Un payaso histriónico y un pillo gracioso

“Siempre estoy buscando el trampolín más alto por el que saltar”, asume el humorista Carlos Latre (Castellón, 1979), conocido como “el hombre de las mil caras”, que se atreve con todo. El imitador se estrena en el mundo musical con Golfus de Roma, una comedia circense dirigida por Daniel Anglès, representada en el Teatro La Latina hasta el 31 de octubre. El cómico revela que, gracias a su personaje, Pseudolus (mentiroso en griego), ha recuperado dos figuras que tenía totalmente olvidadas: al pillo liante, gracioso y divertido, y al payaso histriónico de gestos y miradas exageradas. “Yo era muy payaso de pequeño, pero lo perdí”, confiesa el actor.

Latre vuelve a ser el niño inquieto y travieso que era durante su infancia en Tarragona. Esta vez, dentro del cuerpo de un esclavo locuaz y desvergonzado que ayuda a su joven amo (Eros) a conseguir el amor de una cortesana (Philia), comprada por un capitán, para conseguir su libertad. “Pseudolus tiene rasgos de Latre que yo no enseño”, confiesa el cómico. El humorista recupera a su niño interior a través del protagonista, que miente constantemente para conseguir su libertad. “Yo he sido muy mentiroso. Ahora ya no. Ahora soy listo”, comenta entre risas.

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El actor cambia la gorguera blanca que lleva en escena por una americana azul para tomarse un té blanco en el hotel Mandarín Oriental Ritz. Se mira al espejo y se coloca el pelo. Él mismo se define como una persona autoexigente y puntillista, además de muy observador. De hecho, una de las mayores dificultades que tiene en el escenario es abstraerse de los comentarios del público durante la trama.

Se abre el telón. La voz omnipresente del inconfundible Latre da la bienvenida a los espectadores. Empieza la gran fiesta. El escenario se ilumina con luces de colores. Los payasos y los protagonistas, vestidos con togas y túnicas, recorren el auditorio al son de violines, trompetas y tambores. La canción principal del espectáculo, Comedy Tonight, es una declaración de intenciones.

La obra musical del compositor neoyorquino Stephen Sondheim se estrenó en 1962 en Broadway. La última versión de la obra en español fue en 1993 bajo la dirección de Mario Gas y protagonizada por Javier Gurruchaga. Casi tres décadas después, regresa con guiños a la actualidad: lenguaje inclusivo, pandemias o feminismo. El libreto cuenta la historia de esclavos y cortesanas, aunque según Latre “es una manera de expresar todo lo contrario” a través de la sátira. La obra se inspira en las comedias romanas de Plauto y añade elementos propios del mundo de los payasos, que “lo hace mucho más colorista y divertido”, según el actor.

Su primer debut fue en julio en la presentación de la obra en el teatro romano del Festival de Teatro Clásico de Mérida. El elenco está formado por Diego Molero, Eva Diago, Eloi Gómez, Frank Capdet, Meritxell Duró y Ana San Martín, entre otros. Según Latre, las bromas entre ellos no cesan entre bastidores.

El recién llegado a los musicales no pierde su esencia. Latre no olvida a los más de 600 personajes que le han acompañado durante sus veinticinco años de carrera profesional. Matías Prats, Esperanza Gracia y Boris Izaguirre, entre otros, aparecen por sorpresa en el escenario. Cuando Daniel Anglès le propuso añadir estos guiños al guion, el cómico pensó que la gente diría: “Ya está Latre metiendo sus vocecitas”, confiesa el artista. Pero, la pluralidad de registros de su personaje acompaña a que los chascarrillos del humorista encajen en la escena. El protagonista se hace pasar por otros personajes incluso de la propia historia.

El espectáculo es multidisciplinar. Los músicos no se sitúan en el foso de orquesta, como es habitual en este tipo de representaciones. Los 22 artistas interpretan, cantan, bailan y tocan los instrumentos a la vez. El teatro se convierte en un jolgorio, repleto de colores y mucho movimiento. Una obra que encaja a la perfección con la trayectoria polifacética del artista. “Yo empecé muy joven en un programa de primer nivel, pero con muchísima competencia y eso me hizo ser como Mowgli en medio de la selva”, confiesa.

Latre acumula una larga lista de experiencias en radio, teatro, televisión y cine. En 1996, empezó a trabajar en la SER Tarragona y con solo 19 años saltó a la fama en Crónicas Marcianas, uno de los programas más longevos de la televisión española. Seis años después, Latre se lanzó a producir la serie española El mundo de Chema. Pero, su acogida no fue la esperada: “Esta profesión te da muchas alegrías, pero también muchos bofetones que te enseñan mucho”.

Aunque asegura seguir siendo igual de “osado”, el imitador explica que la oportunidad le ha llegado en un momento más maduro, sereno y tranquilo que nunca: “La pandemia ha sido como una parada en boxes para mí”. El reposo le ha enseñado a ser positivo y dejar los reproches a un lado: “Ahora vivo el presente y disfruto de lo que tengo”.

Para su director, Daniel Anglès, no había alternativa. El espectáculo requería una persona que fuera más que un actor: “Necesitaba a alguien que tuviera la capacidad de tener una relación con el público más allá del personaje que interpreta y con un catálogo enorme de recursos cómicos”. Esa persona era sin duda Carlos Latre, al que el catalán compara con el humorista estadounidense Nathan Lane, que interpretó el mismo papel en 1996 en Broadway. La obra también se estrenó en la gran pantalla con el título A funny thing happened on the way to the forum, dirigida por Richard Lester en 1966.

La química entre el director y el artista es indiscutible. “Carlos es uno más de la compañía. Es una persona muy generosa, muy inquieta y con muchas ganas de aprender”, asegura Anglès. Latre se enfrenta a un nuevo reto. Acostumbrado a actuar en solitario durante sus monólogos, el autodidacta aparece rodeado de sus compañeros en el escenario. Además de su intuición para conectar con el público, el director destaca su gran liderazgo: “Él mantiene el alma del espíritu. Cada día da un discurso motivador antes de empezar a sus compañeros y mantiene al grupo cohesionado”. Esta es una de las características que comparte con Pseudolus, que tiene la habilidad de influir en el comportamiento de los demás personajes gracias a su desbordante carisma y descaro. Sin embargo, Latre no se siente así: “Me siento el novato”.

Cuándo: Del 9 de septiembre al 31 de octubre. Dónde: Teatro La Latina. Miércoles y jueves a las 20.30, viernes y sábados a las 17.30 o 21.00, y domingos a las 20:00. Precio: desde 31 euros.

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