Planes por el barrio Salamanca en Madrid: del ‘grooming’ premium para perros al ‘hand roll’ japonés más fresco

A veces, el mes más corto del año se hace largo. No hay fiestas con las que compensar las lluvias y las bajas temperaturas, y el aroma de la Semana Santa queda tan lejos que uno ni tan siquiera puede fantasear aún con una buena torrija. Pero no todo son malas noticias: el carnaval llega con un mes de marzo que ya anticipa la llegada de la primavera. Para celebrarlo, hemos pensado en una ruta por el barrio de Salamanca que arranca con un desayuno al estilo holandés en HollandBite. Ojo, con stroopwafels (esas galletas hechas con dos especies de gofres finos y redondos con relleno de caramelo) recién hechos: una combinación ganadora para cargar pilas y empezar el día con buen sabor de boca.

Después de visitar un par de tiendas por el barrio, un paseo por el Retiro permite disfrutar del sol y bajar el desayuno. De vuelta, llega el momento de un plan doble: grooming o spa para perros en Media Luna Pet Care para tu compañero de cuatro patas y un café tranquilo mientras se espera. La jornada termina comiendo en Akiro Hand Roll Bar, el bar nikkei de moda donde los hand rolls y nigiris están hechos al momento y siempre dan en el clavo. Un recorrido redondo.

Un oasis para mascotas y sus dueños

Media Luna Pet Care (en la calle de Claudio Coello, 100) es un lugar diseñado para que las mascotas y sus dueños disfruten de un día único. “La idea surgió de mi experiencia como mamá perruna de Panka”, explica la dueña, Panchi Game. “Cada vez que la llevaba a grooming (cuidado de la higiene y el pelaje), no encontraba un espacio cómodo para esperar cerca de ella. Si llegaba antes, debía buscar dónde quedarme; si me demoraba, la ponían en una jaula o llamaban insistentemente. Sentí que debía existir un lugar donde tanto las mascotas como sus dueños estuvieran realmente a gusto”.

En Media Luna, mientras la mascota está siendo arreglada, su dueño puede disfrutar de un café con bollería, trabajar o simplemente relajarse. Si es necesario un rato más, hay una zona de espera donde la mascota puede jugar con otros perros bajo supervisión por 15 euros adicionales. “Queremos que todos se sientan en casa, con un servicio premium que combina calidez y comodidad”, añade Game. Los tratamientos con ozono en los baños están incluidos en el precio de los servicios de grooming, que parten desde 30 euros.

El rincón holandés

HollandBite (en la calle de Velázquez, 104) es un rincón que trae a Madrid lo mejor de la repostería holandesa. “La idea surgió principalmente de que no existe un lugar así en Madrid”, comenta Rosa Isabel Sánchez, su dueña. Durante sus viajes a Holanda para visitar a su hija, descubrió los poffertjes (pequeñas tortitas) y los stroopwafels en los mercadillos locales: “Recorrer mercadillos y disfrutar de esos dulces recién hechos, con ese aroma inconfundible, fue lo que me inspiró”. Con esa visión, decidió investigar y conseguir la maquinaria original que se utiliza en Holanda para recrear esa experiencia.

El concepto del local ha sido muy bien recibido: “Nos dicen que es un lugar instagrameable”. Es la clase de sitio al que muchos acuden móvil en mano desde que cruzan la puerta para sacar el mejor contenido. Eso sí, cuando llega la comida a la mesa, es mejor saborearla mientras todavía esté caliente.

Quienes visitan HollandBite pueden disfrutar de un brunch o una merienda mientras pasean por el barrio de Salamanca. “Nuestra propuesta combina ingredientes naturales, toppings caseros y un ambiente acogedor”, explica Sánchez. La crema de pistacho y la de tiramisú son de las favoritas, al igual que los postres personalizados. El ticket medio es de 15 euros.

Un bar ‘nikkei’

Akiro Hand Roll Bar (en la calle de Hermosilla, 40) es el primer bar de hand rolls (también conocidos como temaki, un rollo grande en forma de cono hecho con alga nori rellena de arroz y diferentes ingredientes) de Madrid. “Queríamos ofrecer algo diferente, centrarnos en que la gente pudiera comer con las manos buenos bocados, en una preparación ágil y fresca que no se encuentra fácilmente en la ciudad”, comenta su dueño y chef, Luis Arévalo.

Inspirados en la fusión entre las cocinas japonesa y peruana y utilizando productos como el alga nori traída del mar de Ariake en Japón, decidieron poner en marcha un proyecto que ha conquistado el barrio. No aceptan reservas, por lo que se recomienda llegar temprano para evitar la cola o apuntarse a la lista de espera mientras se miran tiendas por el barrio.

Desde su apertura, el público ha respondido con entusiasmo. Akiro ha conseguido una puntuación de 4,9 sobre cinco en Google. “La gente aprecia tanto la frescura de los ingredientes como la originalidad de las recetas. Nos dicen que les encanta la experiencia ágil de comer hand rolls al momento y la calidad de los nigiris”, explica Arévalo. También destacan la atmósfera del local, diseñada como una barra japonesa donde el cliente se sienta de cara a los sushi chefs y puede ver cómo preparan cada pieza al instante. Es por eso que es ideal para ir en pareja o con amigos.

Los platos estrella incluyen hand rolls como el Ika, elaborado con chicharrón de calamar, alioli cítrico con tinta de calamar y cebolla encurtida. También destacan el hand roll de pulpo, el tartar de atún y los langostinos. Los precios oscilan entre tres y cuatro euros por nigiri, y entre cuatro y ocho euros por hand roll.