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Las mil caras de Carlos Latre, el humorista al que los famosos reclaman una imitación

Los miembros del Gobierno le felicitan y el alcalde de Madrid le pidió que le representara. Ahora, tras cinco años de silencio, regresa al escenario con polémica incluida

El humorista Carlos Latre, en el teatro Coliseum de Barcelona el jueves.
El humorista Carlos Latre, en el teatro Coliseum de Barcelona el jueves.MASSIMILIANO MINOCRI

Uno de los grandes protagonistas del panorama político durante la crisis sanitaria del coronavirus ha sido Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias. Nada más verle comparecer en televisión, con esa voz rasgada tan peculiar, Carlos Latre (Castellón de la Plana, 1979) pensó: “Oh, aquí hay personaje. Este es fácil”. Y así nació una de las últimas imitaciones del humorista que ha incorporado recientemente a su nómina, en la que también se encuentran los ministros Salvador Illa y Fernando Grande-Marlaska, además de José Luis Martínez-Almeida, alcalde de Madrid, este último a petición propia: “Tuvimos la oportunidad de coincidir en un acto y me dijo: ‘Bueno, ¿qué pasa? A ver cuándo me sacas’. Y le contesté: ‘No se preocupe, alcalde, que dentro de poco está ahí”.

Quien se le está resistiendo algo más es Isabel Díaz Ayuso, la presidenta de la Comunidad de Madrid. “Es muy complicada porque al final yo tengo una voz más bien grave y las mujeres se me dan un poquito peor. Pero a mí me encantaría hacerla”, explica el también actor y presentador. Tampoco le resultó sencillo ponerse en la piel de María Jesús Montero, ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno, pero “se trata de echarle horas, de ponerte delante del espejo, de grabarte, de verte y de sacarlo”.

Sin embargo, este último personaje no ha tenido la acogida esperada. Hace unas semanas comenzaron a llegarle multitud de mensajes a través de Twitter que le recriminaban por mofarse del acento andaluz de la socialista. “Yo me limito a imitar o a intentar imitar cómo habla esta señora, nada más. No hay por mi parte ninguna voluntad de ridiculizar ningún acento”, aclara Latre a EL PAÍS, y zanja el tema opinando que no hay ninguna polémica. Eso sí, reconoce que vivimos en una época de bienquedismo: “Se ha politizado todo demasiado y al final tenemos que ver que somos humoristas, que tenemos que hacer el retrato de lo que pasa a diario. Creo que se tiene que tomar el humor, las imitaciones o los chistes con buena fe”. Mientras parte del público se ofende con su trabajo, nunca ha tenido ningún problema con las personas a las que imita. De hecho, recibe incluso felicitaciones, las últimas de miembros del Ejecutivo como la vicrepresidenta Carmen Calvo o el ministro José Luis Ábalos. Por el momento, Montero no le ha dicho nada pero el humorista está convencido de que “es una señora inteligente y con sentido del humor” para apreciar su parodia.

Algunos de estos personajes se encuentran en su último espectáculo, One man show, que estos días representa en el Teatre Coliseum de Barcelona. Latre se muestra encantado con estar de nuevo sobre las tablas y además con un público con más ganas de reír que antes de la pandemia. Reconoce que “económicamente casi no sale a cuenta”, pues el aforo del teatro, de más de 1.600 plazas, está limitado ahora a 500. Pero siente el compromiso de cumplir con su obligación: “Ahora mismo hacer reír no es un placer, también es un deber. Creo que hay que ser valiente y en estas circunstancias hay que estar encima del escenario”.

Entre espectáculo y espectáculo suele dejar un intervalo de dos o tres años. Pero en esta ocasión han pasado hasta cinco. La multitud de proyectos en los que está inmerso desbordan completamente su agenda y no quiere añadir más carga de trabajo porque le gusta concentrarse al cien por cien en lo que hace. Actualmente es jurado en el programa Tu cara me suena, colaborador en El hormiguero e interviene habitualmente en Onda Cero, entre otras actividades. El año pasado viajó a Estados Unidos para trabajar en el concurso de talentos The World’s Best, de la cadena CBS, donde conoció a celebridades como James Corden y Drew Barrymore. Una experiencia internacional que no descarta repetir ya sea, por ejemplo, llevando uno de sus espectáculos allí.

Estar donde ha llegado no ha sido un camino fácil pero, como dice él mismo, “benditos baches” que le descubrieron un mundo más allá de la televisión. Comenzó en radio y con solo 19 años saltó a la fama gracias a que Xavier Sardà le fichó para Crónicas marcianas. Aquel éxito terminó en 2005 y se lanzó a la aventura como productor del programa El mundo de Chema, un proyecto que, como ha contado en otras ocasiones, lo arruinó. No obstante, la perseverancia, la dedicación, el esfuerzo y la pasión por su trabajo le ayudaron a levantar cabeza y a continuar luchando “porque la oportunidad al final va a llegar”.

Sigue teniendo la misma ilusión y la misma curiosidad que hace 20 años, pero admite que ahora es más ordenado y meticuloso, sobre todo gracias al equipo que hay detrás de él. Ellos le han convertido en el mejor imitador de España, aunque a Latre no le gustan demasiado las etiquetas: “Hay muchos imitadores buenísimos en este país. España es un país muy etiquetador y yo tengo claro que soy el imitador. Lo que a mí me gustaría es ser un tipo multidisciplinar, que bebe de muchas fuentes, que hace de todo pero lo hace con honestidad”.

En sus espectáculos no solo hay imitaciones, también están las canciones, los bailes, las luces… Y para ello requiere de la ayuda de su equipo de Producciones Ertal, empresa que fundó en 2001 y en la que también trabaja su esposa, Yolanda Marcos, como productora ejecutiva. El matrimonio estuvo casado 11 años, se separaron y retomaron su relación en 2017. Tienen una hija, Candela, de 14 años, de la que su padre habla maravillas: “Tiene genes Latre, pero no es tan gamberra. Yo sacaba muy buenas notas también como ella, pero luego ya me torcí un poco”. A la joven le encanta el mundo del espectáculo, sobre todo el teatro musical, y ya está aprendiendo para ello siguiendo los consejos de su padre.

Para Latre es muy importante la formación y siempre ha pensado que en España, con una gran tradición de humoristas, hacía falta una escuela para las nuevas generaciones de cómicos. Lleva años dejando entrever sus intenciones de llevar a cabo esa idea y parece que está más cerca de hacerla realidad: “Estamos muy por la labor de ser los primeros en hacer un gran centro profesional de la comedia y dentro de muy poco, por no decir casi ya, vamos a dar el paso y lo vamos a anunciar”. Pero el hombre de las mil caras no puede revelar mucho más.

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