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La izquierda de Madrid intenta rearmarse para hacer frente a Díaz Ayuso

Más Madrid, PSOE y Podemos sufren el tirón de la líder del PP, planean pactos y cambios tácticos, y están pendientes de Andalucía y del futuro de Yolanda Díaz

Juan José Mateo
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, se abraza con la portavoz de Más Madrid en la Asamblea, Mónica García.
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, se abraza con la portavoz de Más Madrid en la Asamblea, Mónica García.Eduardo Parra (Europa Press)

Aún retumba la bronca de Isabel Díaz Ayuso a Mónica García, la líder de Más Madrid (“Hace terapia conmigo”), y a Juan Lobato, el del PSOE (“viene de la mano con su padre a llorar a la Asamblea”), cuando un veterano político empieza a diseccionar los males que aquejan a la izquierda madrileña mientras se prepara para salir del Parlamento. Está, dice este jueves, el momento dulce de la presidenta, a la que no parecen afectar los escándalos. Se suma, añade, que la líder de Más Madrid esté en periodo de adaptación (se dio a conocer con su fiscalización de la pandemia, que ya no copa los titulares); que el PSOE tenga un portavoz recién llegado (Lobato, en el cargo desde octubre); o que la salida de Pablo Iglesias dejara sin su cabeza de cartel a Podemos. Y el remate, se apena, es la posibilidad de que la propuesta para una única lista a las elecciones de 2023 retrate la división de la izquierda: la idea fracasó en 2015, en 2019, y en 2021, y probablemente lo haga de nuevo.

“Madrid está contaminado por la política nacional, lo que hace que cualquier presidente lo tenga muy fácil para intentar polemizar contra el Gobierno de España y que eso genere un blindaje partidista: la rendición de cuentas no se focaliza en su gestión, sino en el clima político nacional”, analiza el politólogo Pablo Simón sobre las dificultades que encuentra la izquierda para que las polémicas regionales penalicen a Díaz Ayuso, y para que sus propuestas trasciendan. “Además, en este ciclo político, el desgaste está más por la izquierda que por la derecha”, añade. “En general, la situación se ha estancado”, subraya sobre las encuestas. “Consolidar liderazgos alternativos lleva tiempo, y la identificación que trata de hacer Ayuso de Mónica García como su Némesis obedece a que quiere orillar al PSOE, probablemente porque considera que puede radicalizar más la percepción que se tiene de García para que el votante moderado se vaya al PP antes que al PSOE”, argumenta. “Ahora mismo, (de cara a las elecciones de 2023) Madrid es uno de los bastiones más seguros para la derecha, el momento de potencial cambio político fue 2015-2019, y hay que mirar más a las posiciones que se tomen de cara a las elecciones de 2027″.

La búsqueda de soluciones somete a los estrategas de la izquierda a una mezcla contradictoria de ilusión y vértigo: el PP gobierna la región desde 1995, y sus predecesores ya apuraron muchas hipotéticas soluciones. En paralelo, estos dirigentes se preparan para observar cada segundo de la cuenta atrás hasta las elecciones municipales y autonómicas de 2023, que estará jalonada de hitos que pueden alterar todas las posiciones.

Así, los comicios de Andalucía (19 de junio) radiografiarán el peso electoral actual de cada uno y espolearán el debate del frente unitario en función del resultado que obtenga Vox. Las decisiones que tome sobre su futuro político la vicepresidenta Yolanda Díaz también tendrán sus efectos en Madrid. Que en esta ocasión haya que articular también candidaturas municipales llenará de tensión a los partidos. Y, en el entretanto, deberán resolver la propuesta de una lista única o frente amplio de la izquierda, que nace prácticamente muerta.

“Hace un año ya lo propusimos para las elecciones del 4-M, y quizás por los tiempos y la situación no fue posible”, recuerda Carolina Alonso, una de las portavoces de Podemos en la Asamblea, que ha recuperado ahora el proyecto que entonces lanzó Iglesias. “La realidad es que a día de hoy los resultados que arrojan las encuestas son muy similares a los de aquel 4-M”, apunta. “Si no se provoca un revulsivo que cambie ese escenario, todo apunta a que tendremos otros cuatro años más de recortes y corrupción con el Partido Popular en el poder”, apuesta.

Juan Lobato PSOE M
El secretario general del PSOE-M, Juan Lobato, durante la ceremonia del Dos de Mayo.Eduardo Parra (Europa Press)

Pero el PSOE no se da por aludido. Más Madrid, tampoco. Y eso restringe las posibilidades de acuerdo a Podemos, Izquierda Unida y los Anticapitalistas: casi los mismos que ya pactaron en 2019 y 2021, escarmentados de lo ocurrido en 2015, cuando los 132.000 votos que recibió Izquierda Unida se quedaron en nada (no alcanzó el 5% de sufragios necesarios para tener representación en la Asamblea), lo que favoreció que gobernara Cristina Cifuentes.

Entonces, si no hay alianza, ¿qué debe hacer la izquierda para descifrar el jeroglífico de Díaz Ayuso, el sol alrededor del que gira la política regional, tan deslumbrante como para haber logrado hace un año más escaños que toda la izquierda junta, y tan hiperactiva como para dificultar que trascienda la labor de la oposición?

“Tenemos que aterrizar la política, recuperarla, que nos la están robando: hablar de cosas normales, concretas, de lo cotidiano, de lo que ocurre dentro de la Comunidad”, diagnostica García, la líder de la oposición. “Tenemos que poder poner ejemplos, mostrar un horizonte deseable a una comunidad que lleva atrapada en la rueda neoliberal desde hace 20 años”, sigue. “Ayuso utiliza la Cámara como herramienta de confrontación, hace fea la política, y eso enturbia la Asamblea, impide que saquemos leyes, que haya ponencias, que haya posibilidad de enmendar los Presupuestos, aunque solo sea para el centro de salud de la calle Alameda”, se queja sobre el férreo control que ejerce el PP de los resortes del Parlamento. Y remata: “Es la estrategia de la antipolítica”.

“Hay que hacer las cosas muy accesibles, comprensibles y manejables, pero luchamos contra el hecho de que nosotros intentamos convencer, y ella hace propaganda”, amplía Sol Sánchez, diputada de IU integrada en el grupo parlamentario de Podemos.

Carolina Alonso y Alejandra Jacinto, portavoces de Podemos en la Asamblea.
Carolina Alonso y Alejandra Jacinto, portavoces de Podemos en la Asamblea. Alberto Ortega (Europa Press)

“Ayuso tiene una estrategia basada en la distracción permanente, en tratar de generar el titular, el bulo del día, para que no se hable de su gestión, y concretamente de la ausencia de gestión”, opina Lobato, el líder de los socialistas madrileños y posible candidato a la presidencia en mayo de 2023. “Nuestro trabajo es explicar que más que un gobierno tiene un programa de televisión, que no gestiona nada y busca audiencia”, añade. “Ahora lo que hace falta es que seamos capaces de movilizar a mucha gente que votó al PP por la situación extraordinaria de la pandemia, pero que luego han visto que la vida en Madrid y los servicios públicos están en claro deterioro”, continúa. Y remata: “Hace un año, con el resultado que hubo y el impacto mediático del 4-M, el PP esperaba estar hoy en mayoría absoluta, lo que no se ha producido. Han tocado techo”.

Lobato llegó a la secretaría general del PSOE regional en octubre y como un absoluto desconocido. Medio año después, todo ha cambiado gracias al maratón que protagoniza por la región, y a los careos semanales con Díaz Ayuso en la Asamblea: es el líder más valorado de la oposición (4,3) y le conoce el 79% de los encuestados por Sigma 2 para El Mundo.

No tiene, sin embargo, asegurado ser el candidato, pues el PSOE lo elige en primarias. Lo mismo ocurre con los líderes de Más Madrid y Podemos. Un factor de incertidumbre que favorece a Díaz Ayuso, aspirante sin discusión en el PP, y que también dificulta el rearme de la izquierda: la cuenta atrás para las elecciones municipales y autonómicas de 2023 ya ha comenzado, y no espera a nadie.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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