Preocupación en Madrid por el proyecto de impuesto a las fortunas: “No somos españoles nativos, sino optativos”
Los más acaudalados llevan desde 2011 sin pagar un gravamen a la riqueza en la región de la capital, que aportaría la mayor parte de lo recaudado por la nueva tasa
El inversor millonario Martin Varsavsky tiene un grupo de WhatsApp donde el jueves por la tarde un integrante anunció su despedida: “Qué pena. Nos gustaba mucho este país”. El motivo de ese mensaje era la noticia de un nuevo impuesto a las grandes fortunas, que cayó como un jarro de agua fría en su círculo de amistades. Varsavsky, un argentino de 62 años que se considera un nómada global, tampoco descarta marcharse. “Yo creo que opino por ese grupo de gente que en los últimos 20 años han decidido venir a este gran país y de los que España se ha beneficiado enormemente”, dice en su oficina del Parque Empresarial La Moraleja, al norte de la capital. En la puerta tiene un letrero con el logo de cuatro start ups en las que ha invertido su dinero. “No somos españoles nativos, sino españoles optativos y creo que mucha gente se va a ir”, asegura.
La del jueves fue una tarde de locos para muchos asesores fiscales, que tuvieron que atender llamadas indignadas de sus clientes. Había mucho enfado con el Gobierno de Pedro Sánchez y preocupación por cómo va a verse afectado el bolsillo. Al filo del mediodía, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, había anunciado en rueda de prensa un “impuesto de solidaridad” dirigido a las fortunas con más de tres millones de euros de riqueza en patrimonio.
Madrid es una comunidad donde los ricos no pagan desde 2011 por su patrimonio gracias a una bonificación desde los tiempos de Esperanza Aguirre (2003-2012). El Gobierno de Isabel Díaz Ayuso considera que ese es uno de los atractivos de la región y que este nuevo impuesto es un “invento” igual al que ellos decidieron suprimir. Por eso, la Comunidad de Madrid está estudiando llevar el impuesto al Tribunal Constitucional. Por ahora no se conoce la letra pequeña, pero la Asociación Española de Asesores Fiscales (Aedaf) cree que esta tasa se solapa con el impuesto de patrimonio.
Esas dudas sobre el futuro del tributo han servido a los asesores fiscales para calmar a sus clientes. Constantino Vidal, socio del despacho madrileño Zadal, cuenta que varios de ellos han avanzado que también piensan irse y uno que planeaba hacer el camino inverso desde Colombia, tras ver cómo ganaba las elecciones el izquierdista Gustavo Petro, le ha dicho que “va a poner en standby sus planes”.
Ese tipo de clientes, nómadas como Varsavsky, son cada vez más comunes, dice Vidal: “Es gente que hace ese razonamiento: me puedo mover con facilidad y genero riqueza”. La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, dijo este lunes en un desayuno informativo en Barcelona que de Madrid pueden huir 13.000 contribuyentes. Según precisa una portavoz de la Consejería de Hacienda esa cifra es el total de madrileños con patrimonio mayor de tres millones y, por tanto, son los que se verían obligados a pagar la tasa. Sin embargo, el proyecto del Gobierno central es un impuesto temporal que solo sería exigido en los ejercicios de 2023 y 2024.
Hacienda estima que unos 23.000 contribuyentes en toda España se verían afectados por el nuevo impuesto. Madrid sería la región que aporte la mayor parte de lo recaudado, porque además de tener el mayor número de obligados es donde la riqueza media declarada es más alta. Además, en este territorio no se paga el impuesto sobre el patrimonio, mientras que en las demás los contribuyentes donde sí lo hacían ahora se lo podrán deducir en la aportación que hagan por el nuevo tributo. Es decir, en la práctica se queda sin efecto la bonificación de algunas autonomías de esta tasa y las iguala a todas.
Iraida Domecq, de 53 años, es una pequeña empresaria cultural del centro de la capital, donde desarrolla charlas, cursos y conferencias en un lugar donde también vende muebles, Youtopía. Y teme que le va a tocar pagar. A ella le parece “electoralista” considerar “gran fortuna” tener un patrimonio de más de tres millones. “Este Gobierno está intentando volver a la idea de la lucha de clases, algo pasado, que ya no existe. Y supongo que lo hace para diferenciarse de sus compañeros de coalición. Pero eso ahora mismo no tiene sentido. En lugar de fomentar la pequeña y mediana empresa para que podamos seguir produciendo más y contratar a más gente, nos lo ponen más difícil”, cuenta.
Domecq prefiere no hablar de su patrimonio en concreto, pero tiene las ideas claras. “Hoy en día una persona puede heredar una casa de su abuelo, aunque sea en un barrio que antes se consideraba de clase media, como Argüelles, y ya puede superar esa cantidad. No hace falta tener una casa en La Castellana. Ahora, además, con la llegada de los iberoamericanos que adquieren propiedades a unos precios muy superiores, se han cambiado las reglas del juego”, explica Domecq, que lamenta que “es una pena que este tipo de iniciativas provoque que las grandes fortunas muevan ficha hacia lugares o países con una menor presión fiscal, como Portugal, y que la clase media sea penalizada por esta medida electoralista”.
La asociación de fiscalistas Aedaf alerta precisamente de ese efecto. Los asesores fiscales han notado cómo cada vez es mayor el número de ricos que deciden moverse de un país a otro, o de una región a otra, teniendo en cuenta precisamente la fiscalidad. “España es un país privilegiado por su calidad de vida, pero tenemos Portugal al lado y cada vez vemos más gente que habla de irse allí para pagar menos”, dice la presidenta de Aedaf, Stella Raventós Calvo.
El Gobierno central busca precisamente luchar contra esa tendencia a la competencia fiscal entre regiones de España. Además de Madrid, también bonifican el impuesto de patrimonio Andalucía (al 100%) y Galicia (50%). A nivel internacional esa competición por atraer fortunas ha llevado a muchos países a suprimir el impuesto de patrimonio. Solo otros dos países de la OCDE lo mantienen: Noruega y Suiza, según la Tax Foundation, un think tank estadounidense. Aunque países como Francia, Italia o Bélgica también cobran algún tipo de gravamen a la riqueza.
Sin embargo, no está claro el impacto que tiene el impuesto de patrimonio en los movimientos de los ricos. Algunos estudios han mostrado que tras la bonificación de 2011 en Madrid no ha subido tanto el número de grandes fortunas como en otras regiones donde no hay exención, como Baleares, Valencia o Aragón. Otros análisis apuntan a que sí crece más ese grupo desde esa fecha.
Es raro escuchar a ricos a favor de los impuestos, pero cada vez que uno lo dice gana la atención mediática. El influencer Ibai Llanos o el presentador de televisión Jorge Javier Vázquez se han pronunciado en el pasado. Esta vez lo ha hecho el presentador Risto Mejide en un tuit este sábado en el que aseguró estar feliz de que le subieran los impuestos para “arrimar el hombro”. Los llamados a subir impuestos a los ricos también proceden de instituciones internacionales. La semana pasada lo reclamó el economista jefe del Banco Central Europeo, Philip Lane.
Varsavsky avisa de que España tiene mucho que perder ahuyentando a los millonarios nómadas. Él, fundador de Jazztel y otras empresas tecnológicas, ha vivido en la última década en Alemania, Estados Unidos y España. Nunca había tenido en cuenta los impuestos a la hora de mudarse, pero asegura que ahora lo pensará. “Entre 2014 y 2018 tributé en Estados Unidos porque me fui a montar una cadena de clínicas de fertilidad, Prelude. Desde que me vine, las rentas que he generado en EE UU, el 70% de mis ingresos, están tributando en España, que se está beneficiando por ello”, dice Varsavsky. “Los que hacen estas leyes piensan en el heredero rico que no hace nada y no en gente como yo”.
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