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La precariedad laboral sabotea el amor de dos exiliados en ‘Helsinki’

Las consecuencias de la crisis económica, cultural y ética en España ponen a prueba a una pareja que augura quererse para siempre

Mariona Tena y Pablo Castañón durante el ensayo de la obra de teatro 'Helsinki' en la sala La imaginaria en Madrid.
Mariona Tena y Pablo Castañón durante el ensayo de la obra de teatro 'Helsinki' en la sala La imaginaria en Madrid.Jaime Villanueva
Patricia Segura

Una enorme pantalla traslada a la pareja a las frías calles de Helsinki. Las imágenes, grabadas originalmente en la ciudad, proyectan una calle con tejados de pizarra bajo un cielo nubloso y oscuro. En las sillas de cristal se sientan Ana y Marcos. La pareja ha recorrido casi 4.000 kilómetros en busca de nuevas oportunidades en la capital finlandesa. La precariedad laboral en España pone a prueba su amor, repleto de adversidades que intentan superar. La obra, bajo la dirección de la asturiana Olaya Pazos, se estrena el próximo 19 de noviembre en los Teatros Luchana de Madrid.

Ana y Marcos se complementan. Ella es metódica y precisa. Él, irónico y talentoso. Ambos tienen 40 años. La protagonista coloca sus libros sobre la mesa. Se recoge el pelo y se acomoda las gafas. “¡Me lo han dado!”, grita eufórico Marcos al entrar por la puerta. El periodista ha conseguido un trabajo en una tienda de electrodomésticos. Ambos lo celebran y se ríen de su nivel de inglés. Pero, la complicidad entre los enamorados podría llegar a su fin.

Tras buscar, sin éxito, oportunidades laborales en España, la microbióloga ha obtenido una beca de tres años en un grupo de investigación de una compañía internacional en Finlandia. Su compañero, que lleva ocho meses en el paro, decide acompañarla en su andadura y aprovecha para escribir una novela que tiene en mente desde hace tiempo. “Son dos personas que, por culpa de las imposibilidades del país en el que viven, se ven obligados a crear una nueva vida fuera de él”, explica Mariona Tena, la actriz que interpreta a Ana.

Las consecuencias de la crisis económica, cultural y ética atraviesan la intimidad de una pareja que augura quererse para siempre. Los protagonistas se ven envueltos en una sociedad individualista y gélida. El diálogo, tan corriente como pasional, destapa los sacrificios de esta sólida relación. Los enamorados se exilian con la esperanza de encontrar un futuro mejor. Pero, la ilusión se desvanece poco a poco.

La función fusiona la comedia con el drama para traslucir la emigración de profesionales y científicos con formación académica universitaria de nuestro país, conocida como “fuga de cerebros”. Su creador, David Barreiro, se inspira en la generación de entre los 30 y 40 años, que define como postadolescentes: “Vivimos relaciones líquidas porque sufrimos una inestabilidad permanente que se convierte en precariedad laboral y crisis económica”.

Ensayo de la obra de teatro 'Helsinki' en la sala La imaginaria en Madrid.
Ensayo de la obra de teatro 'Helsinki' en la sala La imaginaria en Madrid. Jaime Villanueva
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El momento idílico en el que deciden irse a otro país transcurre en el tiempo hasta que aparecen pequeños cismas entre la pareja. “La historia me ha hecho ser consciente de cómo lo social y laboral puede afectar a lo individual y personal”, confiesa Pablo Castañón, que hace de Marcos, durante el ensayo del equipo en la sala La Imaginaria en el barrio de Lavapiés.

La ciudad nórdica se presenta como un epítome de la historia de amor de la pareja, que deja en manos del destino su vida personal y profesional. El frío y el orden del paisaje transforma a los personajes de manera diferente. El bienestar llega instantáneamente para Ana. Marcos, en cambio, se siente un inadaptado.

“Ya te llamaremos, me decían en España”, recuerda nostálgico. Marcos se queja de que todo el día está encerrado en casa. “No hay nada bueno que leer”, refiriéndose a su novela a la que ha titulado Virginia. Ana le consuela. Y se funden en un cariñoso beso mientras se abrazan.

La sensibilidad de las composiciones del dúo asturiano Galgo y el músico José Luis Bergia emite paisajes sonoros que trasladan al espectador al corazón de los protagonistas. La puesta en escena, los colores, las fotografías y las luces tenues tejen momentos agridulces a través de la sensorialidad.

Helsinki es la segunda obra de la trilogía del dramaturgo. La primera ciudad fue Roma – galardonada con el Premio de Teatro Ciudad de Requena – donde los protagonistas sufrían el apagón paulatino de la llama de su relación durante la burbuja económica. Y la tercera será Madrid, una ciudad donde sobrevivir al precio los alquileres es cada vez más complicado. Todas son historias de amor en un contexto difícil desde el punto de vista social. “Nadie quiere venir a Helsinki en Semana Santa”, concluye Marcos.

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