Feijóo reclama unir en el PP el voto de castigo a Sánchez en las urnas y rechaza agitar las calles como Vox

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha reclamado este sábado que el voto de castigo al Gobierno de Pedro Sánchez en las elecciones municipales, autonómicas y generales de 2023 se unifique bajo las siglas del PP y ha rechazado la apuesta de Vox por agitar las calles contra el Ejecutivo en protesta por la reforma del delito de sedición y la ley del solo sí es sí. Durante un mitin celebrado en Madrid con más de 2.000 personas ―convocado solo un día antes de una manifestación organizada por la extrema derecha en la madrileña plaza de Colón― el líder de los conservadores ha avanzado la estrategia con la que su partido afrontará los comicios locales y regionales del 28-M (culpar a los barones socialistas de apoyar a Sánchez) y ha dejado claro que se apoyará en la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, de cara a las generales del próximo año. Cualquier cosa, ha venido a decir Feijóo en un encendido discurso, para desalojar de La Moncloa al Gobierno de PSOE y Podemos.

“Este partido que llegó a reunir 11 millones de votos no se va a amedrentar por esta coalición plurinacional”, ha afirmado el líder de los populares. “Convertiremos la indignación de lo que está pasando en votos”, ha seguido. “¿Os imagináis qué podría ser aguantar cuatro años más [de Sánchez en el poder]? ¿Tener al señor Sánchez hasta el año 2028?”, ha preguntado. “No hay ningún voto que no sea para el PP que no le valga a Sánchez. Cualquier voto, a cualquier otra formación política, Sánchez lo celebrará”, ha diagnosticado. “Si no nos unimos, van a seguir gobernando los sanchistas, los independentistas y los separatistas”, ha añadido, recordando que esa fue la fórmula que lo llevó a sus cuatro mayorías absolutas en Galicia. “¡Nuestro objetivo no es llenar las calles…!, ¡es llenar las urnas!”.

Inmediatamente, ha retumbado el grito de protesta de una espectadora: “¡Y las calles también!”. Un instante que refleja los retos de Feijóo como líder. Rodeado por un ala dura que le reclama más dureza contra el presidente del Gobierno, y apremiado por la competencia de Vox, desde el principio del acto el político gallego ha recibido señales de que la jornada exigía que se arremangara y empleara su tono más duro.

El mitin se ha celebrado en un viejo templo del baloncesto capitalino, el polideportivo Antonio Magariños. Aprovechando el escenario, el PP ha utilizado a un presentador que ha acompañado a la llegada de sus primeros espadas, igual que lo hacen los speakers profesionales con los jugadores. Para el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, ha dejado una referencia que retrotrae a la Guerra Civil: “[Con él] ERC y Bildu, a Madrid no pasarán”. Para Díaz Ayuso ha reservado la descripción propia de una heroína: “Su nombre atemoriza a la izquierda en toda España. ¡Sanchismo o libertad!”. Y para Feijóo, una descripción de su hoja de servicios: “No sabe hacer otra cosa que ganar a las elecciones [por sus cuatro mayorías absolutas en Galicia]. Ya desterró a los independentistas. Y va a volver a hacerlo”

A cada llegada se cimbrean en el aire las banderas de España y del PP. Estallan las ovaciones. La más larga y sentida, cuando se loa a la Guardia Civil. El PP ha puesto toda la carne en el asador. No solo ha querido contraponer su modelo al del PSOE, como explica uno de sus estrategas antes de la cita. También ha apostado por lanzar a Feijóo a toda costa, y empezar a luchar en noviembre las municipales y autonómicas de mayo de 2023, primera etapa de un maratón electoral que culminará con las generales. Así, se ha visto la versión más encendida del político gallego, que ha cerrado su intervención a coro con el público.

“Entre impuestos y familias, familias”, ha empezado. “Ente indultos y cumplir la palabra, cumplir la palabra. Entre sedición y unidad, unidad. Entre incompetencia y jueces, jueces. Entre soberbia y servicio público, servicio público”, ha seguido. Y, en referencia a los socios gubernamentales y parlamentarios de Sánchez, ha terminado: “Entre Podemos y dignidad, dignidad. Entre ERC y la Constitución, la Constitución. Entre Bildu y la Guardia Civil, la Guardia Civil. Entre este PSOE y el interés general, el interés general. Entre Sánchez y España… España”.

Sin embargo, cualquier descripción empleada por Feijóo contra Sánchez ―”Engaños, arrogancia, autoritarismo… es decir, sanchismo”, ha descrito― se queda corta frente a Ayuso, toda una especialista de la hipérbole. La presidenta de Madrid llega a la cita tras decir en días precedentes que Sánchez “quiere meter al PP en la cárcel”; que apuesta por instaurar una “república federal laica de facto” o que “ha cometido una violación del Estado de derecho” al conseguir una mayoría suficiente en el Congreso para empezar a tramitar la reforma del delito de sedición. Tamañas afirmaciones son apenas el viento que precede al huracán. Porque cuando Ayuso habla este sábado eleva el tono, y acusa al presidente del Gobierno de querer vender España a los independentistas.

“El problema que tenemos se llama Pedro Sánchez”, ha asegurado la líder conservadora. “Madrid es una pieza a batir dentro de ese proceso para vender España”, ha seguido, en una expresión, la de la venta, que no es casual, pues la usa por segunda vez. “Molestamos muchos en ese camino”, ha añadido. Y ha enumerado: “El Rey. La Monarquía. La Guardia Civil. El idioma español. La Constitución. El empleo. Los católicos. La unión de la sociedad. Todo les molesta, porque nos quieren llevar a una república federal laica”.

Con la voz quebrada, Díaz Ayuso no logra levantar a los asistentes de sus asientos. Pero su simple presencia ha contribuido a reflejar el nuevo tiempo con el que el PP intenta dejar atrás su tumultuoso 2022, y afrontar el año electoral de 2023.

El poder es el mejor pegamento en la política. Pero el miedo, el vértigo, la posibilidad de desaparecer, de no ser, también unen. Hace apenas ocho meses, Feijóo, Ayuso y el alcalde de la capital, José Luis Martínez Almeida, que también ha intervenido en el mitin de este sábado, vivían separados por un océano. Los dos políticos madrileños peleaban por controlar el PP regional. El alcalde apoyaba a Pablo Casado, por aquel entonces líder de los conservadores, contra la presidenta autonómica. Y el líder gallego se sentía ajeno a todo ello, dedicado a la Xunta. Tiempo después, los rivales de ayer son los aliados de hoy. Con el PP de abierto en canal durante la guerra civil que tumbó a Casado, nadie se llama a engaño. Hay que unirse para intentar volver a La Moncloa. Y evitar a toda costa otra crisis de ese calado, por mucho que los discursos de Feijóo y Ayuso no siempre rimen. Una combinación que provoca escenas extrañas, como las de este sábado, en las que se abrazan quienes antes se criticaban, y se apoyan quienes tienen ambiciones similares, gracias a un objetivo común: cargar contra Sánchez para llegar a La Moncloa.

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