Vuelven los vecinos al edificio de Lavapiés desalojado por riesgo de derrumbe
Los técnicos de edificación del Área de Desarrollo Urbano apuntalan toda la zona afectada y crean corredores seguros
Los vecinos del número 29 de la calle de Ave María, en el céntrico barrio de Lavapiés en Madrid, van a poder volver esta tarde a sus casas. Los técnicos de edificación del Ayuntamiento han asegurado la zona afectada y entregarán este jueves las llaves al administrador del edificio para que se las devuelva a los vecinos. La cocina del restaurante indio Preity Raj, que se encuentra a la derecha del portal, se derrumbó el pasado lunes por un lavado de tierras bajo el edificio. Los bomberos de Madrid desalojaron las 20 viviendas del edificio, además del restaurante, por miedo a los posibles daños en la estructura y riesgo de derrumbe.
Una de las paredes de la cocina del restaurante se derrumbó sobre las dos de la tarde del pasado lunes. Los empleados llamaron a Emergencias, que comprobaron que uno de los pilares estructurales tenía daños, lo que afectaba a la seguridad del resto del edificio. La tierra de debajo del solar se había mojado y desplazado y la prioridad era “asegurar el edificio”, porque la situación era de riesgo y tenían que ir con cuidado, dijo una portavoz del área de Patrimonio y Urbanismo. Los vecinos, que tuvieron unos minutos para volver a sus casas y coger lo importante, llevan en casas de amigos y familiares desde el lunes, aunque una de las familias solicitó los servicios ofrecidos del Samur social.
Aún no se sabe el motivo que causó el lavado de tierras, pero una portavoz del Ayuntamiento indica que “al parecer pudo ser por un problema de saneamiento del edificio”. Ahora la responsabilidad de averiguarlo es de la comunidad de vecinos, que tendrá que contratar a peritos para determinar la causa del incidente. “Los técnicos de edificación se limitan a hacer una intervención de emergencia para asegurar la estructura del edificio”, explica la portavoz.
Al final los dueños del restaurante van a ser los más afectados, porque todavía no pueden volver a abrir el local. Los vecinos destacaron el susto que les supuso que los bomberos los sacaran con tanta velocidad de la casa. Gloria Baz, una vecina alquilada en el quinto piso, en el que vive con su novio, contó que fue “como cuando te dicen qué salvarías de un incendio: coges corriendo las llaves del coche, la documentación, ropa y dinero y sales corriendo”. Lo mismo le pasó a Issan Gretli, del cuarto piso y propietario: “En mi casa están los ahorros de una vida”, se lamentaba. “Tampoco sabemos sobre quién caerá la responsabilidad jurídica, esperamos que el seguro se haga cargo y, como es un edificio histórico, el área de Patrimonio también meterá mano”, añadió.
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