Ayuso apuesta por una profunda renovación de su lista electoral y la tensión se dispara en el PP

La presidenta del PP de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, está diseñando para las elecciones del 28 de mayo una lista electoral llena de cambios que ha disparado los nervios en el grupo de parlamentarios que acabó la legislatura en la Asamblea regional. Tras alcanzar el liderazgo de la organización autonómica en mayo de 2022, la presidenta regional afronta la elaboración de su próximo equipo de diputados con todo el poder en sus manos y sin interferencias de la dirección nacional de Alberto Núñez Feijóo. Eso ha puesto en alerta a los representantes que quedaban en el Parlamento próximos al antiguo líder nacional, Pablo Casado, que temen por su futuro tras ver que no repetían como candidatos alcaldes vinculados al líder derrocado. Lo mismo ocurre con los consejeros que no se pronunciaron a favor de Díaz Ayuso en su guerra con el antiguo presidente del PP.

Como dijo una fuente de la máxima confianza de la líder regional: “Estamos obligados a la renovación. Los candidatos a alcaldes no repetirán”.

De cumplirse al pie de la letra, esa directriz implicaría que en 2023 no repetirían una decena de nombres destacados de la lista de 2021 que acabaron convirtiéndose en diputados en algún momento de la legislatura que ha acabado ahora. En el PP, no obstante, impera la prudencia, ya que lo que hoy vale, mañana puede cambiar, según recalca un interlocutor que despacha a diario con Díaz Ayuso en referencia a la continuidad en la Asamblea de los potenciales afectados por la decisión de excluir a los alcaldables: Almudena Negro (candidata a la alcaldía de Torrelodones); Paloma Tejero (Pozuelo); Noelia Núñez (Fuenlabrada); Alberto Escribano (Arganda del Rey); Manuel Bautista (Móstoles); Alejandra Serrano (San Fernando de Henares); Judit Piquet (Alcalá de Henares); Janette Novo (Rivas Vaciamadrid); Lucía Fernández (San Sebastián de los Reyes) o Carla Greciano (Galapagar).

Además, también está en el aire la continuidad de una histórica del partido conservador, la expresidenta de la Asamblea Paloma Adrados, que además es senadora por designación autonómica y acaba de superar un ictus. De ella, en principio proclive a no seguir, según una fuente popular, dependerá la decisión.

El PP da por seguro que entre los cinco representantes autonómicos madrileños de los conservadores en el Senado habrá también renovación, pues hay que hacer un hueco a Enrique Ruiz Escudero como senador (dejará de ser consejero de Sanidad) y es previsible que pierda ese apetecible escaño Ana Camins, exsecretaria general del PP de Madrid con Casado, cuyo jefe de gabinete, Diego Sanjuanbenito, también se alistó en la Asamblea la pasada legislatura.

Por la misma razón, su proximidad con el antiguo presidente, está en el aire el futuro de tres consejeros que sí estuvieron en la lista electoral de 2021 y no se posicionaron abiertamente a favor de Díaz Ayuso en la guerra civil del PP: Enrique López (Presidencia, Justicia e Interior), Carlos Izquierdo (Administración Local y Digitalización) y David Pérez (Transportes e Infraestructuras).

Así viven el momento los diputados del PP en la Asamblea. “La verdad es que hay mucha gente nerviosa”, reconoce un representante conservador. “Hay un silencio sepulcral con el tema”, fotografía sobre el secretismo con el que está manejando la situación el equipo de Ayuso, que así ha procurado mantener en su máximo rendimiento a todo el grupo parlamentario hasta el último día de la legislatura. “La dirección nacional sí está preguntando si ya se sabe algo de la escabechina”.

Y así describe la situación una fuente cercana a la elaboración de las listas del PP en Madrid: “En la Asamblea va a haber una buena limpia”.

La tensión alcanza también al Gobierno, donde los actuales consejeros saben que su inclusión en la lista no implica repetir en el cargo gubernamental, y que volver a tener responsabilidades en el Ejecutivo supondría tener que dejar el escaño en la Asamblea. Así lo quiere Ayuso, que está moldeando el PP de Madrid a su imagen y semejanza. En el caso de que mantenga el poder, y abogue por nombrar como consejeros a diputados, correrá la lista y accederán al escaño aspirantes que no lo habían conseguido en una primera instancia.

“Para estar en el Gobierno, la mayoría [de consejeros] van a tener que dejar las actas”, dijo este mes de marzo la presidenta regional. “Me gustaría que, en la mayoría de los casos, los consejeros, no fueran diputados”.

La última vez que Ayuso afrontó la elaboración de sus listas electorales se desató una tormenta de grandes dimensiones en el PP. La tradición dicta que el equipo que va a la Asamblea se decide a partes iguales entre la dirección nacional, la autonómica y el Gobierno regional (que los conservadores han ocupado ininterrumpidamente desde 1995). Pero Díaz Ayuso se encontró con que Casado le imponía alistar a Toni Cantó, un político que venía de UPyD y Cs, y a Agustín Conde, exsecretario de Estado vinculado a Dolores de Cospedal. Sin estar en desacuerdo con el fondo del asunto, en el equipo de la presidenta no gustaron las formas y que se transmitieran en público como fichajes de Génova. La tensión recorrió todo el PP, en un preludio de la guerra civil que se abriría meses después, y que acabaría con el liderazgo de Casado.

“Tengo la obligación de reformar mi casa, dar paso a nuevas generaciones, renovar la organización”, avisa ahora la presidenta regional.

Lo que no aclara el PP todavía es si repetirán los dos diputados que dejaron Ciudadanos en 2021 para apoyar a Díaz Ayuso tras romper el Gobierno de coalición que había formado con el partido de Ignacio Aguado: Sergio Brabezo y Marta Marbán. Ni qué ocurrirá con la lista electoral de la capital, donde el aspirante, José Luis Martínez-Almeida, debilitado tras la salida de Casado, solo tiene asegurada una cosa: tendrá que hacer lo que ordene Díaz Ayuso, que previsiblemente diluirá a parte del equipo de confianza del regidor para colocar en el Ayuntamiento a políticos afines.

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