidad) adaptándose a los tiempos: sin opulencia, sin arrogancia y con guiños a todos los integrantes de la Commonwealth”, añade Von Knobloch. En la era pospandemia, menos es más. “Desde mi criterio como florista, daría unidad visual a la ceremonia religiosa, la puerta del palacio y los puntos clave del circuito con grandes arreglos de flores XXL. Sin sacrificar la espectacularidad, pero sin que haya un derroche innecesario y con conciencia ecológica”, recapacita.

Lirios de los valles en memoria de la reina Isabel II

Bien es sabido que en el lenguaje de las flores cada especie transmite un mensaje. “La connotación principal que se querrá transmitir es la de la renovación tranquila de la institución”, defiende Gallego. La paisajista añade: “Carlos III continuará el legado de su madre buscando ejercer de la misma forma impecable, pero con aires renovados”. Devoción, pureza espiritual, buena voluntad, determinación en el servicio, protección, gratitud, lealtad, deseos de renacimiento, deber familiar, la fuerza del amor y un mensaje de júbilo tras el largo periodo de luto por Isabel II son otros de los mensajes que podrían leerse entre pétalos en los ornamentos efímeros que engalanarán Londres. “El lenguaje vegetal es el más elevado y antiguo de la historia, el más cargado de simbolismo y también el más universal”, añade Gallego. “Quien conozca el simbolismo de las especies descifrará qué nos quiere anunciar el rey Carlos III. El resto de los mortales, simplemente, nos deleitaremos con la belleza de las flores, su perfección, su colorido y su aroma”.

LONDON - MAY 18: Queen Elizabeth II presents Prince Charles, Prince of Wales with the Royal Horticultural Society's Victoria Medal of Honour during a visit to the Chelsea Flower Show on May 18, 2009 in London. The Victoria Medal of Honour is the highest accolade that the Royal Horticultural Society can bestow. (Photo by Sang Tan/WPA Pool/Getty Images)
La reina Isabel II junto a su hijo, el príncipe Carlos, en su visita al Chelsea Flower Show de Londres en 2009.Sang Tan (WPA Pool/Getty Images)

Si se encomendara a Flores Búcaro la decoración vegetal de esta ceremonia, Cristian von Knobloch asegura que incorporarían “planta de productores locales, flores de los palacios de la familia real, la presencia del lirio de los valles —Convallaria majalis, la flor favorita de la difunta reina Isabel II— y un guiño a los miembros de la Commonwealth, por ejemplo, integrando en los equipos a floristas de todos los países de la Mancomunidad de naciones”. Insistiendo, además, en la sostenibilidad y la dimensión social, “tras el evento enviaríamos las flores a residencias de ancianos, hospitales y otras instituciones benéficas”, aseguran desde esta floristería madrileña.

“Creo que podré ser feliz aquí”, confiesa Carlos a su madre en la escena de The Crown ante los terrenos en obras que más tarde ocuparían los jardines de su querida Highgrove House. Mi pequeño Shangri-La o Xanadu”, fantasea, justo antes de citar unos versos del poema Kubla Khan de Samuel Taylor Coleridge: “Y había jardines brillantes con arroyuelos sinuosos donde florecían árboles de incienso. Y bosques tan antiguos como las colinas envolviendo espacios verdes llenos de sol…”. Dios salve al Rey. God Save the King. Y salve también el fervor vegetal del nuevo monarca de Inglaterra.

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