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Crecerán los árboles en la muralla cristiana

El Ayuntamiento de Madrid ajardinará y abrirá al público un solar sin edificar que contiene restos de las defensas medievales

Muralla Cristiana de Madrid
Solar con los restos de la Muralla Cristiana de Madrid en la calle de Escalinata.KIKE PARA
Miguel Ezquiaga

La ciudad se perfila con la tinta indeleble de la historia. Un trazo que puede alargarse, sufrir discontinuidades, acaso ocultarse bajo las sucesivas capas del tiempo, pero nunca desaparecer por completo. Terminará sobresaliendo entre la piedra más reciente o el cemento, como sucedió allá por 1988 en la calle de la Escalinata, en el distrito Centro de la capital, cuando el derribo de dos inmuebles dejó a la vista un lienzo medieval. Se trataba de los restos de la muralla cristiana, edificada entre los siglos XI y XII tras el avance de la repoblación. El hallazgo truncó los planes de la propiedad, que pasó de proyectar un bloque de viviendas exclusivas a contraer el deber jurídico de custodiar los inesperados restos. Hasta hoy, cuando se anuncian cambios en la titularidad de la parcela, en desuso y vandalizada desde aquellos días.

La Dirección General del Patrimonio Cultural del Consistorio y el Área de Desarrollo Urbano redactan un plan parcial para calificar este solar como zona verde de uso público. Ambos organismos estudian qué fórmula jurídica amparará el cambio en la propiedad, para dar curso al expediente a mediados de año. Tras su aprobación inicial y posterior exposición pública, deberá pasar a manos de la Comunidad, organismo encargado de la resolución definitiva. Apunta un portavoz municipal que el objetivo es “poner en valor los restos amurallados existentes mediante su liberación de las edificaciones que les afectan”. No solo favorecerá al terreno ubicado en la calle de la Escalinata, sino a otras parcelas que el Ayuntamiento aún no ha desvelado.

El Madrid de los Austrias

Todas se hallan en rededor de los Austrias, por donde discurrieron las defensas medievales hasta el siglo XVI, cuando comenzó a establecerse un perímetro más acorde con la expansión urbana, la Cerca de Felipe II. Antes debió levantarse en la esquina suroeste del actual Teatro Real la Puerta de Balnadú, similar a la Puerta del Vino de la Alhambra, según describe el cronista Ramón Mesonero Romanos. Los restos de ese acceso emergieron durante unos trabajos en el metro de Ópera, mientras que otra sección del intramuros apareció años después bajo el restaurante Foster’s Hollywood de la plaza de Isabel II. Inserto en esta pared se conserva todavía hoy un arco de medio punto que comunica con su gemelo en la calle de la Escalinata. El hecho parece indicar que la vieja muralla fue utilizada a lo largo de los siglos como medianería entre comunidades de vecinos; sustancioso ahorro en tiempos de estrecheces.

El curso del plan parcial de la fortificación cristiana ha estado jalonado de obstáculos, sobre todo de propietarios. Las negociaciones con los vecinos ya se habían colocado en el centro de una ordenación anterior, aprobada en 2009 y que destinó a nuevos equipamientos y zonas verdes seis parcelas municipales y cinco privadas, adquiridas después por el Consistorio. Algunas de ellas se habían utilizado hasta entonces como zona de paso o aparcamiento de vehículos —como la Cuesta de Ramón número 5, agregada después al conjunto del Parque del Emir Mohamed I— y otras albergaban usos industriales incompatibles con el carácter histórico del enclave. También se contaban los terrenos residuales, de dimensiones demasiado estrechas —Cava Baja, 20— para la edificación residencial.

La intervención se ha ido desarrollando en varios ejercicios presupuestarios hasta 2016. Además del solar de la Escalinata, quedaron fuera del plan otros dos terrenos privados en la cuesta de Ramón y la calle del Espejo. El viento pule en el primero los vestigios de la muralla islámica, en concreto de su cara exterior, zona de huertas y arroyos como el de San Pedro. Los indicios de una edificación contemporánea se entreveran en el segundo con las defensas históricas. Hace ya más de un año que se preguntó por última vez en Cibeles acerca del futuro de estos solares vacíos. Fue la socialista Mar Espinar, actual portavoz del grupo, quien denunció pintadas y vandalismo durante una sesión de la comisión de Cultura. Contestó Luis Lafuente, director general de Patrimonio Cultural, que los daños se estaban subsanando. Y desveló sus intenciones: “Creemos que lo mejor es que pasen a manos del Ayuntamiento para su protección y puesta en valor”. Así será.

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Sobre la firma

Miguel Ezquiaga
Es redactor en la mesa web de EL PAÍS. Antes pasó por Cultura, la unidad de edición del diario impreso y ejerció como reportero en Local. Su labor informativa ha sido reconocida con el Premio Injuve de Periodismo, que otorga el Ministerio de Juventud. Cada martes envía el boletín sobre Madrid.

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