Bronca en la Asamblea por el bono social que cobran Ossorio y Mónica García
El número dos de Ayuso ironiza al describir como “un pecado” que reciba la ayuda, la líder de Más Madrid se disculpa, el PP reclama su dimisión, y el PSOE afea a ambos que se beneficien
Tras pasarse toda la mañana del jueves sonriendo, Enrique Ossorio, vicepresidente de la Comunidad de Madrid, se levanta y certifica lo que considera como un triunfo: “Si tras cuatro años como consejero consideran que mi mayor pecado ha sido cobrar el bono social, es que son muy generosos, [ya que] he metido la pata en muchas cosas. Se lo agradezco de verdad”. Da igual que el número dos de Isabel Díaz Ayuso lleve 24 horas en el centro de la polémica por cobrar una ayuda para familias vulnerables cuando tiene un patrimonio millonario y cobra 104.928,60 euros brutos al año.
Juan Lobato, el líder del PSOE, acusó a Enrique Ossorio en la sesión de control de ayer de actuar como “un vampiro” que parasita las ayudas públicas que no necesita. También se dirigió contra él Alejandra Jacinto, de Podemos. En la polémica además salió salpicado su compañero de filas, Alfonso Serrano, el número dos del PP de Madrid. En mitad de la bronca, Ossorio se creció. Tenía enfrente a Mónica García, la líder de Más Madrid, cuya dimisión pidió el PP tras saberse que ella también disfrutaba de la misma ayuda.
“Todo se es más fácil cuando se es un cínico, ustedes no tienen nunca ningún problema ético, porque son incapaces de reconocer un error y pedir perdón”, arranca la líder de la oposición, que antes, en una rueda de prensa en la Asamblea, pide una y otra vez disculpas por cobrar la ayuda, anuncia que intentará devolverla, y asegura que no sabía que la recibía. “Me niego a ser como ustedes”, continúa García, cariacontecida en su escaño, e intentando aplicar la máxima de que la mejor defensa es un buen ataque. “Yo siento vergüenza cuando me equivoco”, afirma. Y arranca: “Siento empatía cuando veo que alguien lo pasa mal. Señor Ossorio, ojalá hubieran reconocido el error de dar Telepizza a los más vulnerables, el error de los protocolos de la vergüenza, el error de darle una mordida a su hermano [de Ayuso], de desguazar la atención primaria e insultar a los profesionales, ojalá hubiera pedido perdón por herir nuestra sanidad pública”.
La lista de las polémicas protagonizadas por el Gobierno de Díaz Ayuso no neutraliza las críticas del PP contra García, ni las implícitas del líder del PSOE, Lobato, contra ella y Ossorio. A menos de dos meses de las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo, los estrategas del partido conservador ven una oportunidad de oro para herir las expectativas electorales de la líder de la izquierda. Y la atacan por todos los flancos, recordando una y otra vez la contradicción de que haya pedido la dimisión de Ossorio por cobrar la misma ayuda que ella, y por la misma razón, que ambos tienen familia numerosa.
“Ahora que se ha conocido su tren de vida, dígame, ¿por qué usa la sanidad pública, o la educación pública o el transporte público?”, le pregunta la presidenta regional a García. “Porque tiene derecho”, se responde Díaz Ayuso a sí misma. “Como tiene derecho a cobrar ese bono”, añade antes de tachar a su rival de “hipócrita”. Y critica: “A lo que no hay derecho es a tanta demagogia y a creerse superior a los demás. Le tiene que pedir disculpas al vicepresidente de la Comunidad de Madrid”.
Mucho más duro es Pedro Muñoz Abrines, el portavoz del PP en la Asamblea, que saca el mazo con saña, dispuesto a aprovechar la oportunidad de haber pillado en un renuncio a una política que les da múltiples dolores de cabeza a los conservadores. Y Abrines empieza a cobrarse facturas.
Esto le dice a Alejandra Jacinto, de Podemos, que como el PSOE ha pedido que se vote la reprobación de Ossorio por cobrar el bono: “Ya que les gustan tanto las reprobaciones, ¿van a pedir alguna contra Mónica García?”. Y esto le dice a la propia afectada, que lo mira de frente, cara a cara, con sus escaños justo en lados opuestos de las bancadas. “Tiene que dejar la Asamblea y la política después de acusar de manera cínica al vicepresidente de beneficiarse del bono energético, cuando resulta que ustedes también cobran en su casa”, reclama. “¡Qué poca vergüenza!”, exclama. “Como la poca vergüenza de todos los diputados de Más Madrid, que se dedicaron a decir que el señor vicepresidente era indecente y un sinvergüenza. ¿Tienen ustedes las narices de decirle lo mismo a su jefa por los mismos hechos? Márchese, márchase ya”.
El estruendo que acompaña a esa declaración es tremendo, pues estallan los aplausos en la bancada del PP. Pero hay silencios aún más ruidosos. Ruidoso era el silencio de Rocío Monasterio, líder de Vox y madre de familia numerosa, que no ha tenido más remedio que hablar al final para admitir que es receptora del bono eléctrico, aunque ha negado que reciba el térmico, que en teoría se concede automáticamente a los beneficiarios de la primera ayuda. Y ruidoso es que nadie se refiera en el pleno a Alfonso Serrano, el número dos del PP de Ayuso, sentado en su escaño, y que también es receptor de la ayuda, además en la categoría de vulnerables severos.
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